lunes, 19 de julio de 2010

Todos quieren a Mel Zelaya

El ex mandatario hondureño analiza por estas horas un abanico de posibilidades de retorno a Tegucigalpa desde su exilio en República Dominicana.

El presidente derrocado Manuel Zelaya parece tener nuevamente la llave de la crisis que atraviesa honduras desde el 28 de junio del 2009. Desde distintos sectores a derecha e izquierda del espectro político impulsan un regreso que permita -según el diagnóstico- desde la normalización político-económica pactada, hasta una Asamblea Constituyente refundacional.

También el actual mandatario Porfirio Lobo, entre la espada y la pared, sugirió la necesidad de su regreso a principios de mes, tras reunirse en Miami con el Secretario General de la Organización de Estados Americanos José Miguel Insulza, con quién analizó las posibilidades de Honduras para reinsertarse en la comunidad regional, que rechaza su presencia y no reconoce a su gobierno.

Mientras tanto, la situación en el país es dinámica y amenaza al presidente: el empresariado local advirtió a Pepe Lobo por su ineptitud de gestión en los seis meses que lleva al frente del Estado, al tiempo que el FMI envió una comisión para reclamar la reducción del déficit fiscal hondureño cercando aún más al presidente.

En ese contexto, la principal fuerza de oposición, el tradicional Partido Liberal, analiza volver a la acción promoviendo un pacto con Manuel Zelaya mientras que el joven y también opositor Frente Nacional de la Resistencia revistió a MEL con su liderazgo y desconoce al gobierno actual.

DOS FUERZAS POLÍTICAS EN PUGNA:

El tradicional Partido Liberal anunció el envío de una comisión partidaria para conversar con Manuel Zelaya. Según indicó el titular del Consejo Central Ejecutivo Elvin Santos, buscan la unificación para “hacer un solo frente” contra su adversario, el Partido Nacional.

Sin embargo, desde República Dominicana el mandatario derrocado adelantó varios requisitos para comenzar las deliberaciones: que el Comité Central liberal se pronuncie en contra del Golpe de Estado del 28 de junio del 2009; que expulse de sus filas al dictador Roberto Micheletti y que exija a la justicia la investigación de los asesinatos ocurridos durante la interrupción democrática.

Paralelamente, otra fuerza política de fuste busca galvanizar su alianza con MEL Zelaya. El Frente Nacional de la Resistencia Popular, principal grupo adversario al golpista Micheleti durante 2009, nombró formalmente al ex presidente como Coordinador del Comité Ejecutivo.

El pasado fin de semana el FNRP eligió por unanimidad al ex mandatario y le encomendó la tarea de dirigir las acciones desde el exterior para estructurar esta nueva fuerza política de cara a una Asamblea Nacional Constituyente.

Sin embardo, la llamada “resistencia” no silenció su pedido para que Zelaya abandone su adscripción al Partido Liberal, poniendo de manifiesto la ruptura interna con los liberales cercanos al mandatario derrocado, que se alejaron de su partido tras el golpe de estado.

En un comunicado emitido el fin de semana pasado, el FNRP cuestionó al Partido Liberal por formar parte de la “partidocracia” y advirtió que no sería posible “refundar Honduras” con los tradicionales instrumentos políticos, descartando así a aquella fuerza y poniendo al Frente Nacional como eje del cambio.

Ante esta situación, el PL comenzó a ver con buenos ojos el regreso de una buena cantidad de cuadros políticos que se habían desplazado hacia la Resistencia, pero que ahora podrían regresar a las filas liberales, trayendo consigo un “halo antigolpista” necesario para refrescar las posibilidades electorales del partido.

FINAL ABIERTO

Es difícil que Zelaya acepte la propuesta de unidad de los liberales en tanto funcionaría como una suerte de legitimación a una fuerza política que fue pieza fundamental del Golpe de Estado. Sin embargo, desconocer el convite cercenaría sus posibilidades de cara a un regreso a Honduras con proyección de liderazgo nacional. En especial teniendo en cuenta que MEL pretende un regreso libre de cargos judiciales para poder avanzar en su estrategia política.

Del mismo modo, el flamante rol de Zelaya al frente del FNRP funciona como una nueva plataforma de oposición al gobierno de Porfirio Lobo y le permite sostener su alianza con los sectores que permanecen por fuera del viejo sistema político local. Sin embargo, la iniciativa no contempla la participación en elecciones y solamente tiene en vista una Asamblea Constituyente que impacta de lleno en el cualquier posibilidad de negociación de Zelaya con la clase política actual.

En definitiva y como es lógico, resta esperar el desarrollo de los acontecimientos y en especial advertir de que modo Manuel Zelaya continuará haciendo equilibrio para lograr su ya retrasado regreso al país.

Fuente: pablotaricco.blogspot.com - www.rebelion.org

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