El mismo día que se trata de legitimar a la derecha hondureña en el poder, hemos recibido la noticia que no destacaron los medios, y fue la elección de un gobierno de izquierda en Uruguay, y no lo destacaron porque les interesaba dar a conocer “el triunfo” de la derecha en Honduras, y el respaldo de la oligarquía centroamericana. No es casual que se hayan sacrificado miembros de las cúpulas empresariales de Guatemala y de El Salvador para llegar, no como observadores, sino para respaldar plenamente al candidato conservador del Partido Nacional.
En el caso hondureño se trata de una grave lesión a la democracia y de un tácito respaldo a un golpe de Estado en el área centroamericana que se puede repetir en cualquier país, más aún cuando Estados Unidos está presto a reconocer un proceso viciado y a un nuevo presidente sin que se haya restablecido a quien violentamente apartaron del poder y sin poner en práctica el Acuerdo de Tegucigalpa con el cual se podía evitar la polarización y legitimar al nuevo gobierno, aun cuando se siguieran los procesos judiciales que dicen hay contra Zelaya. Los resultados electorales hacen brincar de alegría a quienes quieren se siga el mismo proceso golpista en los países del sur, en donde los pueblos han llevado al poder a gobernantes que no son del agrado de Estados Unidos ni de las oligarquías del continente.
No es casual el aumento de bases militares en diferentes regiones de América Latina, incluyendo el convenio de cuatro bases en Panamá, la reactivación de la base en Liberia, Costa Rica con autorización del “Nobel de la Paz”, además de las que funcionan en El Salvador y Honduras, con lo cual pueden tener un despliegue rápido a cualquier país del continente o mantener la amenaza golpista si consideran que la política que implementan afecta los intereses de Estados Unidos. Tal como lo dijo el ex presidente colombiano Ernesto Samper, refiriéndose al tipo de equipo en las base colombianas “¡por Dios! Esto es un portaaviones para vigilancia electrónica para el hemisferio y eso es lo que temen con razón, no solamente Venezuela, que tiene todo el derecho a tener su miedo sobre estos dispositivos disuasivos, sino lo tienen también Brasil y los países de Unasur”. Lo que lleva implícitas las operaciones militares abiertas y encubiertas. Pero no todo es oscuridad, Uruguay es un ejemplo y las encuestas le dan el triunfo a Evo Morales en las próximas elecciones, pero hay que estar atentos a todo lo que los oligarcas y los militares de América Latina intenten hacer para que se “restablezca la democracia” que ellos quieren, pues no les importa si se repite lo de Honduras.
Fuente: elperiodico.com.gt
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