Viernes 06 de Noviembre de 2009 13:24
Por Juan Moreno
¿Quién cree en mentirosos que no respetan ni sus propias firmas?
¿Quién cree en políticos tradicionales cuya única especialidad es la manipulación de la ley para favorecer sus intereses y los de su clase corrupta?
¿Quién cree en gente que siempre viste de traje y corbata para intentar esconder algo de su mucha estulticia moral y espiritual?
¿Quién cree en falsificadores de firmas que a la vez son tratados como “honorables diputados y diputadas”?
¿Quién cree en canallas cuyo modus vivendi es convertir mentiras en verdades?
¿Quién cree en secuestradores de la soberanía popular?
¿Tiene sentido ahora votar en Honduras?
Estas preguntas y muchas más, van sobre todo dirigidas a esas personas que aún tienen dudas sobre lo que ocurrió el 28 de junio en Honduras, y lo que ha venido ocurriendo desde entonces. Estas preguntas van dirigidas a quienes ingenuamente creen todavía que es posible ir a votar el 29 de noviembre.
¿Qué valor tiene ahora la palabra de Barak Obama, Hillary Clinton, su subsecretario Shannon y el resto de personeros del gobierno de los Estados Unidos?
Quede pues, constancia histórica, de que una vez más ( y no será la última), la clase gobernante de Honduras, de vocación y tradición golpista y antidemocrática, se ha retratado ante el pueblo hondureño y ante el mundo como lo que realmente es: una gavilla de criminales que ha secuestrado las instituciones hondureñas.
Quienes apoyan esta dictadura, que en realidad son la minoría, todavía no han salido de esa inconsciencia politiquera reforzada a través de una maquinaria mediática, alienante y totalitaria.
Es deber de los ciudadanos conscientes llevar la labor educativa y cultural hasta los últimos rincones de la patria, porque es la única forma de derrotar a esa chusma con dinero que insiste en embrutecer a nuestro pueblo, porque esto es lo que le conviene. Mucho se ha avanzado en esta dirección, y la muestra está en la formidable respuesta de nuestro pueblo, que valientemente se ha enfrentado cívica y pacíficamente ( oigan bien, matones de las FF.AA. y de la polícía, e hipócritas del Congreso y la CSJ:cívica y pacíficamente) a los matones de la dictadura.
Por todos los rincones del territorio hondureño seguirán oyéndose los gritos de un pueblo en total desobediencia civil:
¡Viva José manuel Zelaya Rosales, legítimo presidente de la República de Honduras!
¡Viva el Frente Nacional de Resistencia contra el golpe de Estado!
¡El pueblo todo exige respeto a los derechos humanos en Honduras!
¡Viva la democracia auténtica!
¡Muera la dictadura
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