Desde que llegó a la presidencia brasileña, Lula no tuvo el aprecio de buena parte de la izquierda. Muchos vimos cómo, mientras en otros países de América Latina se avanzaba con rapidez y valentía hacia una sociedad más justa y democrática, en Brasil se optaba por un camino mucho más tímido, mediante leves reformas y en política internacional era más prudente con los poderosos que otros gobiernos de su entorno.
Sin embargo, la puesta a disposición de Zelaya de la embajada brasileña es el gesto más valiente de un gobierno en defensa de una democracia ajena que uno recuerda en varias décadas. No es un gesto gratuito, ni mucho menos. Algunas embajadas siempre han sido un lugar de intromisión en los asuntos de otro país. Sin ir más lejos, los diferentes grupos que organizaron el golpe a Zelaya (jueces, fiscales, diputados y militares) usaron al embajador estadounidense en Honduras como mediador para alcanzar una estrategia golpista común.
La entrada en escena de la embajada brasileña ha sido absolutamente novedosa. En primer lugar porque no ha conspirado en secreto, sino que ha acogido con absoluta publicidad al presidente Zelaya. En segundo lugar, porque la actuación de la embajada brasileña no ha supuesto una intromisión en los asuntos del pueblo hondureño, sino que precisamente ha reforzado más que nunca a ese pueblo para que pueda recuperar el país que le han arrebatado los militares.
Ayer dejaron dos comentarios en este blog supuestamente desde Honduras: de un demócrata y de una partidaria del golpe de estado:
gracias BRAZIL, gracias ARGENTINA, los hondureños jamas olvidaremos la solidaridad de sus gobiernos constitucionales para la gran mayoria del pueblo pobre y de clase media. Soy hondureña, vivo en Honduras, vi lo que hizo mel, veo lo que hacen sus turbas de vandalos. No se que autoridad moral primer mundista les da derecho a apoyar acciones de parte de sus gobiernos en contra del principio de libre determinacion de los pueblos. O no somos pueblo, no somos humanos que merecemos resolver NUESTRO CONFLICTO, SIN INTERVENCIONISMO. NO SE LES QUITA LO AVASALLADOR.
El segundo comentario, el de la golpista, responde a otras intervenciones extranjeras, a las de siempre. En ellas, desde el primer mundo corregíamos las decisiones de los pueblos del tercer mundo. Lo que está pasando en Honduras, a lo que ha ayudado definitivamente Lula, es todo lo contrario: desde el exterior muchos estamos apoyando al pueblo hondureño para que recupere su capacidad de determinar libremente su rumbo frente a un golpe de estado (no un conflicto) que sí interviene ilegítimamente contra los deseos del pueblo. Es insólito, pero es.
El lenguaje y los gestos delatan. En esos dos comentarios, el demócrata habla del pueblo pobre; el golpista habla de turbas de vándalos. El gesto de Lula también lo delata como el valeroso dirigente sindical que fue, comprometido con los de abajo por arriesgado que sea.
Fuente: blogs.tercerainformacion.es
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario