Israel Higuera
Efectivamente, Chávez sigue siendo noticia. Siempre lo es. Es realmente interesante el volumen de información que nos llega desde Venezuela diariamente a travér de los más importantes periódicos españoles. La forma de gobernar de su presidente hace escandalizar a toda la prensa a este lado del Atlántico, que da buena cuenta de cada cambio en las políticas del país bolivariano. Y cada nueva noticia se presenta como un nuevo disparate, desaguisado o simplementa barbaridad ejecutada desde las mismas manos de Hugo Chávez. Una cosa está clara: a los medios españoles no les gustan las medidas socialistas y todo lo que sea democratizar la sociedad, combatir la desigualdad y luchar contra las injusticias provocadas por el sistema económico y financiero global les parece un acto del demonio.
Y si no se lo parece, al menos intentan que así lo piense el ciudadano de a pie. Las referencias al socialismo del siglo XXI no paran de salir a la luz, y casi siempre para dejar mal parado a Chávez, en el que se personifica todo lo que ocurre en Venezuela. Es curioso que si se pregunta, nadie es consciente de que en países como Arabia Saudí, que por cierto es una monarquía absolutista (léase dictadura) cortada por un patrón que pasó de moda hace trescientos años, existe la pena de muerte, las mujeres apenas tienen derechos y los trabajadores prácticamente no tienen otro que cobrar lo que se les quiera pagar por su trabajo. Sin embargo, probablemente la mayoría estará de acuerdo en que Hugo Chávez es un dictador y un tirano, y tendrán páginas y páginas de prensa que les darán la razón aunque sea mentira.
Hoy toca criticar a Chávez porque está poniendo restricciones en la bolsa, concretamente en lo que respecta a los tipos de cambio. No importa que el sistema capitalista haya llevado a la mayoría de los países pudientes a una de las mayores crisis de los últimos cien años, y no parece importar que sean los resquicios del mercado de las finanzas los responsables del desbarajuste económico que llevamos ya dos años sufriendo, disponiendo una reglas del juego que no sólo permitían sino que fomentaban la especulación. Nada de eso se puede criticar, porque es intocable. Es un dogma. Y Chávez ataca ese dogma, y no se puede permitir.
La pelota, al contrario de lo que nos quieren hacer creer, no está ahora en el tejado de Hugo Chávez. Lo que hoy está herido y con la cara en la lona es el sistema capitalista. Han salido ya los banderilleros y el picador, y es ahora cuando Chávez tiene en su mano dar la estocada final.
El sistema tiene miedo, y tiene miedo sobre todo de lo que pueda pasar en Venezuela, porque si aquello funciona, el cambio de signo en la economía mundial podría estar cerca. Y será el fin del beneficio a toda costa, de la asimetría en las oportunidades, de la injusticia social, del lucro fácil y la explotación, y por supuesto del poder de los ricos. No es Venezuela la que lo está pasando mal; de hecho, ellos pueden estar más tranquilos que nosotros. Ojalá algún día tengamos en España un político capaz de poner restricciones a aquellos, que, a causa da no haberlas tenido nunca, nos están llevando no sólo a la ruina sino también a la infelicidad.
Fuente: laboratoriodenoticias.es
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