Con una actitud perseverante miles de peregrinos de varios departamentos del Litoral Atlántico, que apoyan la restitución del depuesto Manuel Zelaya Rosales, ingresaron al centro de la capital industrial exigiendo el retorno al orden constitucional. La marcha se desarrolló en forma ordenada y pacífica. “Insurrección, insurrección, insurrección”, exclamaron al unísono los manifestantes cuando se encontraban en el parque, ahora, nombrado “Plaza la Libertad” por el Frente Nacional de Resistencia Contra el Golpe de Estado en Honduras. Alrededor de las cuatro de la tarde, cuando se encontraba la mayor cantidad de ciudadanos, convocados por el frente, cinco sacerdotes católicos, entre ellos el de Santa Rosa de Copán, Fausto Milla, y el superior de los jesuítas Ismael Moreno, iniciaron con una misa popular la manifestación. “El tirano que nos gobierna por medio de un golpe de Estado es un criminal. La Constitución en su artículo tres dice que el pueblo tiene derecho a la insurrección”, recordó Milla ante la muchedumbre. Mientras los ciudadanos gritaban “fuera golpistas”, un pelotón de policías alineados en la acera de la catedral se mantenía a la expectativa. Todos estaban dotados con toletes, fusiles, cascos y algunos de ellos con máscaras antigás lacrimógeno. Hugo Maldonado, presidente del Comité de Derechos Humanos, lamentó que los jefes policiales, pese a los pedidos hechos por la resistencia, hayan enviado efectivos al centro de la ciudad. El centro de la ciudad comenzó a verse inundada de manifestantes “antigolpistas” desde las tres de la tarde cuando ingresó el primer contingente de ciudadanos que el viernes salieron de los departamentos de Atlántida, Yoro y Colón. Francisco Isaías Cruz, un médico de Tela que prestó sus servicios gratuitos a la resistencia, informó a DIARIO TIEMPO que en el trayecto atendió a por lo menos ocho personas que se desmayaron a raíz de cansancio y deshidratación. A las tres y media de la tarde, a través de la Tercera Avenida, ingresó un grupo procedente de Puerto Cortés. Minutos más tarde arribó una caravana integrada por hombres y mujeres de todas las edades de Lempira, Copán y Santa Bárbara. Algunos de ellos se desmayaron y otros se tendieron sobre la calle para recibir la atención de las enfermeras, quienes les sobaron los pies, ofrecieron agua y medicinas. La manifestación también estuvo llena de alegría con la música punta, con percusiones de tambor y el sonido de caracoles, y bailes de ciudadanos en zancos y vestidos con trajes coloridos. Paralelamente, de manera organizada, algunos ciudadanos les entregaban platos de comida a todos los manifestantes que llegaban a la ciudad. En tanto, otros recaudaban donaciones (dinero, agua, alimentos) para sostener el movimiento durante las horas próximas. |
Fuente: www.tiempo.hn
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