Alexis Arellano
La oligarquía hondureña acaba de homenajear al gorila Roberto Micheletti concediéndole el pomposo título de “Primer Héroe Nacional de Honduras del Siglo XXI”… ¡Que descaro! Que desfachatez el de esos cobardes empresarios.
Justifican el honor los inmorales, argumentando que el dictador se hizo merecedor del título por “su defensa de la democracia y la libertad y por ser un ejemplo para el mundo entero".
Bien claro queda de la acción, el concepto de libertad y democracia que tiene la oligarquía hondureña; oligarquía que en nada es diferente al resto de las del planeta.
Asesorados por los gringos, pretenden con el sainete desmoralizar a un pueblo valiente que no ceja en su lucha de resistencia. La idea de la bufonada es abofetearlo, condecorando a su asesino, para infligirle una derrota espiritual. Equivocados creen que desmoralizando al pueblo que resiste, lograrán disminuir su capacidad de lucha.
Nunca entenderán a unos pueblos como los nuestros que tienen más de quinientos años luchando por su independencia y dignidad. Jamás entenderán que ese pueblo hondureño alimenta su espíritu con sueños de libertad, igualdad, independencia y justicia, y esos sueños no se matan a balazos.
Los hondureños despertaron de un largo letargo cuando sintieron el zarpazo de unos gorilas borrachos de poder y odio y no se irán de reposo hasta cobrar la afrenta.
El resto del continente, por su parte, tiene la responsabilidad, además de apoyarlos, de hacer la lectura correcta de los acontecimientos que allá ocurrieron y siguen ocurriendo.
Decimos la lectura correcta, porque en esta variopinta izquierda latinoamericana aún hay mucho inocente (o pendejo) que piensa que algunas oligarquías y organizaciones de derecha pudieran tener vocación democrática y sentimientos patrióticos.
La historia reciente de los golpes de Estado en Venezuela y Honduras nos dejan bien claro como gustan de gobernar las oligarquías latinoamericanas; lo poco que les importa la democracia real y el desprecio que sienten por los derechos humanos de los humildes.
Esa historia también nos enseña como la mayoría de los medios de comunicación, o por lo menos los más poderosos, siempre acompañan a esas oligarquías en sus comparsas de abusos, represión y muerte.
Aquellos medios venezolanos que en abril de 2002 no consiguieron nada que reportar al mundo, cuando el pueblo se lanzó a la calle y previamente no habían detectado ninguna práctica antidemocrática en el decreto de Carmona Estanga; son hermanos gemelos de unos medios hondureños que consideran héroe nacional a un bastardo como Roberto Micheletti.
Conveniente es que de la lucha hondureña saquemos la conclusión de que la oligarquía, los partidos de derecha y sus medios de comunicación juegan para un mismo equipo. El equipo de la antipatria, el equipo de los antivalores, el equipo de la injusticia y el equipo de la explotación.
La tragedia del pueblo hondureño es dolor para la mayoría, pero es alegría y esperanza para los que juegan en ese mezquino bando.
Fuente: www.aporrea.org
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