jueves, 2 de julio de 2009

Un golpe de Estado que deja muchas lecciones –segunda parte-

Por Edgar Augusto Ortíz

Otro fenómeno que vale la pena analizar es el empleo mediático que vienen desarrollando algunos medios –a nivel internacional y nacional- en función de preparar condiciones para realizar acciones que permitan favorecer los intereses de esta derecha extrema y del empresariado, sea en contra de las disposiciones de los gobiernos o contra mandatarios que toman medidas para favorecer a los sectores populares; con esta actitud, esos medios contradicen el papel de formadores de opinión seria, así como los derechos que dicen defender como el derecho a la libre emisión del pensamiento, de información y de prensa.

Estas acusaciones a los gobiernos y mandatarios van desde señalamientos de populismo, hasta la sindicación de violaciones a la Constitución y las leyes, muchas veces poniendo en duda la capacidad intelectual, ética y estado emocional de los mismos, pero sin emprender acciones legales serias que permitan demostrar tales acusaciones.

¿Es esa la libertad de expresión, de emisión del pensamiento y de prensa que pregonan? Porque de ser así es mejor dar paso a decir claro que los medios y el periodismo, que se ejerce en ellos, sólo sirve para defender sus intereses y no el de los sectores marginados de la sociedad sin hacer esfuerzos por aparentar que existe libertad de expresión. Luego es preciso preguntarse ¿No tienen los sectores vulnerables, marginados o populares el derecho a opinar y elaborar propuesta que se encaminen a resolver sus problemas, de manera independiente, en lugar de ser o pretender ser tutelados? ¿Tiene que hacerse en esos medios que limitan y mutilan su libertad de expresión o pueden hacerlo planteando medios alternativos de comunicación social?

Este es un tema crucial para limitar y enfrentar la existencia comprobada de campañas mediáticas de esa extrema derecha que se expresa en los medios de comunicación que llegan a todo el mundo a través de las cadenas internacionales y a partir de la posición de gobiernos o poderosos grupos ultra conservadores de las grandes potencias que responden especialmente a la industria bélica de esos países o que tienen grandes intereses o inversiones en los países que atacan. Esta problemática solo se resolverá, en parte, en la medida en que los dueños y directores de los medios de comunicación social aperturen realmente estos medios a distintas formas de ver el mundo y la realidad social, pero también pensando que los sectores marginados deben crear sus propias redes y medios alternativos para contrarrestarlos.

En el caso de Honduras se ha podido observar, en estos días, que uno de esos medios alternativos es pasar de voz en voz la información. También los sectores marginados tendrán su laboratorio para experimentar medios alternativos de comunicación que puedan contrarrestar la limitación que se ha dado al proceso de información formal y normal que actualmente tienen bajo su control los gobernantes de facto en ese país, lecciones que debemos sistematizar y recoger para futuros eventos.

La posición de Estados Unidos en esta crisis es otro tema importante. Hay quienes plantean la existencia del primer golpe de Estado de Barak Obama en el mundo. Queremos considerar que el actual presidente norteamericano tampoco recibió todo el poder de parte del sistema y los grandes intereses de los monopolios u oligopolios norteamericanos. Una señal fue el nombramiento del Secretario de Defensa que fue desde un inicio nombrado por el ejército en connivencia con esos grandes poderes y aceptado así por el Presidente Obama, el cual desde la campaña contra el candidato republicano inició un cambio de discurso hacia la moderación.

Entender que en Estados Unidos se manejan también intereses oligárquicos, de monopolios y oligopolios, de la gran industria bélica, petrolera y del capital financiero estadounidense e internacional es importante para comprender, aunque no justificar, el discurso cauto y moderado del mismo del Presidente ante el golpe de Estado en Honduras, aunque importante por la condena al régimen golpista. Pero detrás de esas manifestaciones oficiales también habrá posiciones de estos grupos que se manifestarán abierta o sutilmente a favor de los gobernantes de facto como puede verse en las cadenas de televisión y medios de comunicación, pero seguramente también a través de apoyos militares, económicos y políticos.

Estados Unidos y sus instituciones responden a diferentes grupos y tendencias económicas, políticas y sociales. Sus organismos y la forma de expresarse toman decisiones ideológicas como lo hacen los partidos mayoritarios: los republicanos y demócratas, así como grupos ultraconservadores como el que ha encabezado en el pasado reciente el senador Jesee Helms.

Ciertamente el Presidente Obama tiene en sus manos una de tantas pruebas de fuego en el inicio de su administración. Pero tampoco pueden ponerse esperanzas o falsas expectativas en que de él dependerán todas las decisiones importantes y que definirán el rumbo que en el futuro tenga la actual administración norteamericana. Al final debe entenderse que el Presidente de Estados Unidos responde a una política de Estado que se ha venido conformando tradicionalmente y que los cambios radicales que se esperaba ocurrieran en su administración podrían convertirse en cambios cosméticos, no generarán cambios estructurales en lo interno y ni cambios abruptos en las decisiones que tome en el campo internacional.

La política de Obama era transformar la orientación, hacer una reingeniería de la economía y sociedad norteamericana que prepararan condiciones para enfrentarse a la competencia que en la actualidad representan otras regiones y potencias del mundo como la Unión Europea, Japón y las potencias emergentes: China, Rusia, India, Brasil y otras que están surgiendo con fuerza en la nueva sociedad mundial en la que vivimos. Difícilmente se saldrá de sus planes y del papel de representante de la sociedad norteamericana. En Estados Unidos tendría que conformarse un movimiento social muy sólido que pudiera impulsar importantes procesos de cambio para que ello ocurriera.

Los pueblos y sectores de la población, la llamada sociedad civil, deben confiar más en sí mismos, en su organización, movilización y en sus acciones para derrotar las maniobras de los grupos de la extrema derecha, tanto de Estados Unidos como de todos los países del mundo. La solidaridad internacional se ha dado de una manera nunca vista en el caso de Honduras; pero el pueblo hondureño será el más importante actor para derrotar el golpe militar del domingo 28 de junio.



Fuente: www.albedrio.org

1 comentario:

  1. es el momento de resistir el golpe firmes a nuestra revolucion de las ideas bolivarianas y morazanicas de union de las naciones latinoamericanas en pro del desarrollo social arrebatado a nuestros pueblos de latinoamerica atraves de los tiempos por el imperialismo y el neocolonialismo.

    ResponderEliminar