La misión mostró como un logro el inicio de diálogo entre golpistas y zelayistas.
Otra vez la impuntualidad. Con más de una hora de retraso, la misión de la OEA leyó ayer en un salón abarrotado de periodistas, un famélico comunicado, dando fin a una fugaz visita a Tegucigalpa, que concluyó con las manos vacías y con sus miembros con el "ánimo destemplado", según palabras de los mismos integrantes de la delegación diplomática.
La misión de la OEA batió el récord de, en menos de 24 horas, inaugurar la mesa de diálogo entre representantes de Manuel Zelaya y de Roberto Micheletti, asistir a una primera sesión de negociaciones, reunirse con el presidente de facto en Casa de Gobierno, visitar al depuesto Zelaya en la Embajada de Brasil y finalmente cenar con los cuatro candidatos presidenciales, armando una batahola de sirenas y caravanas de vehículos policiales en cada lugar al que iban. La prensa atrás, claro.
El embajador argentino ante la OEA, Rodolfo Hugo Gil, consideró, en declaraciones a Clarín, que el inicio del diálogo "permite abrigar esperanzas razonables de optimismo moderado, pues las partes armaron una agenda, una metodología, se aprobó en general el Acuerdo de San José, el cual será tratado punto por punto".
Pero el clima de optimismo se fue al traste la noche del miércoles cuando Micheletti acusó a la OEA "de no conocer toda la verdad" de los hechos ocurridos en Honduras previos al golpe de Estado. "Nos denunciaron y nos condenaron en 20 minutos sin habernos escuchado", disparó al borde del grito en TV. Y advirtió: "sólo un ataque extranjero impedirá la celebración de la elección del 29 de noviembre".
Los cancilleres de la OEA quedaron pasmados ante las palabras virulentas de Micheletti, que fueron entendidas como un show para consumo interno. "El tono fue pésimo", admitió Gil a esta enviada. Y "de ese encuentro no se pudo salir con demasiado optimismo".
Lo cierto es que la OEA advirtió a Micheletti que si no se restituye el orden constitucional, las sanciones contra Honduras no serán levantadas. Y el candidato que resulte ganador en los comicios tendrá un duro escenario por delante.La sensación entre los diplomáticos es que Micheletti se queda hasta enero, a menos que del diálogo surja "un milagro". Lo cierto es que las posiciones son muy antagónicas y será difícil encontrar una alternativa. Juan Pablo Delaigleisa, el secretario español para Iberoamérica, se mostró cautelosamente optimista en cuanto al diálogo iniciado el miércoles. "Pero -admitió-, hemos visto que existen profundas diferencias en ambas posiciones, y hay un tema de absoluta división de opiniones: el regreso de Zelaya al poder".
Sin más que haber sido meros "testigos" del inicio de un diálogo, la misión de la OEA se fue ayer al mediodía de Honduras, arrastrando los pies. "Ya no tenemos una caja de herramientas. No hay nada más que podamos hacer", admitió un diplomático de la misión de la OEA. Desde la mesa de diálogo, el zelayista Juan Barahona dijo a Clarín que hasta ahora el clima de negociación es cordial.
Carlos Reina, representante de ese mismo sector, aclaró que el "punto principal para nosotros es la restitución de Zelaya, pero para la delegación de Micheletti son las elecciones". Las negociaciones seguirán hasta el 15 de octubre. Arturo Corrales, miembro negociador del sector de Michelleti, fue menos cordial: "Los hondureños somos buenos anfitriones, pero no aceptamos que nadie nos venga a decir cómo debemos cocinar en casa. Aquí no se impone nada".
Fuente: www.clarin.com
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario