Por Delfina Bermúdez
Monseñor Oscar Arnulfo Romero, Homilía del 2 de marzo de 1980
A más de 90 días de resistencia y lucha el pueblo hondureño ha dado un salto cualitativo. A partir del pasado martes, además de la marcha colectiva en las principales calles de las ciudades las acciones de protesta se han extendido a los pueblos, barrios y colonias. Las acciones de protesta y toma de calles en pueblos, barrios y colonias son bien importantes porque:
1) implican que la policía y el ejército debe desplegar un esfuerzo adicional de personal, municiones, combustible y demás logística y moverse en lugares que no conoce bien, que no le son familiares, lo que abona a que se desgaste más rápido, que se dificulte su abastecimiento y que pueda quedar aislado, atrapado,
2) el pueblo, el barrio y la colonia son lugares familiares de la población en resistencia y se conocen los atajos y vericuetos,
3) la lucha en los territorios da pertenencia e implica necesariamente mostrarse, tomar posición y poner en contradicción a quienes hasta ahora habían estado pasivos,
4) la movilización en los pueblos y barrios permite incorporarse a muchos(as) que antes no podían ir a las manifestaciones porque no tenían dinero para tomar el bus, para comer afuera, o porque son amas de casa y cuidan su casa, a los y las mayores, a sus hermanos y hermanas, o a sus hijos e hijas; y sobre todo porque muchos y muchas trabajan la jornada y ahora pueden incorporarse a las acciones en el barrio en la noche.
5) la movilización en el barrio, el pueblo o la colonia requiere necesariamente identificarse y organizarse operativamente para las acciones y también sentarse a discutir las razones de estar en resistencia, el alcance de los cambios que se requieren, cuestionar la corrupción, las limitaciones del circo electoral actual y especialmente proponerse un nuevo país, una nueva realidad altamente democrática y participativa, que rebase a los partidos políticos y que permita reducir las inequidades. Una patria más nuestra y más justa.
6) la lucha en los pueblos y barrios, reúne a personas mayores que cuentan sus acciones de resistencia en el pasado, en las luchas campesinas, obreras y ciudadanas; y tiende una mano y da un renovado protagonismo a los y las jóvenes quienes juegan un papel decisivo en la protesta en las calles,
7) además, la organización en el barrio acerca la movilización y el conflicto a nuestra casa y permite romper el cerco mediático, el estigma oficial de que somos unas cuatro vagos haciendo actos vandálicos y permite que cada uno(a) de nosotros(as) nos identificamos y reconozcamos como la RESISTENCIA. Nosotros(as) somos la RESISTENCIA
Así que con la incorporación, organización y acción de los pueblos, barrios y las colonias ya no hay vuelta atrás. Con esto estamos recuperando el espacio público que se ha venido perdiendo con la indiferencia, con el patrón excluyente que propone e impone la burguesía “árabe” mediocre que nos gobierna. Esos ricos y clase media con aspiraciones que construyen muros y bardas de control policial y obligan a todos(as) a refugiarnos en nuestras casas y dar la espalda a nuestros vecinos y vecinas.
Ahora se trata de dar un nuevo paso y aprovechar la riqueza y capacidades de la organización local para dar la estocada final a éste régimen represor y brutal, a los grandes empresarios y empresarias “árabes” y catrachos que financian y apoyan el golpe, que se han enriquecido a cuesta de este sistema excluyente y retrogrado en que vivimos. A esos a quienes no les importa que con la crisis, la represión y los toques de queda, mucha gente haya perdido sus trabajos, que no pueda salir a salariar a diario para llevar un bocado a sus hijos(as) y que miles de pequeñas y medianas empresas estén al borde de la quiebra por el colapso en el consumo.
Por lo tanto, para la restitución de Manuel Zelaya, para la recuperación del Estado, para recuperar la patria y darle nuevo rumbo a nuestros destinos debemos aprovechar toda la organización y estructuras desarrolladas en los pueblos, barrios y colonias para golpearles donde más les duele: en sus negocios, en sus sucias ganancias.
Tenemos que detener el transporte terrestre y los puertos, mediante cientos, miles de pequeñas pero efectivas tomas de carreteras en todos los rincones del país. Así nos vamos a incorporar todas y todos en cada pequeño pueblo cercano a las carreteras, aduanas y puertos. Son tomas cortas de media hora, en las que detenemos el tráfico con unas 100 personas, quemamos llantas, cruzamos palos y todo los materiales que tengamos a mano y colocamos vidrio molido y otros materiales para “ponchar las llantas” a los carros que vayan pasando. Aguantamos ahí hasta una media hora y NO NOS ENFRENTAMOS a la policía y el ejército. REPITO, NO NOS ENFRENTAMOS A LA POLICÌA Y EL EJÈRCITO.
