Omar Pérez Salomón
El periódico estadounidense The Washington Post reveló hace unos días lo que todos sabemos; la concepción de la llamada ciberguerra enunciada por Estados Unidos, tiene un carácter eminentemente ofensivo.
Según este medio de prensa, el general Keith B. Alexander, jefe del Cibercomando del Pentágono, dijo en junio en un discurso en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales que el Cibercomando “debe reclutar, formar, capacitar a un grupo de expertos en cibernética que se dedicarán a intervenir redes electrónicas, esfuerzo que se llevará a cabo sin problemas de interoperabilidad… Ellos operarán en todo el espectro de operaciones de red. ”
Y en agosto en una convención cibernética el mismo Alexander aseveró: ““Tenemos que tener capacidad ofensiva, en tiempo real, que corte el acceso a cualquiera que esté tratando de atacarnos”.
En la década de los 90 del siglo pasado se producen un gran número de estudios por institutos de investigación y “tanques pensantes” de los Estados Unidos sobre la viabilidad de llevar las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) al campo de batalla; sin embargo, con el advenimiento de la administración de George W. Bush y los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, estas concepciones reciben un gran impulso al declarar el entonces Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, que “Internet es el nuevo escenario de la guerra contra el terror”.
Habría que recordar que para el país del norte, organizaciones terroristas y países que patrocinan el terrorismo son aquellos que no se someten a sus designios.
En febrero de 2006, el Departamento de Estado, encabezado por Condolezza Rice, crea el Grupo de Tarea para la Libertad Global de la Red que debía concentrarse en monitorear especialmente a China, Irán y Cuba, y en julio del siguiente año se hace pública la decisión del presidente Bush de crear un cuarto ejército en el país, el del ciberespacio, que estaría radicado en la base de la fuerza Aérea de Barksdale en Louisiana, con la misión de mantener la ventaja competitiva de las fuerzas armadas estadounidenses en un nuevo teatro de las operaciones militares.
La Administración Obama crea la figura del Ciberzar, para lo cual designó a un funcionario del gobierno de W. Bush, Howard Schmidt, con amplia experiencia en el campo de la seguridad y las TIC, tanto en el sector privado como en las agencias de inteligencia. Las funciones de este cargo están relacionadas con la coordinación de los esfuerzos gubernamentales para mejorar la ciberseguridad nacional en el ámbito militar y civil; en mayo del 2009 se presenta nuevamente la creación del cibercomando, para cuya dirección se eligió al General Keith Alexander, Director de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), que se calcula que ya cuenta con más de 80 000 efectivos y está activo desde el 1 de octubre del 2009 con la misión de desarrollar acciones ofensivas de ciberguerra.
Resulta llamativo que dos días antes del ataque terrorista a las torres gemelas en New York, el 9 de febrero de 2001, Cuba se convierte en el primer Estado acusado de planear ataques cibernéticos contra Estados Unidos, cuando en la audiencia del Comité selecto del Senado sobre Inteligencia, que trató el tema de “la amenaza mundial”, el entonces director de la Agencia de Inteligencia de Defensa, Almirante Thomas R. Wilson, identificó a la Mayor de las Antillas como un posible país “ciberatacante”.
A partir del año 2007 se desata una campaña que dura hasta nuestros días, que acusa a Rusia, China, Irán, Corea del Norte y Cuba, por ataques o penetración de redes en Estados Unidos, Corea del Sur, Israel, Estonia, Georgia y otros países.
La Unión Europea no se ha quedado rezagada y estableció en 2004 la Agencia Europea de Seguridad de las Redes y de la Información (ENISA), una organización dedicada a ofrecer apoyo científico y tecnológico para prevenir los ciber ataques y ayudar a los países miembros a elaborar una legislación al respecto.
Por su parte Israel, ha reclutado a cientos de genios de la informática para el Departamento dedicado a la guerra cibernética. Según la Agencia Judía de Noticias, el jefe de la Agencia de Seguridad de Israel, Yuval Diskin advirtió que la guerra cibernética es la principal amenaza de Israel, y que los terroristas de Al Qaeda utilizan las salas de chat en Internet para adoctrinar a los nuevos operativos y les enseñan la manera de perpetrar atentados.
En el complejo escenario descrito, los países del “eje del mal” o aquellos que se oponen a la política injerencista y guerrerista de Washington, deberán tener en cuenta las acciones de guerra cibernética provenientes de Estados Unidos y sus aliados imperialistas, que tendrán un carácter ofensivo, dirigido a destruir las redes con infraestructura crítica en sectores claves como la Banca, Energía, Información, Telecomunicaciones, Hidráulico y Transporte. En este enmarañado contexto no cabe la ingenuidad.
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