lunes, 11 de enero de 2010

El cantar de MEL y su pueblo en resistencia

Capitulo III
EL CANTO DE MEL Y SU PUEBLO EN RESISTENCIA CANTO III

Debora Ramos

De los santos pérfidos y otros males

Entre los dueños de las escaleras que llevan al cielo, vi viles carroñeros que prostituían la palabra bendita, se autodenominaba santos, apóstoles y profetas y vi la baba de la ignominia correr por todo lo ancho y largo de sus sacros templos, templos construidos para asaltar la fe en su tristísima ignorancia; y así,se nacieron los santos inventores, videntes del porvenir, conocedores de pasados, presentes y futuros, descubridores de lunas cuadradas, de hacedores de oasis en el más grande desierto de la palabra hambre.

Luego fabricaron un espejismo profético de fantasmas y molinos de viento que hacían muecas desde una isla, gigantes sancochadores de niños, roba aliento de muchachos púberos, encantadores del cono sur, con aliento a petróleo y crearon la santa inquisición y excomulgaron niños en cárceles, convirtiendo Al Paraíso en campo de concentración donde expiaban las culpas niños, niñas, jóvenes, mujeres, hombres, que pensaban en la libertad y pensaron en desollarles la esperanza porque el pensamiento nuevo huele a comunismo y al no poder secuestrar a Dios crearon un Dios nuevo, lo vistieron con uniforme militar y lo llenaron de barras y estrellas y esto lo hicieron en el antes y en el después de la historia.

Y los santos inquisidores fabricantes de la mentira siguieron proyectando en pantallas gigantes a los Espartaco de América y desde sus púlpitos lo señalaban ¡Esos son los falsos profetas! ¡ Los que te harán compartir lo que tienes! ¡ Los que harán que tú seas igual al otro! Los que harán que el Cristo de la vida multiplique los panes para todos. Y tuvieron miedo, mucho miedo, tanto miedo que todo el que levantaba su puño era llamado a ser exorcizado por el golpe del tolete, el gas mortal o la bala asesina, eran encarcelado y llevados a la hoguera de la tortura.

Y fue así como aparecieron los santos pérfidos excomulgadores de las palabras que vuelan, de los pasos en marchas, de los puños en alto de los gritos de protesta y vi los fusiles hacer misas y vi las bombas lacrimógenas predicar un extraño evangelio de podredumbre frente a púlpitos de vergüenza y el verdadero Dios, desde su lugar, en todas partes, se tapó la cara con sus manos de amor y el Cristo obrero cargaba en sus hombros a cada hombre cansado, perseguido, excomulgado. Resucitaba a los mártires como Lázaro y les decía Levántate y camina que la patria los necesita y fue así que nadie moría porque aún la muerte se resistía a ver caer al pueblo.

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Fuente: Vos el soberano

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