Les pedimos a los vecinos de la comunidad más cercana que nos avisen antes de que lleguen. Nos vamos antes por las calles laterales, por los cerros y caminos que conocemos. Para que la policía y el ejército se cansen tratando de agarrarnos, apagando llantas, removiendo escombros, apartando vidrios y clavos en las carreteras. Y que el pueblo los desprecie, que nadie en el pueblo les venda comida, cerramos las pulperías y los negocios, nos hacemos los taimados. Inmediatamente coordinamos para colocar un nuevo retén en otro punto de la carretera a muchos kilómetros del nuestro para que salgan pitados porque tienen que irse al siguiente punto en la carretera que este tomado y así toditito el día.
Mientras tanto seguimos haciendo tomas y macaneo en cada barrio y colonia en las ciudades para que sigan manteniendo mucha tropa en Tegucigalpa y otras ciudades. Pero hay que organizarnos y crear una red de información por teléfono o radio, con códigos, y avisar cuanta tropa se mueve de un punto a otro, y vamos a volverlos locos a los policías y los militares y lo más importante, no vamos a dejar que las empresas golpistas muevan por las carreteras sus productos ni que salga nada por las aduanas y las exportaciones. Ni aceite de palma africana, ni bananos, plátanos, café, azúcar, camarones, melones, mineral, ningún producto, ropa, trapo, calcetín o calzón se exporta de las maquilas. Y este es sólo el principio, podemos detener camiones, tomarnos y hacer sabotajes a las aduanas, puertos y aeropuertos.
Porque si no venden, si no exportan, se les acaban los negocios y las ganancias. Y entonces de que les sirve su gobierno golpista? Y estos empresarios y empresarias, que son los que apuntalan al gobierno de facto y quienes le pagan los sobre sueldos a los coroneles y generales criminales; ellos y ellas van a tener que hacerse para atrás ante el poder del pueblo, para dar paso a la restitución del Gobierno de Zelaya, a la democracia para todas y todos, a nuestra Asamblea Nacional Constituyente.
Entonces compañeros y compañeras a tomarnos las carreteras, las aduanas y los puertos, junto con los barrios, las colonias y los pueblos, a parar el país.
Llamamos a los pueblos hermanos de Guatemala, El Salvador y Nicaragua a realizar tomas coordinadas con nuestro pueblo de las aduanas y realizar actos de protesta en las principales ciudades.
¡EN RESISTENCIA HASTA RECUPERAR LA DEMOCRACIA POPULAR!
¡EN RESISTENCIA HASTA QUE SE PROFUNDICE LA PARTICIPACION A TRAVES DE LA CONSTITUYENTE Y SE ACUERDE UNA NUEVA CONSTITUCION, UN NUEVO PACTO POLITICO PARA REFUNDAR A HONDURAS!
¡SALUD COMPAÑERAS Y COMPAÑEROS!
Delfina Bermúdez es profesora hondureña en Resistencia
/www.rebelion.org/
En inglés:
A qualitative step forward for the organized struggle in Honduras
A new challenge: taking over highways, ports and customs offices to bring the country to a halt and overthrow the dictatorship
Delfina Bermúdez - Rebelión
“…Because a people disorganized becomes a mass that can be toyed with, but a people that organizes itself and fights for its values and for justice is a people that demands respect.”
Monsignor Oscar Arnulfo Romero, Homily, March 2, 1980
After more than 90 days of resistance and struggle, the Honduran people have taken a qualitative step forward. As of last Tuesday, in addition to collective marches down the main streets of the cities, the protest actions have extended to towns, neighborhoods and residential districts. The protest actions and occupations of roads in towns, neighborhoods and residential districts are very important because:
1) they force the police and the military to use additional personnel, ammunitions, fuel and other logistical support and to mobilize in areas with which they are not very familiar, which leads to the forces getting worn out more quickly, having difficulty maintaining their supplies and potentially becoming trapped and isolated.
2) the people in the resistance are familiar with the towns, neighborhoods and residential districts and know the back roads and short cuts.
3) the struggle in these territories gives people a sense of membership and forces them to show up, take a stand and position themselves in opposition to those who until now have remained passive.
4) the mobilizations in towns and neighborhoods allow many people to join the movement who have been unable to go to the protests because they can not afford to take the bus or eat meals away from home, or because they are housewives and have to take care of their homes, elderly relatives, siblings or children. More than anything, many have to work a full workday and now they can join in on the actions that are taking place in their neighborhoods at night.
