Galel Cárdenas
La película que posee el mismo nombre del título de este artículo, fue protagonizada por Richard Gere, Kim Bassinger, Joe Pantoliano, y otros, filmada en 1986, y dirigida por Richard Pearce , trata de un policía que suplanta a un pistolero a sueldo contratado para matar a un hombre. Antes de que le desvele la identidad del hombre que le había contratado, el policía es asesinado, y la sexy mujer que le acompaña desaparece.
En fin, películas de Hollywood que tienen títulos excelentes para un título de novela, sin embargo, aquí trataremos el tema del túnel sin salida que posee el actual gobierno de Porfirio Lobo.
Enredado en el golpismo que acecha al poder ejecutivo, y siendo parte de él por omisión o acción, Porfirio Lobo es producto de unas elecciones sometidas a la represión y a las maquinaciones ultraderechistas de la institucionalidad gubernamental (Congreso Nacional, Fiscalía General, Corte Suprema de Justicia, Ejército y policía nacionales), que penden sobre su cabeza como una espada de Damocles siniestra y purulenta, lista para cortar su cabeza si fuere necesario, claro con el visto bueno de la embajada norteamericana y toda su parafernalia de águila imperial.
Porfirio Lobo, en su rol de Presidente de la República, sin el partido que lo llevó al poder en sus manos, y dirigido aquel por su rival político más enconado, don Ricardo Alvarez, tal como sucedió con Manuel Zelaya Rosales, en relación con su vicepresidente y dueño del Partido Liberal, está en camino al patíbulo, si comienza a desenredar la madeja oscura del golpismo y trata de salir avante con cierta dignidad y patriotismo ante el grave problema político que enfrenta el pueblo y el Estado de la nación hondureña.
Así entonces, no es raro observar sus tumbos mediáticos y políticos, a través de una estrategia parecida a la frase de la Chimoltrufia del popular cómico Chespirito: como digo una cosa, digo otra. Misma que como se podrá colegir representa para su gobierno, tal como lo vaticinaron miembros de F.N.R.P. una muy delicada debilidad (nuestro Frente le denomina “ingobernabilidad”), a tal grado que en sus 100 días de administración aún todavía no ha sido aceptado por una buena cantidad de pueblos en el contexto de los gobiernos autodeterminados.
Así, entonces, mientras la Resistencia Nacional convertida en un gigantesco maremoto popular siga en crescendo, las perspectivas de su sobrevivencia digna y patriótica se van achicando para mostrarse poco a poco, como un gobernante condenado a empujar la piedra hasta la cima y luego al caer ésta, volver a subirla hasta el final de su período presidencial.
Un gobernante Sísifo de uno de los partidos conservadores más recalcitrantes de la hondureñidad y de la latinoamericanidad, es y será don Porfirio Lobo Sosa.
Atrapado sin salida, Porfirio Lobo deberá desvelarse hasta altas horas de la noche, para salir avante en su proyecto político personal. En un año más se encontrará solo, cuando arranquen de lleno sus rivales, y cuando aprieten sus dientes los asesinos de la democracia que afilan sus armas y sus cuchillos para degollar todo aquello que huela a pueblo, a democracia, a soberanía popular y a autodeterminación patriótica.
Fuente: tiempo.hn
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