lunes, 25 de enero de 2010

Mel, Pepe, la Resistencia y la otra Honduras

Roberto Quesada

“La esperanza es un estimulante vital muy superior a la suerte”. — Nietzsche.


Nos preparamos para recomenzar en esta otra Honduras, sí, porque aunque guste o disguste, ya la Honduras de antes del 28 de junio, día del golpe de Estado militar, no es la misma. Incluso, hasta el lenguaje se ha enriquecido.

No obstante, con todo y la urgencia que existe por buscar la reconciliación y el reconocimiento internacional, no deja de haber quienes hablan de forma ambigua y que pudiera confundir a la opinión publica, como las desafortunadas declaraciones del fiscal general Luis Rubí, en cuanto a que el presidente constitucional Manuel Zelaya Rosales podría ser capturado al salir de la embajada brasileña.

Esto es imprudente porque la situación no está como para decir o hacer cosas que parezcan provocaciones. Es probable que haya quienes aun estando en Tegucigalpa no se dan cuenta del nuevo país en que habitan, quizá porque se los impiden sus múltiples ocupaciones o porque sencillamente no escuchan la voz del pueblo, que no hay que olvidarlo, es la voz de Dios.

Quienes practicamos el periodismo investigativo, estamos convencidos de que el Frente de Resistencia Nacional –luego de entrevistar al azar a lo largo y ancho de Honduras a compatriotas de la micro y mediana empresa, profesionales, desempleados, amas de casa o simplemente a cualquier “ciudadano de a pie” – es un inmenso movimiento político de masas como hace mucho tiempo no se había dado en Honduras, o quizá sin precedentes.

Precisamente sobre este tema interrogué al embajador de Honduras ante las Naciones Unidas, Jorge Arturo Reina, ya que él ha estado de cerca, incluso dando charlas, de la Resistencia. Su respuesta fue: “Creo que la izquierda hondureña nunca se imaginó que el más grande movimiento prosocialista hondureño iba a ser creado por la derecha”. Y, en efecto, el golpe de Estado militar, fracasado ciento por ciento en sus anhelos, ha sido ese motor que necesitaba el pueblo hondureño para enterarse de una vez de que ese país llamado Honduras, le pertenece.

El fenómeno de la Resistencia hondureña es tal que traspasa las fronteras patrias, por lo que no tardarán en aparecer los oportunistas queriéndose apropiar de lo que otros han construido, les ha costado. Es así como en los Estados Unidos existen muchas organizaciones en Resistencia (incluso, existen unas que se formaron espontáneamente a 48 horas del golpe de Estado militar, como es el caso de “Honduras USA Resistencia”), y día a día la gente quiere saber cómo integrarse, dónde habrá charlas o presentaciones. Por supuesto que el Frente Nacional de Resistencia, en momento oportuno, enviará delegados de su Comisión Internacional, integrada por compatriotas capacitados/as, sincero/as, y llenos de optimismo en el forjamiento de una Honduras cada vez con mejor justicia social, para que consoliden esa fuerza política en los Estados Unidos, a lo que el periodista Félix Antonio Molina ha tenido a bien bautizar como el estado número 19 de Honduras.

Las heridas están abiertas, y no quiero ni hipotéticamente expresar aquí lo que puede estallar en Honduras si el miércoles 27 se atenta contra la vida o la libertad del presidente Zelaya, su familia y quienes le acompañan. Esto no debe de contemplarse ni como una posibilidad de los últimos estertores de un golpe de Estado militar moribundo. Honduras, como nunca, está siendo vigilada muy de cerca por la comunidad internacional.

El mensaje de la Resistencia al presidente electo Pepe Lobo ha sido claro. El 27 habrá una gran marcha nacional no para boicotearle la toma de posesión a Lobo sino para dejar evidenciada la fuerza política social en que se ha convertido la Resistencia, y dados los últimos acontecimientos, pues para despedir dignamente al presidente Manuel Zelaya Rosales. Ojalá que las Fuerzas Armadas no sigan resquebrajándose atropellando al pueblo y que la Policía Nacional cumpla su papel de velar por el orden, no de crear el desorden como ha sido su función durante este golpe de Estado Militar.

Tanto el presidente electo Pepe Lobo, como el presidente del Congreso Nacional, Juan Orlando Hernández, han dado esperanzadoras declaraciones en cuanto a la amplitud de pensamiento que se requiere --pedir y ceder—para juntos buscar el acercamiento y trabajar por sacar a Honduras del caos en que hoy la dejan los golpistas.

En este proceso la Resistencia (sinónimo que significa: pueblo hondureño), debe de jugar un papel relevante. En este sentido debe de participar en el o los diálogos. No renunciar radicalmente a propuestas como, por ejemplo, el Plan de Nación. No, el Plan de Nación debe de ser estudiado a profundidad y debe estar abierto a enmiendas, acotaciones, anexos o derogaciones, etc. Con el entendido de que debido a las amargas experiencias recientemente pasadas, debe tenerse mucha cautela, sobre todo en el lenguaje jurídico que muchas veces desemboca en la ambigüedad y libertad interpretativa, para que en el futuro no vayan a aparecer sorpresas como la del triunvirato negociador del golpismo que decía desconocer el significado de la palabra “retrotraer”.

Creo que estas participaciones, lejos de neutralizar el proyecto político de la Resistencia, lo fortalecerá. El presidente electo Pepe Lobo ha asegurado que su gobierno tendrá pluralismo político, que no habrá persecución a nadie por sus ideas, lo que significa que ser miembro/a o simpatizante de la Resistencia no será considerado delito ni un atenuante contra nadie para ganarse su sustento.

Por su parte, el presidente del Congreso, Juan Orlando Hernández, decía en entrevista exclusiva al periodista Esdras Amado López, Cholusat Sur, Canal 36 (de estridente resonancia para los oídos de algunos/as) que para él muchas veces la crítica le abonaba para solventar algún problema donde no tenía esa visión que quizá tuvo el periodista, o el escritor o columnista. Esto establece una clara diferencia en el trato con la prensa del gobierno entrante y el de facto, que no hizo sino militarizar, perseguir, reprimir, golpear y amenazar a quienes no comulgamos nunca con un golpe de Estado militar. Así sea.

Roberto Quesada: Premio Periodístico Jacobo Cárcamo 2009, e hijo predilecto de La Ceiba, 2009. Escritor y diplomático hondureño, autor de varios libros, entre los que destacan El desertor (1985), Big Banana (Seix Barral), Nunca entres por Miami (Mondadori), Los barcos (Baktún), La novela del milenio pasado (Tropismos, Salamanca). El humano y la diosa (Premio de Literatura del Instituto Latinoamericano de Escritores, USA). Actualmente su novela Big Banana es traducida al italiano y trabaja en una nueva novela.

Fuente: Vos el soberano

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