5) mobilizations in the neighborhoods, towns and residential districts require that people identify themselves with and organize logistically around the actions. They also force people to sit down and discuss the reasons for being in resistance, the scope of the changes that need to be made, to question corruption, the limitations of the current electoral circus and, especially, to propose a new nation, a new reality that is highly democratic and participatory, that goes beyond political parties and reduces inequities – a country more just and more our own.
6) the movement in towns and neighborhoods includes older people who have past experience in resistance, in farm worker, labor, and urban movements; it also extends a hand and gives a renewed sense of agency to the youth who are playing a decisive role in the street protests.
7) in addition, organizing in the neighborhoods brings the movement and the conflict closer to home. It breaks down the media’s portrayal and official stigma of us as just a few troublemakers engaging in acts of vandalism, allowing each one of us to identify with and recognize ourselves as the RESISTANCE. We are the RESISTANCE.
With the incorporation, organization and action of the towns, neighborhoods and districts there is no turning back. With this step, we are taking back the public spaces that we have lost due to indifference and the exclusionary pattern that proposes and imposes on us governance by the mediocre “Arab” bourgeoisie – the members of the wealthy and middle classes who intend to build walls and fences of police control and force us all take refuge in our homes and turn our backs on our neighbors.
Now it is time to take a new step and make the most of the richness and capacities of local organization, to strike a final blow against this repressive and brutal regime, against the big “Arab” and Honduran business owners who finance and support the coup, who have grown wealthy due to the exclusive and reactionary system under which we live. Against those who do not care about the crisis, the repression and the curfews, about the many people who have lost their jobs, who cannot leave home daily to earn the bread for their children to eat, about the thousands of small and mid-sized businesses that are on the verge of failing because of the collapse of consumer markets.
So for the reinstatement of Manuel Zelaya, for the recovery of the state, for the recovery of the country, and to set a new course for our own destinies, we should make use of all of the organization and structures developed in towns, neighborhoods and districts to hit them where it hurts most: in their businesses, in their dirty profits.
We have to block land transport and the ports through hundreds and thousands of small but effective takeovers of roads in every corner of the country. In this way, we will incorporate every person in every small town close to the highways, customs offices and ports. Short takeovers of half an hour, in which we stop traffic with 100 people, burn tires, build barricades with sticks and any material we have at hand, put ground glass and other materials to “puncture tires” of the cars that are passing. We stay there for half an hour and DO NOT CONFRONT the police and the military. I REPEAT: WE WILL NOT CONFRONT THE POLICE AND THE MILITARY.
We ask the neighbors of the nearest community to warn us before they arrive. We will leave before they arrive, using the side streets, hills and paths we know so that the police and military will exhaust themselves trying to catch us, putting out tire fires, removing rubble and clearing glass and nails off the highway. And the town should cut them off; no one should sell them food. We will close the local stores and the businesses; we will become the crafty ones. We will immediately coordinate to set up a new roadblock at another point many kilometers down the highway from ours so that they run off to the next point being occupied on the highway; that is how it will go on all day long.
At the same time, we will continue with occupations and disturbances in every neighborhood and district in the city so that they many troops must be kept in Tegucigalpa and other cities. But we have to organize ourselves and create a telephone or radio information network, transmitting in code, to send warnings about how many troops are moving from one point to another. We will drive the police and the military crazy and, more importantly, we will not allow the companies backing the coup to move their products on the highways, to get their products through customs or to export them. No African palm oil, bananas, plantains, coffee, sugar, shrimp, melons or minerals – no product, piece of clothing, cloth, sock or undergarment will be exported from the factories. And this is just the beginning; we can stop trucks, seize them and sabotage the customs offices, ports and airports.
Because if they don’t sell, if they don’t export, their businesses and profits will dry up. And then what purpose will the coup government serve? And these businessmen and women, who are the ones propping up the de facto government, and the ones paying off the criminal colonels and generals, will have to back up before the power of the people to make way for the reinstatement of the Zelaya administration, for democracy for all and for our National Constitutional Assembly.
So, comrades, let’s take over the highways, the customs offices and the ports, along with the neighborhoods, districts and towns, to bring the country to a halt.
We call on our brothers and sisters in Guatemala, El Salvador and Nicaragua to coordinate with our people to take over customs offices and carry out protests in the major cities.
IN RESISTANCE UNTIL POPULAR DEMOCRACY IS RESTORED! IN RESISTANCE UNTIL POLITICAL PARTICIPATION IS DEEPENED BY THE CONSTITUTIONAL ASSEMBLY AND A NEW CONSTITUTION IS APPROVED, A NEW POLITICAL PACT TO RENEW HONDURAS!
¡SALUD COMPAÑERAS Y COMPAÑEROS!
Delfina Bermúdez is a Honduran teacher in resistance.
Fuente: hondurasresists.blogspot.com
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