martes, 6 de abril de 2010

De regreso a la realidad

Para muchas personas que pudieron salir en el recién pasado feriado de semana santa, lograron tener unos días tanto para recrearse, divertirse y descansar como para participar en las diferentes actividades religiosas propias de esta temporada.

Ya estamos de nuevo en el día a día con sus cargas y las presiones de una situación que en lo cotidiano tiene mucho más de viacrucis que de pascua de resurrección, como lo recuerda el tiempo litúrgico de la Iglesia. Ya estamos de nuevo en lo cotidiano, y para muchos sin lempiras en sus bolsillos y con muchas jaranas en las espaldas. Ahora nos toca enfrentar la tarea heroica de conseguir el dinero para responder a los tres golpes diarios, y para el pago de servicios públicos, las deudas adquiridas y todas las costaladas de problemas que se nos han encaramado en nuestra vida, especialmente a raíz de la crisis que se agudizó tras el golpe de Estado.

Y el viacrucis no es sólo porque hemos regresado desplumados de la semana santa. El caso es que ya tenemos enfrente el paquetazo fiscal, aprobado en pleno domingo de vacaciones, y se nos quiere meter como si se tratara de un golpe a los ricos, como si somos papos para no darnos cuenta que un impuesto a los ricos es como si nos pusiésemos a escupir para arriba.

Siempre nos cae la carga al “pueblo llano, municipal y espeso”.

Estas recientes vacaciones nos dejan, es cierto, un pequeño oasis de descanso y de recogimiento espiritual. Pero nos deja sobre todo la lección de que los viacrucis del pueblo no se terminan con una liturgia de semana santa. Y aunque en la liturgia de la Iglesia nos abracemos porque estamos en las floridas pascuas de resurrección, la mayor responsabilidad la hemos de poner en saber acompañar las cruces de violencia, paquetazos, mentiras oficiales y manipulaciones por parte de políticos y propietarios de medios masivos de comunicación.

En esta primera semana de pascua la invitación es clara y precisa: Apostar por convertir las cruces en signos de resurrección, y que todos los destrozos que arrastra nuestro pueblo se expresen en lucha organizada por convertir el martirio del pueblo en un signo de resurrección para nuestra patria merecedora de una suerte nueva.

Fuente: Radio Progreso - Vos el soberano





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