Miembro del grupo motorizado de la Resistencia en Honduras denuncia persecución e intento de asesinato
Lista Informativa
Hay algo de esquizofrénico en la actitud del gobierno de Porfirio Lobo y de la policía hondureña, o simplemente juegan con doble discurso, tratando aparentar que en Honduras no existe persecución contra los miembros de la Resistencia.
Mientras la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, incluye a Honduras entre los países latinoamericanos donde más se violentan los derechos humanos, el ministro de Seguridad, Oscar Álvarez, asegura que el asesinato de siete periodistas nada tiene que ver con su desempeño profesional.
En el Bajo Aguán, la delicada situación del conflicto agrario entre el Movimiento Unificado Campesino del Aguán, Muca, y tres terratenientes, se ha parcialmente solucionado con la firma de un acuerdo entre gobierno y la organización campesina
Sin embargo, sigue la militarización de la zona, la detención y el enjuiciamiento de campesinos, y las amenazas y hostigamiento contra dirigentes gremiales y sindicales.
Si eso fuera poco, el pasado martes 20 de abril fue secuestrado Oscar Flores, miembro de la Resistencia, quien una vez en libertad, denunció que sus raptores admitieron haberse equivocados de persona. Su objetivo eran los miembros de la directiva del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Sitraunah.
Recientemente, el presidente del Colegio de Profesores de Educación Media de Honduras, Copemh, Jaime Rodríguez, denunció una persistente persecución en su contra, y a partir del golpe de Estado han asesinado a siete profesores vinculados con la Resistencia.
Ante esta dramática situación, generan desconcierto las declaraciones del alto mando de la Policía al garantizar al Comité de Familiares Detenidos Desaparecidos en Honduras, Cofadeh, la aplicación de las medidas cautelares otorgadas por la Cidh a más de un centenares de personas.
No obstante, las organizaciones de derechos humanos han repetidamente denunciado el completo abandono en que se encuentran estas personas, muchas de las cuales tuvieron que abandonar el país por miedo a perder su vida.
Es en este contexto de persecución que se enmarca la situación de Edwin Robelo.
Robelo es el esposo de Wendy Elízabeth Ávila, la muchacha de 24 años que falleció en septiembre de 2009 a consecuencia de los gases lacrimógenos lanzados de manera brutal por la policía, durante el desalojo frente a la Embajada de Brasil, donde se había encerrado el ex presidente Manuel Zelaya.
Ambos eran parte del grupo de motorizados de la Resistencia, y ahora Edwin sigue con su camino de lucha, tal como se lo prometió a Wendy antes de que falleciera.
Un camino peligroso que lo ha llevado muy cerca de la muerte. La Lista Informativa “Nicaragua y más” conversó con él para conocer la difícil situación que está viviendo.
-¿Qué tipo de actos represivos has sufrido?
-Con la toma de posesión de Porfirio Lobo la represión se ha intensificado. En mi caso, he sufrido varios atentados y parece que los cuerpos represivos me tienen en su lista, como uno de los objetivos que quieren eliminar en el marco de una estrategia de represión selectiva.
-¿Qué tipo de atentado?
-En las marchas siempre hay infiltrados y tratamos de identificarlos para neutralizarlos. En una de las últimas movilizaciones llegamos hasta el Parque Central y me puse con otras personas a hacer pintas en las paredes.
De pronto, de la multitud salieron tres policías infiltrados. Andaban con pañuelos en la cabeza y cargando banderas de la Resistencia. Con pistolas en mano se dirigieron hacia mí e hicieron el intento de dispararme, pero la pistola falló.
Varios miembros de la Resistencia, que se habían percatado de lo que ocurría, los persiguieron pero no pudieron alcanzarlos.
-¿Por qué crees que te quieren asesinar?
-Es difícil decirlo. Me conocen muy bien y saben que soy un miembro muy activo de la Resistencia, y que nunca voy a claudicar. Tal vez a mí, como a muchos otros compañeros y compañeras, nos ven como una amenaza para sus intereses. Es por eso que siguen amenazándonos y atentando contra nuestras vidas.
No obstante, no les tenemos miedo y vamos a llegar hasta el final. Incluso, se tenemos que ofrendar nuestra sangre, lo haremos. Como dijo Wendy, es mejor morir de pie que vivir de rodillas.
-¿Estás tomando algún tipo de medida de seguridad?
-Ya interpuse la denuncia ante diferentes organizaciones de derechos humanos y van a pedir a la Cidh que me otorgue medidas cautelares.
Además, estoy tomando medidas de seguridad para que no sea un blanco fácil para quienes me quieran eliminar. Entre compañeros y compañeras nos cuidamos la espalda.
-A partir del 28 de junio 2009, ha habido una constante violación de los derechos humanos en Honduras. En tu caso, has sufrido en carne propia la muerte de Wendy y la represión. ¿Qué esperas para el futuro?
-Wendy era una compañera muy valiosa y ofrendó su vida por esta lucha. No nos van a amedrentar y vamos a llegar hasta el final de esta lucha. La sangre de nuestros compañeros y compañeras no ha sido derramada en vano. Hay centenares de miles de hondureños en las calles del país y sus hijos, sus nietos, podrán ver realizados los sueños por los que nuestros mártires murieron.
