La Resistencia hondureña es una organización amplia, de lucha política y social contra el régimen de facto y el capitalismo opresor, en consecuencia, se opone al neoliberalismo, a la oligarquía, al imperialismo, al colonialismo y al racismo.- “Busca la transformación de las estructuras sociales, políticas, económicas, educativas y de dominación cultural, a través de la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente, incluyente y popular, que apruebe la primera Constitución política hecha por el pueblo para refundar el Estado de Honduras, eliminando las relaciones de dominación y explotación actuales y creando un sistema de justicia social que garantice el bienestar, la libertad y dignidad de todos y todas”.
En este sentido la Resistencia popular es unitaria porque plantea la unidad de los diversos sectores sociales y políticos revolucionarios y progresistas, es convergente porque dichos sectores coinciden en una plataforma común de lucha antisistémica, por una nueva Constitución y la refundación de la República, es indivisible porque constituye un todo orgánico, con sus respectivas estructuras organizadas a diferentes niveles en todo el país, y es pluralista porque en todos y cada uno de los organismos o colectivos de la resistencia los miembros son de diferentes partidos políticos o miembros sin partido. La resistencia no se identifica con ningún partido tradicional (Liberal o Nacional), que han causado más mal que bien al país, y que tienen sumida a la Patria en una situación de dependencia y atraso social.
Si bien la Resistencia popular la integran 47 organizaciones sociales y políticas, cuyos representantes son órgano de consulta, no significa que cada agrupación política constituya una resistencia singular, esta forma organizativa no existe en las estructuras de la resistencia popular, por ejemplo, no existe resistencia del Partido LIBERAL, NACIONAL, U.D, PINU O DEMOCRACIA CRISTIANA, pero sí, liberales, nacionalistas, udeístas, pinuistas o demócrata cristianos que apoyan la resistencia a través de los respectivos colectivos de resistencia popular, que son organismos pluralistas, constituidos en Barrios, comunidades rurales, organizaciones populares, organizaciones sociales, y no en partidos políticos, por ello, resulta cuestionable que algunos dirigentes o militantes partidistas, realizan reuniones de protagonismo y exhibición de liderazgo político a nombre de la resistencia de un partido, lo cual no es saludable porque podría conducir al fraccionamiento y ruptura de su unidad interna.
Naturalmente, los miembros de la resistencia que militan en un partido político golpista, están en su pleno derecho a rescatar a su partido, pero esa lucha deberán librarla internamente, en forma directa, combatiendo a los dirigentes corruptos, golpistas y retrógrados de ese o esos partidos, y no usando la denominación de resistencia, que por razones de estrategia es conveniente y necesario que únicamente la utilice la resistencia popular, por cuanto ésta organización es la representativa de todo el pueblo que resiste y lucha contra todo el sistema social injusto y excluyente que el bipartidismo oligárquico y golpista nos ha impuesto.- Continuar con esa práctica organizativa diversionista es confundir al pueblo y crear paralelas disgregantes que los enemigos elogian.
Dividir o debilitar la resistencia es uno de los objetivos estratégicos de la derecha norteamericana y de la oligarquía hondureña para producir como efecto opuesto el resurgimiento del bipartidismo clientelista hoy en decadencia, mediante el proyecto de unificación del Partido Liberal, para impedir el fortalecimiento de la resistencia popular y anularla, inclusive como eventual fuerza electoral unitaria con posibilidades de triunfo, y de este modo frustrar los anhelos del pueblo hondureño de aprobar una nueva Constitución y la refundación del Estado hondureño.
Los liberales consecuentes y progresistas deben decirle ¡NO! a esta vil artimaña propia de los enemigos del pueblo y no dejarse embaucar por este ardid oligárquico, por el contrario, como núcleo liberal importante deben continuar firmes fortaleciendo la resistencia popular, como única organización garante de la unidad de todas las fuerzas progresistas y revolucionarias de Honduras.
En este sentido la Resistencia popular es unitaria porque plantea la unidad de los diversos sectores sociales y políticos revolucionarios y progresistas, es convergente porque dichos sectores coinciden en una plataforma común de lucha antisistémica, por una nueva Constitución y la refundación de la República, es indivisible porque constituye un todo orgánico, con sus respectivas estructuras organizadas a diferentes niveles en todo el país, y es pluralista porque en todos y cada uno de los organismos o colectivos de la resistencia los miembros son de diferentes partidos políticos o miembros sin partido. La resistencia no se identifica con ningún partido tradicional (Liberal o Nacional), que han causado más mal que bien al país, y que tienen sumida a la Patria en una situación de dependencia y atraso social.
Si bien la Resistencia popular la integran 47 organizaciones sociales y políticas, cuyos representantes son órgano de consulta, no significa que cada agrupación política constituya una resistencia singular, esta forma organizativa no existe en las estructuras de la resistencia popular, por ejemplo, no existe resistencia del Partido LIBERAL, NACIONAL, U.D, PINU O DEMOCRACIA CRISTIANA, pero sí, liberales, nacionalistas, udeístas, pinuistas o demócrata cristianos que apoyan la resistencia a través de los respectivos colectivos de resistencia popular, que son organismos pluralistas, constituidos en Barrios, comunidades rurales, organizaciones populares, organizaciones sociales, y no en partidos políticos, por ello, resulta cuestionable que algunos dirigentes o militantes partidistas, realizan reuniones de protagonismo y exhibición de liderazgo político a nombre de la resistencia de un partido, lo cual no es saludable porque podría conducir al fraccionamiento y ruptura de su unidad interna.
Naturalmente, los miembros de la resistencia que militan en un partido político golpista, están en su pleno derecho a rescatar a su partido, pero esa lucha deberán librarla internamente, en forma directa, combatiendo a los dirigentes corruptos, golpistas y retrógrados de ese o esos partidos, y no usando la denominación de resistencia, que por razones de estrategia es conveniente y necesario que únicamente la utilice la resistencia popular, por cuanto ésta organización es la representativa de todo el pueblo que resiste y lucha contra todo el sistema social injusto y excluyente que el bipartidismo oligárquico y golpista nos ha impuesto.- Continuar con esa práctica organizativa diversionista es confundir al pueblo y crear paralelas disgregantes que los enemigos elogian.
Dividir o debilitar la resistencia es uno de los objetivos estratégicos de la derecha norteamericana y de la oligarquía hondureña para producir como efecto opuesto el resurgimiento del bipartidismo clientelista hoy en decadencia, mediante el proyecto de unificación del Partido Liberal, para impedir el fortalecimiento de la resistencia popular y anularla, inclusive como eventual fuerza electoral unitaria con posibilidades de triunfo, y de este modo frustrar los anhelos del pueblo hondureño de aprobar una nueva Constitución y la refundación del Estado hondureño.
Los liberales consecuentes y progresistas deben decirle ¡NO! a esta vil artimaña propia de los enemigos del pueblo y no dejarse embaucar por este ardid oligárquico, por el contrario, como núcleo liberal importante deben continuar firmes fortaleciendo la resistencia popular, como única organización garante de la unidad de todas las fuerzas progresistas y revolucionarias de Honduras.
Ediasal.- Danlí, Honduras, abril 2.010
Editor: Adalberto Salcedo
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