Por Roberto Bardini Bambú Press, Buenos Aires "De todas las repúblicas centroamericanas, Honduras es la más desdichada [...]. América Central produce en realidad el efecto de una caricatura, pero Honduras nos impresiona aún más porque parece una caricatura de Centroamérica misma". Lo escribió el periodista canadiense William Krehm, corresponsal de la revista Time, en su libro Democracia y tiranías en el Caribe, publicado en 1949. Leí ese libro en 1977, poco antes de viajar a Tegucigalpa, donde pasé muy buenos momentos en los tres años que viví allí y, al final de la estadía, las peores semanas. Fue antes de tomar apresuradamente un avión que me llevó de regreso a México, huyendo del Batallón 316, un grupo paramilitar creado por "asesores" militares argentinos a imagen y semejanza de En iguales circunstancias también salieron otros dos compatriotas, Carlos María Vilas y Eduardo Halliburton. Los tres trabajábamos en En aquella etapa centroamericana, hubo un día inolvidable. A las 12:29 del 25 de julio de 1978 salió de la editorial de Tuve en Honduras buenos amigos, la mayoría poetas, noctámbulos y bebedores de whisky: Clementina Suárez, Roberto Sosa, Rigoberto Paredes y Eduardo Bahr. Y el historiador Ramón Oquelí, el economista Marco Virgilio Carías, el abogado Gerardo Salinas, el mayor (retirado) Ricardo Zúñiga y el dirigente estudiantil German Espinal, que hoy es embajador en Venezuela del gobierno de Manuel Zelaya. A todos ellos me los presentó Víctor Meza, quien era mi jefe en la oficina de Relaciones Públicas de Y casi todos ellos en algún momento me citaron al escritor nacional Rafael Heliodoro Valle: "La historia de Honduras puede escribirse en una lágrima". O mencionaron el dicho local: "En Honduras, el plomo flota, el corcho se hunde y los aviones chocan con los autobuses". A lo que el poeta Sosa agregaba que, además, "las camisas se fríen y los huevos se planchan". Fue él quien me apodó "Ronberto Bacardini". Muchos de estos amigos tuvieron finales trágicos. Salinas, un amigable abogado laboralista y defensor de presos políticos, fue asesinado en julio de 1980 por el Batallón 316; tenía 33 años. El mayor Zúñiga fue asesinado en agosto de En 1978, Víctor Meza también me presentó a Edmundo Orellana, un abogado simpatizante del Partido Liberal. Treinta años más tarde, Meza se convirtió en Secretario de Gobernación y Justicia (ministro del Interior) del gobierno de Manuel Zelaya, y Orellana fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores, primero, y de Defensa después. Fue este Orellana quien se dio vuelta como un guante y desencadenó la crisis que culminó con el derrocamiento de Zelaya, mientras Meza -que se mantiene leal al presidente legítimo- fue obligado a abandonar su cargo. Unos días atrás, "El jueves pasado [13 de agosto] y siguiendo con su programación anual, el Museo del Hombre hondureño organizó una actividad cultural en homenaje al aniversario de la muerte de Clementina Suárez, poeta reconocida y respetada. Al evento fue invitado originalmente el anterior ministro de Cultura, Pastor Fasquelle, pero se hizo presente la señora Mirna Castro en su rol de ministra de facto. Todo hubiera ocurrido sin incidentes: las palabras de bienvenida por parte del director del museo, el cóctel de vinos y quesos, los aplausos y las risas cultas de la elite hondureña… Pero como
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viernes, 25 de septiembre de 2009
Honduras: alta es la noche... y Clementina vigila
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