Oscar Amaya Armijo
Hay periodistas que se venden al mejor postor. A esto ellos le llaman libre mercado.
Los periodistas honrados se cuentan con las manos: Ventura Ramos, Guillermo Castellanos Enamorado, entre otros.
No es que el periodismo esté en crisís, es la moral de algunos que han abrazado esta extraordinaria carrera.
Tengo un amigo periodista que abandonó esta profesión por que le daba verguenza la práctica nefasta de algunos de sus compañeros. Ahora se dedica al magisterio.
Tengo otro amigo, que habiéndose aprovechado de la organización social a la que perteneciò, se graduó de periodista y trabajador social, después, en lo parejo, se convirtió en canalla y represor.
Muchos viven de la adulaciòn y aparecen en las listas de los beneficiados en la "Casa de Gobierno". Son los tarifados de turno.
Hay otros que adoptan posturas doctorales y venden "sus ideas" al mandamàs de turno. Se creen analistas y gurúes.
Muchos se creen intocables, no se les puede decir nada; son los infalibles agoreros del cerco mediático.
Otros han destruido personalidades, escudándose en la libertad de expresión. El "supuesto" les sirve de protección para evitar la cárcel por sus calumnias.
Están los que se creen reporteros estrellas de la televisión, pero no saben redactar noticias, no digamos una crónica o un reportaje de carácter humano. Son simplemente grabadores de noticias.
Son los mismos que tienen dos libros por biblioteca. Tan atrofiado tienen el hábito de la lectura que ni siquiera leen las noticias de dos párrafos que ellos alguna vez redactaron.
Cuando sienten el tintineo de las monedas, son capaces de invisibilizar cualquier fenómeno, las marchas de la Resistencia, por ejemplo.
Cuando otro periodista muestra competencias y hoja de vida intachables, verbi gracia, Felix Molina, entonces, agachan la cabeza o se marchan avergonzados.
Alli se les mira engolando la voz o arreglándose la corbata que el oligarca alguna vez les regaló. Se creen pavos reales en los pobres programas que supuestamente producen, pero que todo mundo sabe que son refritos de otros programas desechados en el basurero televisivo de los gringo.
Hablan de "objetividad" de la noticia pero sesgan los acontecimientos a favor de los dictadores. Son pobres inmitadores del peor de los periodismos del planeta, el practicado en Estados Unidos.
Por supuesto, existen muchos periodista (se reitera) que no caen en esta categoría de plumíferos; allí se les ve por montones en la marchas de la Resistencia.
A muchos periodistas habrá que pasarles facturas por su contribución al desastre en que se encuentra Honduras. Y cuando esto suceda, allí se les mirará huyendo hacia la gusanera de Miami.
En muchas ocasiones, algunos periodistas son lumpen vestidos de traje, exibiendo su corrupción en los amplios salones de la oligarquía.
Hay periodistas que se venden al mejor postor. A esto ellos le llaman libre mercado.
Los periodistas honrados se cuentan con las manos: Ventura Ramos, Guillermo Castellanos Enamorado, entre otros.
No es que el periodismo esté en crisís, es la moral de algunos que han abrazado esta extraordinaria carrera.
Tengo un amigo periodista que abandonó esta profesión por que le daba verguenza la práctica nefasta de algunos de sus compañeros. Ahora se dedica al magisterio.
Tengo otro amigo, que habiéndose aprovechado de la organización social a la que perteneciò, se graduó de periodista y trabajador social, después, en lo parejo, se convirtió en canalla y represor.
Muchos viven de la adulaciòn y aparecen en las listas de los beneficiados en la "Casa de Gobierno". Son los tarifados de turno.
Hay otros que adoptan posturas doctorales y venden "sus ideas" al mandamàs de turno. Se creen analistas y gurúes.
Muchos se creen intocables, no se les puede decir nada; son los infalibles agoreros del cerco mediático.
Otros han destruido personalidades, escudándose en la libertad de expresión. El "supuesto" les sirve de protección para evitar la cárcel por sus calumnias.
Están los que se creen reporteros estrellas de la televisión, pero no saben redactar noticias, no digamos una crónica o un reportaje de carácter humano. Son simplemente grabadores de noticias.
Son los mismos que tienen dos libros por biblioteca. Tan atrofiado tienen el hábito de la lectura que ni siquiera leen las noticias de dos párrafos que ellos alguna vez redactaron.
Cuando sienten el tintineo de las monedas, son capaces de invisibilizar cualquier fenómeno, las marchas de la Resistencia, por ejemplo.
Cuando otro periodista muestra competencias y hoja de vida intachables, verbi gracia, Felix Molina, entonces, agachan la cabeza o se marchan avergonzados.
Alli se les mira engolando la voz o arreglándose la corbata que el oligarca alguna vez les regaló. Se creen pavos reales en los pobres programas que supuestamente producen, pero que todo mundo sabe que son refritos de otros programas desechados en el basurero televisivo de los gringo.
Hablan de "objetividad" de la noticia pero sesgan los acontecimientos a favor de los dictadores. Son pobres inmitadores del peor de los periodismos del planeta, el practicado en Estados Unidos.
Por supuesto, existen muchos periodista (se reitera) que no caen en esta categoría de plumíferos; allí se les ve por montones en la marchas de la Resistencia.
A muchos periodistas habrá que pasarles facturas por su contribución al desastre en que se encuentra Honduras. Y cuando esto suceda, allí se les mirará huyendo hacia la gusanera de Miami.
En muchas ocasiones, algunos periodistas son lumpen vestidos de traje, exibiendo su corrupción en los amplios salones de la oligarquía.
Fuente: Vos el soberano
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