martes, 28 de julio de 2009

EL CHAVISMO, ¿UN FANTASMA?

Por Pablo Monsanto*

Con la lectura tediosa del “Acuerdo de San José”, leído pausadamente por el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, se cerró una fase de la maniobra intencionada a desgastar y deslegitimar al Presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya.

Después de haberlo escuchado ansiosamente, se produjo una sensación de que el presidente Arias sabía de antemano, aunque creyera en lo que estaba diciendo, que lo único que lograría era confundir más a la opinión pública internacional; pues, al final sólo le faltó decir que el presidente Zelaya debía rendirse y aceptar de manera incondicional la situación creada después del golpe de estado militar.

El 18 de julio, entre los famosos siete puntos figuraba como primero, “la legítima restitución de José Manuel Zelaya Rosales en la Presidencia de la República hasta el fin del período constitucional por el cual fue electo…; y ya en el “Acuerdo de San José” lo relegaron al sexto lugar.

Lo ocurrido hasta ahora demuestra que a los golpistas no les importa, en lo más mínimo, ni la opinión y el rechazo al golpe militar por parte de la comunidad internacional ni el sentimiento de solidaridad de la mayoría de nuestros pueblos hacia el pueblo de Honduras.

Los golpistas están envalentonados, insolentes y provocadores, porque se sienten muy apoyados por los halcones del partido republicano de los Estados Unidos, sus testaferros, y por los oligarcas y voceros hondureños al servicio de los intereses de los que, desde Estados Unidos, están detrás del golpe de estado militar. La base militar norteamericana de Palmerola es el enclave del ejército norteamericano para apoyar a los golpistas.

El golpe de estado militar en Honduras fue dado con el mismo formato que han aplicado en otros países: violencia e intriga. Además del uso de la fuerza militar para secuestrar al presidente Zelaya, le inventaron una carta de renuncia con fecha posterior al secuestro.

Los golpistas basan la defensa del golpe de estado militar en “la protección de la constitución y la democracia” e impiden con ello una consulta al pueblo, porque para los oligarcas el pueblo vota pero no cambia nada.

Pero, en todo lo que se dice no se menciona que el golpista Roberto Micheletti, en 1,985, lideró un cambio constitucional para reelegir al entonces presidente de Honduras Roberto Suazo. Esto responde a que en la lógica de los golpistas, la reelección constitucional es posible sólo cuando los candidatos sirven a la oligarquía y a los intereses de los imperialistas; de lo contrario, las constituciones son intocables y sagradas.

Cuando los procesos democráticos marchan en sentido contrario a los intereses que representa la derecha oligárquica, los tildan de estar llenos de imperfecciones, llegando al grado de actuar de manera antidemocrática y de criticar acremente a instituciones internacionales.

A pesar que la decisión original de organizar un golpe militar contra el Presidente Constitucional de Honduras ya había sido tomada por los militares hondureños desde agosto del 2008, a raíz de la firma del ALBA en Tegucigalpa; fue hasta ahora, en julio del 2009 que, con los argumentos falaces de que el presidente Zelaya había violado la constitución y roto el estado de derecho, le vedaron el intento de hacer al pueblo una consulta abierta no vinculante y que no violaba la ley suprema. Los golpistas, por medio de la fuerza, según ellos, estaban “rescatando a Honduras de las garras del Chavismo”.

El golpe militar en Honduras pretende ser un golpe estratégico al “chavismo”, porque con eso creen estar creando las condiciones para una posterior derrota a la revolución Bolivariana en el continente. No es casual que en tanto se dan las maniobras para legitimar y consolidar el golpe militar en Honduras, se invente una acusación burda publicada por el gobierno colombiano en contra del gobierno del presidente del Ecuador, Rafael Correa, y que al mismo tiempo los Estados Unidos logren la aprobación servil del presidente de Colombia para instalar bases militares en la zona fronteriza con Venezuela.

Queda claro que el propósito estratégico de todos esos movimientos de los imperialistas y sus aliados, es golpear e impedir que el ALBA se siga extendiendo en el continente, y, al mismo tiempo, amenazar militarmente a la revolución bolivariana.

La amenaza real es que de nuevo se está practicando la política Monroe en el continente, la cual se sintetiza en la frase “América para los americanos”. Esta política fue utilizada en el siglo XIX por los norteamericanos con el propósito de garantizar su dominio y adueñarse de los recursos del continente, al cual siguen considerando su patio trasero.

Ahora, los testaferros y voceros guatemaltecos de los golpistas, con su pluma mercenaria, manifiestan que la reacción de los organismos internacionales ante el golpe de estado militar en Honduras ha sido “una reacción excesiva, irreflexiva, hipócrita y, finalmente, preocupante para los pueblos que aspiran a ser libres y verdaderamente democráticos”. Para ellos, la democracia es buena cuando los favorece. Le tienen miedo a la democracia participativa, y se empeñan en mantener la llamada democracia representativa, que para los pueblos ya es obsoleta, caduca, desgastada y desprestigiada.


*Comandante de la Revolución Guatemalteca
Fuente: ANN





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