lunes, 18 de enero de 2010

El cancerbero de las élites empresariales, políticas y militares

Nuestra Palabra, Radio Progreso, 18 de enero de 2010


Cuenta la mitología griega de un monstruo, un perro de tres cabezas y cola de serpiente cuya labor era proteger las puertas del infierno, para que por las mismas no pudiese entrar bajo ningún motivo nadie que tuviera vida, porque en el infierno sólo podían habitar los demonios y los muertos.

Era tan feroz este monstruoso perro que tenía el acreditado prestigio de no ser vencido por nadie, tanto por su furia como por su servilismo a los demonios y a los muertos del infierno. Y cuando el invencible Hércules logra la hazaña de apresarlo, y al no tener nadie en el mundo que lo aceptara, el héroe mitológico no tuvo más remedio que devolverlo al infierno, único lugar donde el monstruoso perro podía habitar para toda la eternidad.

Cancerbero es entonces el perro fiel y servil a los intereses de los sectores que tienen pacto con la muerte, cuya similitud con el paisaje de los ricos y políticos de Honduras resulta sorprendente. Una reducida elite empresarial, política y militar ha convertido al país y el Estado un auténtico infierno, y en las puertas del mismo, han puesto como guardianes y custodios a los personajes que guardan un parecido casi fantástico con los perros feroces y serviles, tan monstruosos como el cancerbero de la mitología griega.

Las élites hondureñas rebosan de triunfo porque encontraron al servil y feroz cancerbero de sus intereses y privilegios. Y cubren su vida de elogios y de premios: Diputado vitalicio, héroe del siglo veintiuno, placa extraordinaria de la gran cruz de oro entre muchos otros reconocimientos, a quien ha dado la cara resguardando las puertas de un modelo productor de inequidad y de violencia.

El cancerbero sólo puede tener cabida en las puertas de un Estado infernal construido al gusto y antojo de las élites empresariales, políticas y militares, y la euforia triunfalista actual se sostiene sobre la violencia, la mentira, la muerte y la inestabilidad económica y social. Una euforia así sólo puede ser efímera, falsa y perversa, la cual más temprano que tarde será transformada por la lucha pacífica y ciudadana de los sectores que con su dignidad y con amor han de erigir un Estado y una patria en donde los cancerberos de los oscuros y banales triunfos de los tiempos de los golpes de estado serán apenas referencias de una historia vieja y triste, y de una mitología que jamás deberá tener cabida en la historia de los pueblos libres y dignos.

Fuente: Vos el soberano - Radio Progreso

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