martes, 2 de febrero de 2010

El Derecho como ideología

Por Marlon O. Reyes

Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.

K. Marx.


Muévete un poco hacia un lado porque me estás tapando el sol.

Diógenes

1- Es necesario hacer una denuncia crítica a la concepción metafísica del derecho. Es a esta forma de pensamiento, que concibe al derecho como idea absoluta y lo ubica por encima del individuo y de la sociedad en general, que no concibe al Derecho como expresión de la forma social que impera, como un hecho meramente antropológico, un producto de la voluntad política de la clase dominante, como un instrumento para la dominación, y que se nos ha impuesto y hegemoniza en la mente de ilustres, leguleyos, politicastros y con mayor efecto en la del ciudadano común, que va dirigida mi denuncia critica.

2- Los defensores a ultranza de esta concepción fundamentalista y juridicista del derecho, a nivel nacional, han hecho un gran desparpajo, al igual que gallinas asustadas cuando se le mueve el palo a la medianoche. La razón: Las sendas jugadas políticas ejecutadas por el presidente Ortega, con las cuales, en primera instancia se ha allanado el camino, a través de artimañas legales, hacia la posible reelección presidencial y en segundo lugar con la promulgación del decreto futurista-3-2010- en donde prorroga de ante mano el periodo a los funcionarios públicos que eventualmente, según la ley, se les vencerá el periodo de sus funciones en tanto la asamblea no decida ratificar a los actuales o nombrar a los nuevos funcionarios para el siguiente periodo. A esta alharaca de gallinas cluecas histéricas y posiciones de doble raseros se han unido, como siempre, la plana mayor de los ideólogos y agentes reproductores del sistema, tanto de la vieja guardia como de los nuevos reclutas, entre los que sobre salen como siempre el ordinario ilustre e ilustrado Tünnerman Bernheim, el infaltable Dr. Gabriel Álvarez, y uno de los novicios el Ph.D Omar García Palacios.

3- Estas lumbreras y bufones del conocimiento jurídico queman sus neuronas y se exacerban con el solo ánimo de ilustrar a la población, que conciben inepta y carente de iluminación, con el fin de hacerles ver que ante su falta de conocimiento y accionar el gobierno de turno toma ventaja e impone de forma arbitraria, ilegal y sin consenso un proyecto político, económico y social "contrario al sistema de cosas" hasta hoy hegemónico.

4- Tras los sofismas de estos ideólogos y propagandistas, a la mejor usanza goebbeliana, se esconde la realidad política y social de nuestra población esquilmada cada día por el capital tanto en la actividad productiva como en la rentista. Sus elucubraciones cargadas de un elevado intelectualismo jurídico e ideología no satisfacen la necesidad del análisis objetivo, no llegan al fondo del asunto, todo discurre en las nubes, sus conclusiones etéreas, gaseosas no aluden a la realidad cambiante y se aferran a una idea que no es coherente con la praxis, al fin pretenden ceñir esa realidad a un conjunto de normas desfasadas, insuficientes e ilógicas.

El acto puro de la sublimación: he aquí ante nosotros el nuevo dios.

5- Pretenden hacernos creer en la existencia de un mundo ideal regido por leyes eternas, mismas que imperan sobre nuestra imperfecta realidad y a la cual debemos someternos dejando a un lado todas nuestras tendencias y necesidades. Esta visión del Derecho parte de la idea que la legislación imperante es todo un sistema suficiente, coherente y hermético, producto de un legislador-impersonal-al cual se la atribuye una racionalidad jurídica suprema y vasta en conocimiento; y desde luego estos propagandistas se atribuyen para sí, el ser dueños, de una formación completa y conciencia plena de todas las causas y efectos de la practica forense y en el caso particular del Derecho Político, creen ser poseedores de todas las previsiones certeras, de las situaciones pasadas, del presente y del futuro, con una precisión y exactitud de los conceptos; y desde luego esta visión es amplísima y coherente con las finalidades perseguidas y de los medios necesarios para alcanzarlos; al fin una mentalidad sobrehumana que hace armonizar forzosamente los textos legales actuales. Semejante visión idealista de la cultura jurídica no es nada nueva, se remonta a Platón, a la escolástica, al pensamiento Kantiano, a Hegel y se reproduce matizada por los ideólogos modernos y contemporáneos en las escuelas de Leyes, y a través de los mass medias a manera de propaganda.

6- Esta obstinación por descartar la realidad no puede conducir más que a una irracional e insensata exaltación de lo que la experiencia nos enseña como abiertamente insuficiente y, esto, a la vez, trae consigo el agravado inconveniente de que los juristas defensores del status quo no busquen como proponer la necesaria transformación de ese atrasado Derecho, sino que más bien con una actitud venerante, se limitan a contemplar y a teorizar abstractamente dando al Derecho un carácter sustancialista-metafisico-, olvidando que esa idea del Derecho que ellos pregonan es como el dios aristotélico que no conoce al mundo; aun así, han hecho de este una religión muy ritualista y para remate debemos rendirle respeto, pleitesía y adoración a sus sacerdotes, diáconos y monaguillos, que por supuesto son los mismos venerables y vulgares leguleyos que defienden esta patraña de derecho.

Conclusión

7- El misticismo que envuelve a la ideología democrática burguesa desde su aparición es debido a las evidentes contradicciones existentes entre sus pretensiones de igualdad y la persistencia de las desigualdades en todos los estratos de la sociedad; esa falsa conciencia está formulada en su concepto seudo científico del régimen democrático sin clases. Estos ideólogos y propagandistas burgueses se niegan a reconocer que una minoría capitalista ejerce su DICTADURA SOCIAL tras la pantalla de una igualdad formal en el aspecto jurídico, así el objetivo subyacente consciente o inconsciente de los propagadores de esta concepción de la realidad es sustancializador, hipostatizador o inmovilizador, es diluir, negar y ocultar las contradicciones de clases que dominan el escenario de la formación capitalista de producción.

8- En definitiva este derecho apriorístico no siempre es obedecido o bien recibido y al aplicarse no produce los efectos sociales más saludables, pues no son las leyes las que han creado al animal político, sino que es este en su accionar social y político que crea al Derecho a su imagen y semejanza, aunque a los Tünnerman y su pandilla de secuaces para efectos prácticos no puedan entenderlo; o lo entienden pero por sus intereses de clase o personales han decidido jugar el triste papel de loras enajenadas al repetir hasta el cansancio el discurso de la dominación capitalista.

Fuente: Vos el soberano

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