The Wall Street Journal mantiene una campaña contra el presidente Manuel Zelaya Rosales porque el propietario de ese medio de comunicación, Rupert Murdoch, es enemigo acérrimo de Hugo Chávez.
Por Juan Carlos Rivera
Desde el pasado 30 de junio, el periódico norteamericano The Wall Street Journal publica regularmente notas de opinión, firmadas por Mary Anastasia O'Grady, que en vez de proveer información objetiva le entrega al lector una fuerte dosis de morbo, ficción y propaganda ideológica que defiende la dictadura de Roberto Micheletti y desacredita ridículamente al presidente constitucional Manuel Zelaya Rosales.
Le he seguido los pasos a O'Grady, una editora de ese medio impreso, y casi siempre me provoca carcajadas por la sarta de imprecisiones que convierten su texto ─ según ella─ de profundo análisis, en una columna de chismes políticos de barrio, que, incluso, recibe hasta por correo electrónico.
El pasado 20 de julio, la editora, que supuestamente es especialista en temas de América Latina, se desnudó y quedó al descubierto su estilo de trabajo. Ese día ella publicó una nota titulada “Honduras: en el punto de inflexión”.
“Cientos de correos electrónicos enviados desde Honduras inundaron mi casilla (…)”, escribió en la entrada. Pero la parte que me llamó la atención dice: “Todos salvo un puñado de los emails recibidos pedían la comprensión internacional de la amenaza a la democracia constitucional que representaba Zelaya. Una frase se repitió una y otra vez fue ‘por favor ruegue por nosotros’”.
Estimado lector de Mirada de Halcón, como usted puede percatarse, O'Grady escribe los textos encerrada en su laberinto, entre las paredes del Journal, viendo CNN, copiando datos de los despachos de las agencias de prensa, transcribiendo los correos electrónicos enviados en serie desde Honduras y leyendo los periódicos que pertenecen a los empresarios que financiaron el golpe de Estado, en más de una ocasión ha citado El Heraldo.
A diferencia de los periodistas que estamos en las calles de Honduras y que, en más de alguna vez, hemos soportado los gases lacrimógenos lanzados por las fuerzas golpistas, O'Grady opta por seguir los pasos de Jayson Blair, el periodista de The New York Times que escribía del francotirador de Washington cuando él en realidad estaba en Nueva York.
The New York Times despidió a Blair por escribir mentiras en sus notas informativas, pero The Wall Street Journal jamás separara a O'Grady por escribir imprecisiones, pues a ella tiene la luz verde del propietario del periódico, el magnate Rupert Murdoch, enemigo acérrimo del presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
Todo lo que huela a Chávez es y será satanizado por el The Wall Street Journal, mientras esté en manos de Murdoch. Es por esa poderosa razón que O'Grady cuando habla de Zelaya Rosales y Honduras termina lanzándole rayos y centellas al presidente venezolano.
Por ejemplo, en ese mismo texto (“Honduras: en el punto de inflexión”) esta columnista escribió “Las violaciones de Zelaya a la ley en los meses recientes fueron numerosas. Pero la gota que rebasó el vaso se produjo hace 10 días, cuando encabezó una multitud violenta que irrumpió en una base militar para tomar y distribuir las boletas electorales impresas en Venezuela para realizar un referéndum ilegal”.
O'Grady desconoce o falsea la información por motivaciones económicas e ideológicas. El pasado 28 de junio, Zelaya Rosales no iba a realizar ningún referéndum, el Poder Ejecutivo celebraría, por medio del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), una “consulta de opinión”, amparada en el artículo 5 de la Ley de Participación Ciudadana.
“Está de acuerdo que en las elecciones generales de 2009 se instale una Cuarta Urna en la cual el pueblo decida la convocatoria a una asamblea nacional constituyente?”, esta era la pregunta que formulaba la papeleta que, sin temor a equivocaciones, nunca ha visto O'Grady, pero la puede encontrar en este blog.
En otra columna, bajo el título “La conexión latina de la Casa Blanca”, la experta escribió "Esta fue la primera vez que regresaba a Honduras desde que fue arrestado el 28 de junio y deportado por los militares por violar la constitución".
En la madrugada de ese día, como todos los hondureños y los mismos militares lo saben, elementos de las Fuerzas Armadas sacaron de su residencia a punta de cañón, bajo amenazas de muerte, al presidente y luego lo expulsaron a Costa Rica. Jamás lo trasladaron a un centro penal para incoarle un juicio.
Esta semana, por lo visto, la especialista en Latinoamericana tenía bloqueada la cabeza, tanto que llegó al extremo de establecer una relación forzada e imposible entre situaciones políticas de dos países disímiles. Ella escribió “Lo que Haití puede enseñarnos sobre Honduras”. Así continúa con la campaña ideológica a favor de la dictadura.
Fuente: miradadehalconhn.blogspot.com
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