Fuente: nicaraguaymasespanol.blogspot.com
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Mientras la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, incluye a Honduras entre los países latinoamericanos donde más se violentan los derechos humanos, el ministro de Seguridad, Oscar Álvarez, asegura que el asesinato de siete periodistas nada tiene que ver con su desempeño profesional.
En el Bajo Aguán, la delicada situación del conflicto agrario entre el Movimiento Unificado Campesino del Aguán, Muca, y tres terratenientes, se ha parcialmente solucionado con la firma de un acuerdo entre gobierno y la organización campesina
Sin embargo, sigue la militarización de la zona, la detención y el enjuiciamiento de campesinos, y las amenazas y hostigamiento contra dirigentes gremiales y sindicales.
Si eso fuera poco, el pasado martes 20 de abril fue secuestrado Oscar Flores, miembro de la Resistencia, quien una vez en libertad, denunció que sus raptores admitieron haberse equivocados de persona. Su objetivo eran los miembros de la directiva del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Sitraunah.
Recientemente, el presidente del Colegio de Profesores de Educación Media de Honduras, Copemh, Jaime Rodríguez, denunció una persistente persecución en su contra, y a partir del golpe de Estado han asesinado a siete profesores vinculados con la Resistencia.
Ante esta dramática situación, generan desconcierto las declaraciones del alto mando de la Policía al garantizar al Comité de Familiares Detenidos Desaparecidos en Honduras, Cofadeh, la aplicación de las medidas cautelares otorgadas por la Cidh a más de un centenares de personas.
No obstante, las organizaciones de derechos humanos han repetidamente denunciado el completo abandono en que se encuentran estas personas, muchas de las cuales tuvieron que abandonar el país por miedo a perder su vida.
Es en este contexto de persecución que se enmarca la situación de Edwin Robelo.
Robelo es el esposo de Wendy Elízabeth Ávila, la muchacha de 24 años que falleció en septiembre de 2009 a consecuencia de los gases lacrimógenos lanzados de manera brutal por la policía, durante el desalojo frente a la Embajada de Brasil, donde se había encerrado el ex presidente Manuel Zelaya.
Ambos eran parte del grupo de motorizados de la Resistencia, y ahora Edwin sigue con su camino de lucha, tal como se lo prometió a Wendy antes de que falleciera.
Un camino peligroso que lo ha llevado muy cerca de la muerte. La Lista Informativa “Nicaragua y más” conversó con él para conocer la difícil situación que está viviendo.
-¿Qué tipo de actos represivos has sufrido?
-Con la toma de posesión de Porfirio Lobo la represión se ha intensificado. En mi caso, he sufrido varios atentados y parece que los cuerpos represivos me tienen en su lista, como uno de los objetivos que quieren eliminar en el marco de una estrategia de represión selectiva.
-¿Qué tipo de atentado?
-En las marchas siempre hay infiltrados y tratamos de identificarlos para neutralizarlos. En una de las últimas movilizaciones llegamos hasta el Parque Central y me puse con otras personas a hacer pintas en las paredes.
De pronto, de la multitud salieron tres policías infiltrados. Andaban con pañuelos en la cabeza y cargando banderas de la Resistencia. Con pistolas en mano se dirigieron hacia mí e hicieron el intento de dispararme, pero la pistola falló.
Varios miembros de la Resistencia, que se habían percatado de lo que ocurría, los persiguieron pero no pudieron alcanzarlos.
-¿Por qué crees que te quieren asesinar?
-Es difícil decirlo. Me conocen muy bien y saben que soy un miembro muy activo de la Resistencia, y que nunca voy a claudicar. Tal vez a mí, como a muchos otros compañeros y compañeras, nos ven como una amenaza para sus intereses. Es por eso que siguen amenazándonos y atentando contra nuestras vidas.
No obstante, no les tenemos miedo y vamos a llegar hasta el final. Incluso, se tenemos que ofrendar nuestra sangre, lo haremos. Como dijo Wendy, es mejor morir de pie que vivir de rodillas.
-¿Estás tomando algún tipo de medida de seguridad?
-Ya interpuse la denuncia ante diferentes organizaciones de derechos humanos y van a pedir a la Cidh que me otorgue medidas cautelares.
Además, estoy tomando medidas de seguridad para que no sea un blanco fácil para quienes me quieran eliminar. Entre compañeros y compañeras nos cuidamos la espalda.
-A partir del 28 de junio 2009, ha habido una constante violación de los derechos humanos en Honduras. En tu caso, has sufrido en carne propia la muerte de Wendy y la represión. ¿Qué esperas para el futuro?
-Wendy era una compañera muy valiosa y ofrendó su vida por esta lucha. No nos van a amedrentar y vamos a llegar hasta el final de esta lucha. La sangre de nuestros compañeros y compañeras no ha sido derramada en vano. Hay centenares de miles de hondureños en las calles del país y sus hijos, sus nietos, podrán ver realizados los sueños por los que nuestros mártires murieron.
Fuente: nicaraguaymasespanol.
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