Algunos pueden argumentar que los regímenes militares brindan estabilidad y predecibilidad, que ayudan al desarrollo económico. Ese es un engaño--Kofi Annan, ex Secretario General de las Naciones Unidas.
Ciegos, videntes y clarividentes pueden confirmar de que en Honduras se vive una crisis que en vez de solucionarse se profundiza día a día. No se ha terminado de darle cristiana sepultara a uno cuando está cayendo otro u otra.
Asesinaron desde una motocicleta en marcha al defensor de los Derechos Humanos Walter Tróchez e inmediatamente se sabe de la muerte de la hija de la periodista Carol Cabrera, Nicolle Rodríguez Cabrera, en las mismas circunstancias: desde motocicletas en marcha y sin matrícula.
Ya se sabe quiénes han practicado el sicariato, lo han puesto de moda e, incluso, han contratado a expertos extranjeros, por eso no debe de sorprender que sin ninguna prueba el dictador Micheletti acuse de inmediato a la Resistencia, que no es sino el pueblo hondureño, mismo que lo que tiene es su voz, corazón, intelecto, su cuerpo en las marchas, sus grafittis y su arte para combatir a la delincuencia que ha asaltado el poder en Honduras. Es sospechosa esa acusación inmediata que hace Micheletti, más parece desesperación de que se le acuse cuando no queda duda de lo que debe de decir es “mea culpa”.
Cada vez es más evidente que los ‘creadores’ del golpe de Estado-militar están fuera de época. Si bien es cierto que la “sucesión” fue bien planeada, también es cierto que fue pésimamente ejecutada, por eso el murciélago se les convirtió en vampiro: la sucesión en golpe de Estado-militar. Deberían de aceptarlo como comienzo de búsqueda a las soluciones.
Es ni más ni menos lo que está haciendo Micheletti al salir con el dedo acusador dirigido a la Resistencia por la muerte de la hija de Carol Cabrera, ¿y por qué no señaló de inmediato a los asesinos de Walter Tróchez y de esa cantidad de compatriotas que han sido asesinados desde el golpe de Estado-militar?
Es probable que ante el escándalo que está generando el asesinato de Tróchez, los criminales decidan “sacrificar” a alguien de su bando, con el propósito de opacar la muerte anterior y de culpar a un enemigo armado en donde no lo tienen, en este caso la Resistencia. Crimen efectuado con tanta torpeza, como la “sucesión”, que ni siquiera variaron el modus operandi. Además, con noticias rojas se trata de ocultar la realidad del llamado que hace el mundo entero para que Micheletti desaloje el cargo usurpado y dé paso a las posibilidades de reconciliación.
En la primera reunión convocada por el presidente electo Pepe Lobo, se escucharon voces disonantes, recalcitrantes, en cuanto a que Pepe no debe de conversar con el actual presidente constitucional Manuel Zelaya Rosales. Ese sería un grave error, no puede asistirse de mala fe a un acto que pretende buscar el reencuentro entre los hondureños. Cerca tenemos el ejemplo de cuando El Salvador firmó el tratado de paz, lo primero es desarmarse o, por lo menos, alto al fuego. Es difícil hablar de reconciliación mientras los balazos siguen silbando a lo largo y ancho de Honduras.
En una entrevista publicada por La Jornada de México, que hacen a don Jaime Rosenthal Oliva, quedan claro dos cosas: una que los golpistas se precipitaron a dar el golpe; y otra que al presidente Zelaya no se le puede ignorar, que es parte fundamental en cualquier proceso de reconciliación que pretenda hacerse y también en el rescate del reconocimiento internacional de Honduras. Nos dice don Jaime: “Si Mel hubiera pretendido reelegirse nadie hubiera votado por él. Pero ahorita es una víctima del poder de los ricos y de las fuerzas armadas y se ha vuelto popular, muy popular”.
Ya Pepe Lobo anunció que una de las primeras cosas para mejorar las relaciones internacionales es que Micheletti deje de estorbar y, sin duda, también lo es para que los hondureños mejoremos las relaciones entre nosotros. Así mismo no puede dejarse pasar por alto de que es importantísimo que Micheletti se vaya cuanto antes para reactivar el TPS de los hondureños en los Estados Unidos.
Desconcierta que el gobierno de facto pretenda continuar en el poder si es algo que nadie, ningún país, ni siquiera los Estados Unidos que han apostado a las elecciones como fuera que se dieran pero no al gobierno de facto, reconoce. Esta semana acaba de repetirlo Arturo Valenzuela, al presidente que reconocen es a Manuel Zelaya Rosales. Es igual con el artículo 3 de la Constitución de la República de Honduras, todo lo que haga un gobierno adquirido por la fuerza es nulo, por tanto ni puentes, ni boulevares, ni estampillas, ni bustos nada que se autoerijan los gobernantes de facto es válido, nadie debe de tomarlo siquiera en cuenta. Pues al mejorar la situación política el pueblo puede exigir borrar esos cultos al personalismo de la faz de la Tierra.
Micheletti y comparsa tienen que conformarse con esa falsa sensación de inmortalidad que produce en algunos/as el poder, aunque usurpado, pues deben de tener claro de que nunca serán Historia si no anti-historia.
- Roberto Quesada es Escritor y diplomático hondureño
Fuente: alainet.org
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