martes, 23 de febrero de 2010

Secuestran y torturan a hijo de sindicalista en la capital

Por Sandra Cuffe
Irad Galel Otero Cabrera: “Dos sujetos me tomaron, uno de las piernas y otro de la camisa, y me lanzaron a la paila del carro
El estudiante Irad Galel Otero Cabrera (17), fue víctima de secuestro, tortura, y amenazas de muerte por parte de presuntos agentes de seguridad del estado, el pasado viernes, 19 de febrero, en la capital.
Otero Cabrera es hijo de Julio Nery Otero, un dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Medicina Hospitales y Similares, SITRAMEDHYS.
Al mediodía, Otero Cabrera estaba esperando un autobús en la estación de buses de la Colonia Las Torres cuando se estacionó frente a él un vehículo de doble cabina, color verde, con vidrios oscuros. Bajaron cuatro sujetos de la paila con armas en mano y le ordenaron que se tirara al piso. Cuando al inicio no les hizo caso, uno le tiró al piso y le puso el pie encima de su cabeza, dándole patadas en la cabeza para que no se pudiera levantar.
Los desconocidos le registraron y le quitaron la cartera, diciendo que era la cartera de un tipo que había asaltado. Entre ellos, los sujetos decían “éste es” y le dijeron “vos sos ladrón” cuando hallaron los cien lempiras que andaba Otero Cabrera.
“Dos sujetos me tomaron, uno de las piernas y otro de la camisa, y me lanzaron a la paila del carro. Arrancaron rápidamente. Yo iba doblado y un sujeto me tenía la pistola en la cabeza. Me dijo que si la levantaba me iba a matar. En la paila ya iba otro muchacho que parecía inconsciente, pero ellos lo seguían golpeando,” narró el joven cuando vino a compartir su testimonio con el Comité de Familiares de los Detenidos-Desaparecidos en Honduras, COFADEH.
El viaje a toda velocidad hacía el sur del país duró unos 25 minutos hasta que salieron de la carretera principal y se metió el carro por una calle de tierra.
A los dos jóvenes, los bajaron de la paila y les amarraron la cabeza con sus camisetas, para que no miraran. Les ordenaron quitar los cordones de los zapatos y les amarraron las manos hacia atrás.
“Sentía patadas en la espalda, la cara, y las costillas, también en el abdomen con un palo. Yo escuché cuando lo quebraron y empezaron a golpear con ella al otro muchacho. Después me golpearon a mí en las piernas con el mismo palo. Uno de los sujetos decía que nos llevaran a matar más lejos,” siguió Otero Cabrera.
Relató el joven que todos los sujetos empezaron de discutir sobre cómo mejor matarles, sugiriendo tirarlos en una poza o desde un puente. Al final, les subieron otra vez al carro y condujeron por la calle de tierra, alejándose de la carretera.
“Al llegar, me bajaron y me amarraron a un cerco de alambre de púas, me descubrieron la cara, y me tomaron una foto con el celular. El tipo era joven, delgado, trigueño. No se miraba mal vestido. Andaba chaleco antibalas como los de la policía y un arma colgada,” relató el joven, visiblemente traumatizado por la pesadilla que había vivido.
Cuando de nuevo le cubrieron la cara, el estudiante pensó que lo iban a asesinar allí mismo, pero después de unos minutos escuchó que el carro arrancaba y al rato ya no escuchó nada.
Con la solidaridad de la gente, logró quitarse los cordones y la camisa, ubicarse y salir a la carretera principal y de allí hasta Tegucigalpa. Del otro joven, no había señal, pero habían dejado tirados los zapatos y la billetera de Otero Cabrera.
Esa tarde aterradora que sufrió Galel Otero Cabrera se da en el contexto actual de las incesantes violaciones a los derechos humanos. En las últimas semanas, las organizaciones de los derechos humanos han denunciado tanto la creciente persecución del movimiento sindical involucrado en la Resistencia al golpe de estado como la serie de secuestros temporales y torturas de miembros de la resistencia.
De igual forma, se destaca el retorno a la época de la violenta criminalización de la juventud, ya que las fuerzas policiales están nuevamente bajo el mando del Ministro de Seguridad, Oscar Álvarez.
Fuente: Defensores en línea
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