lunes, 9 de agosto de 2010

Tiempos difíciles

“Pucha, la cosa está fea, son tiempos difíciles”. Es común escuchar esta frase entre la población, con la cual se hace referencia a la precarización o situación de calamidad que enfrentan miles de familias en Honduras, las cuales hacen una y mil piruetas para poder llevar los tres golpes diarios a sus hogares.

En nuestros días la frase cobra mayor importancia, debido a que la población se enfrenta a una crisis financiera internacional con serias repercusiones en países dependientes y empobrecidos como Honduras, sumada a la altísima factura que se pasa a la gente luego del golpe de estado.

Desde que comenzamos este 2010, los hondureños y hondureñas reciben trancazo tras trancazo. Desde el incremento a las tarifas de la ENEE, al servicio de Hondutel, sumado a los costos de la canasta básica familiar y para rematarla un incremento al salario mínimo que nunca llega y una mayoría de la población desempleada.

La situación empeora cuando nuestras autoridades buscan soluciones como paquetazos fiscales y leyes de generación de empleo donde no se garantizan los derechos de la clase trabajadora, recordándonos que del mismo cuero salen las correas.

En términos económicos el golpe de estado significa el endeudamiento interno superior a los 40 mil millones de lempiras y el retiro de la cooperación internacional, la cual aún no termina de llegar por la falta de un reconocimiento unánime. Este No reconocimiento está provocando serios problemas en materia educativa y de salud, ya que todos los programas aún siguen paralizados, perjudicando a la clase pobre del país.


En pocas pablaras, para María, Pedro, Juana, Miguel, Elisa, Juan Carlos y la mayoría de la población el golpe de estado significa un empeoramiento de su actual situación económica. Sin embargo, indica también una tremenda oportunidad para abrir los ojos y descubrir que ningún camino que nace desde las alturas del poder y del capital, resuelve los problemas, y que sólo cuando los pobres se unen con los pobres se abren los caminos para construir la nación en donde toda la gente cabe, con todas sus responsabilidades y derechos.

Fuente: Nuestra Palabra, Editorial Radio Progreso, 9 de agosto de 2010

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