lunes, 12 de octubre de 2009

Se los dije, es una trampa

Juan Ramón Martínez tiene muy buenos contactos en el régimen golpista y si él dice –como lo cita Frank Jack, de Reuters– que “Micheletti no tiene ninguna intención de entregar de nuevo la Presidencia a Zelaya”, habrá que –por lo menos en esto– creerle.

También lo digo porque las declaraciones públicas de los usurpadores en la fecha en la cual se dio por inaugurado el diálogo entre los representantes del legítimo gobernante, el Frente Nacional en contra del Golpe de Estado y el gobierno de facto, denotan un total desinterés en restablecer el orden constitucional y restituir en el cargo para el cual fue electo a Manuel Zelaya Rosales.

Defendiendo su versión de los hechos acaecidos antes, durante y después del golpe de Estado perpetrado por militares y políticos conservadores el pasado 28 de junio, y luego de escuchar el reiterado anhelo continental de ver restablecido el orden constitucional en Honduras, Roberto Micheletti Bain le dijo a la comitiva de la Organización de Estados Americanos (OEA), que lo visitó en el salón de reuniones del Consejo de Ministros, que: "Ni ustedes saben toda la verdad ni quieren saber toda la verdad". Micheletti Bain hablaba de una verdad en la que él es un santo, los militares son arcángeles y Manuel Zelaya Rosales es Satanás.

Punto y seguido, expresó –haciendo uso y abuso de una ilegítima representatividad de los hondureños– que en el país “a lo único que tememos es a Mel Zelaya. Tenemos pánico de Mel Zelaya”. Porque reitero, aquí según el espurio gobernante el malo de la película es Mel y no él.

Y vaya que Micheletti Bain es inconsciente de su papel en toda esta crisis, pues en un tramo de su alocución frente a los representantes de la OEA, dijo que si él era un “obstáculo” se hacía a un lado, pero también exigía que se haga a un lado Zelaya Rosales, “que le ha causado daño al país”; ¿No tendrá consciencia este señor que –desde el 28 de junio de 2009– él ha sido uno de los principales obstáculos para solventar esta crisis y que ha sido su intransigencia y testarudez la que más daño le ha causado a la nación?

Finalmente, ante la reiterada posición de los diplomáticos extranjeros de interpretar la expatriación del presidente Zelaya Rosales como una flagrante violación a la Carta Democrática Interamericana y –en consecuencia– pedir la suscripción del Acuerdo de San José que procura la restitución de antes mencionado, un obstinado Micheletti Bain manifestó iracundo: “Nosotros creíamos que ustedes venían de buena fe, y que iban a escuchar lo que decidieran los hondureños. Pero no. Los discursos que han hecho son totalmente diferentes. Porque ustedes quieren volver a poner a Zelaya”.

Ante tanta obcecación y terquedad se demuestra de primas a primeras que la posición de quienes en la actualidad detentan el poder por la vía de la fuerza, está definida y no se retirarán del lugar que en la actualidad usurpan; no hay voluntad para el diálogo, la posición de ellos es cerrada: ¡Del poder no se van hasta que pongan al próximo Presidente!

Con lo que podemos –tal cual les mencioné en la anterior columna– que todo esto era una trampa, destinada a prolongar las discusiones y el debate acerca de un hecho que ni en el pero de los sueños pasa por la cabeza de los golpistas: ¡Entregar el poder sin garantizar continuar en él cuatro años más!

Siendo así las cosas, se hace necesario que lo dicho por el presidente de facto se refleje rápidamente en la instalada mesa de dialogo y que una vez oficializada la renuencia a restituir a Manuel Zelaya Rosales en la posición para la cual fue electo, la población en resistencia intensifique sus protestas y ejecute acciones que demuestren la indignación que tienen con el régimen; de igual manera, es fundamental que los organismos multilaterales y las naciones democráticas del mundo se den cuenta que es perder el tiempo esperar que los abusivos que controlan el Estado hondureño den un paso atrás, ni siquiera al costado, por lo que se hace ineludible imponer sanciones extremas al gobierno usurpador y a los que lo integran y lo apoyan (golpear donde mas les duele). Ya ha quedado demostrado que estos “caballeros” no escuchan, no razonan, ni actúan en consonancia con los más sagrados intereses de la Patria; en consecuencia, ¿por qué tenerles piedad?

Tegucigalpa, MDC – 7 de octubre de 2009

Omar Edgardo Rivera Pacheco
ml_rivera@hotmail.com
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