Es un tema que de momento está empantanado y dependerá tanto de la agilidad como de la trasparencia del gobierno para cumplir con los acuerdos firmados con el MUCA. Para nuestro caso nos interesa más fijarnos en cómo los diferentes actores sociales ven la realidad social o, si se quiere, “mirar como se mira la realidad social”. Es decir, que está por detrás de los actores sociales cuando emiten un juicio, dan una opinión o hacen un pronunciamiento.
La crítica fundamental del Campo Pagado va orientada hacia el Gobierno y el Instituto Nacional Agrario y, por detrás de todo ello, hacia el papel y función del Estado. Pareciera que seguimos metidos de lleno en el neoliberalismo más puro pues no se deja entrever que la crisis financiera de agosto del 2008 precisamente a lo que ha puesto fin es al “estado neoliberal” y le ha devuelto su papel directivo en la vida económica y en la sociedad. Había que reducir el Estado al mínimo y dejar que la economía y el mercado regulara todo.
Lo que quiere demostrar el señor Facussé es que solo la empresa privada es capaz de producir, generar empleo, inversión, consumo, respeto a la propiedad privada y fomenta el estado de derecho. Cuando el Estado se entromete en la vida económica lo único que hace es producir caos, hay estancamiento, crece el desempleo, ahuyenta la inversión nacional y extranjera y, en última instancia, conduce a una situación de ingobernabilidad.
Y un planteamiento de esta naturaleza conduce a un “maniqueísmo social”, es decir, a posturas extremas donde no hay puntos intermedios”, donde todo es blanco o todo negro, o se está conmigo o contra mí; soy quien poseo la verdad, la razón, la justicia y el único camino posible ante cualquier situación. Por eso no entra para nada en esta posición un replanteamiento de la reforma agraria, del problema de la tierra, la redistribución de la riqueza en al campo.
Con esta manera de ver la realidad social se descalifica tanto al campesinado como al gobierno. No permite el más mínimo cuestionamiento a la ley de modernización agrícola que suprimió la función social de la propiedad y puso como protagonista fundamental al agroexportador y no al campesino. Y, por si fuera poco, amenaza con un futuro sombrío en caso de cambiarse las reglas del juego: “este problema del Bajo Aguan es la prueba de fuego de esta Administración y de su determinación de actuar con responsabilidad y seriedad. Y se sabe que un mal manejo de este tema tan sensible, puede empujarnos aún más hacia lo que se llama “un Estado fallido”.
La lección que nos deja esta manera de ver la realidad es lo difícil que puede resultar el diálogo, la búsqueda de consensos y soluciones cuando se es prisionero de los intereses económicos e ideológicos que dejan por fuera el bien común de toda la sociedad.
Nuestra Palabra, Radio Porgreso, 9 de julio de 2010
Fuente: Radio Progreso
la verdad q el govierno honduras cada vez da muestras de su incapacidad para resolver los problemas q se le presentan a pepe lobo le quedo grande la casa de gobierno
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