viernes, 7 de mayo de 2010

CENTROAMÉRICA-UNIÓN EUROPEA: ¿OTRA VEZ EL TIBURÓN Y LAS SARDINAS?

Guillermo Alvarado

Muchos diarios centroamericanos amanecieron este viernes con la noticia del estancamiento temporal de las negociaciones con la Unión Europea, a propósito de un Acuerdo de Asociación entre el istmo y el bloque integrador del viejo continente, un pacto que algunos pretenden firmar este mismo mes de mayo, pero de cuyos riesgos se habla demasiado poco.

Hasta ahora el bagaje informativo ha estado centrado en las cuestiones comerciales y económicas, pero como el mismo nombre indica, el acuerdo va mucho más allá e implica compromisos que NO se han explicado con claridad a los ciudadanos.

De hecho, el obstáculo surgido en las últimas horas tiene que ver con las cuotas que la UE quiere imponer a los centroamericanos en materia de productos lácteos, las cuales, de aceptarse, llevarían a la ruina a los productores en esta región, una de las más pobres en el continente americano.

El mecanismo europeo pretende que se abran los mercados a unas cuatro mil 500 toneladas métricas de leche en polvo y tres mil de quesos al año. Además de eso, las normas fitosanitarias y tecnológicas que se van a aplicar dejarán fuera de toda competencia a cualquier ganadero guatemalteco, hondureño o de cualquier otro país.

Como se sabe, los lecheros del otro lado del atlántico reciben cuantiosas subvenciones de sus gobiernos, lo que no ocurre por aquí. Pero los lácteos sólo son la punta del iceberg. Ese mismo mecanismo injusto y desequilibrado se está aplicando a cuanto producto se negocia.

Europa, y esto hay que decirlo claro, está buscando mercados para vender lo que le sobra y NO proveedores de productos que tienen mucha menor calidad que los que allá se fabrican.

Ya sólo este tema es delicado y si no, vean lo que le pasó a México con el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá. Pero en el acuerdo UE-Centroamérica hay, sin embargo, otros temas más álgidos y poco ventilados por la prensa.

Además de lo comercial, hay dos componentes cuyo manejo NO está para nada claro: Cooperación y Diálogo Político. ¿Cuáles son los compromisos en materia política que tendrán los países centroamericanos? ¿Cómo se va a establecer la cooperación entre socios tan diferentes, quiénes se van a beneficiar y quiénes quedarán fuera, qué requisitos exigirá la UE para brindar esta cooperación? Hasta hoy, nadie ha dicho una palabra sobre estas negociaciones.

El caso concreto es que, tras firmarse el acuerdo, nadie sabe de qué manera América Central quedará atada a un mecanismo extra continental, mucho más avanzado y desarrollado.

La experiencia nos permite ser escépticos y desconfiados. Si esto se ha negociado en secreto, por algo será.

Aún hay más argumentos contra el pacto. La UE ya está integrada y Centroamérica está a años luz, sobre todo tras el golpe de Estado en Honduras. En el istmo NO hay moneda única, la unión aduanera es parcial y limitada, NO hay libre tránsito de personas y mercancías entre todos los países y las políticas fiscales son dispares.

Antes de buscarse socios más fuertes e inflexibles, como han demostrado ser los europeos, deben resolver históricas injusticias sociales, aliviar la pobreza, limitar la voracidad de las oligarquías y buscar las sendas de la unidad mirando más hacia el sur que hacia el otro lado del océano, de donde pocas cosas buenas nos han llegado.

Quizás sería bueno que antes de ir más lejos, los negociadores, y algunos presidentes de la región, le dieran un buen repaso a La Fábula del Tiburón y Las Sardinas, del ex presidente guatemalteco, el filósofo y pedagogo Juan José Arévalo, para sacar un buen provecho de su aleccionadora moraleja.



Fuente: RadioHabanaCuba





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