Por Al Giordano
Mientras el reportaje de CNN—uno que depende (una vez más) de los videos de periodistas ciudadanos filmados esta semana en Irán, luego de que el gobierno prohibiera la cobertura por parte de los medios locales y extranjeros de la renaciente oposición—en gran parte tiene éxito en romper el bloqueo informativo, no estoy de acuerdo en la caracterización que la corresponsal Reza Sayah hace de la lucha como “la confrontación entre el nuevo establishment militar dominado por la Guardia Revolucionaria, por el Basij, en contra del viejo establishment, los clérigos religiosos que fundaron la revolución.”
Como de costumbre, los grandes medios fijan la mirada en las alturas, retratando a los conflictos como confrontaciones entre instituciones ya de por sí poderosas.
Una organización de noticias que sepa mejor el cómo mirar y reportar lo que está sucediendo abajo haría una distinción vital y necesaria: Mientras de hecho ya hay una creciente fisura entre la nueva guardia del líder iraní Mahmoud Ahmadinejad y la vieja guardia clerical, esta es una creada y estratégicamente explotada por el movimiento de resistencia civil, liderado en gran parte por jóvenes iraníes que no están en ninguno de los dos campos, pero que brillantemente ponen a uno frente al otro para poder ganar mayor libertad, justicia y democracia auténtica.
En junio pasado—luego de que Ahmadinejad ganara las “elecciones” que habían sido ampliamente consideradas como fraudulentas entre la sociedad iraní—los mismos grandes medios retrataron a la resistencia civil como el choque entre las fuerzas de los dos principales candidatos presidenciales, Ahmadinejad y Mir-Hossein Mousavi.
Todo el verano y otoño pasado vimos esa misma dinámica mediática en lo concerniente al golpe de Estado y a la resistencia civil en Honduras: La lucha fue representada entre el régimen golpista y el depuesto Presidente Manuel Zelaya. El ángulo hacia arriba de las cámaras, igual que en Irán, también retrataría al conflicto como uno que de alguna forma tenía que ver con gobiernos extranjeros (escojan al que más les guste: la derecha que rabiaba con espuma en la boca en contra de Venezuela, y alguna parte de los académicos de izquierda que vieron, y continúan percibiendo que la crisis hondureña está centrada en los Estados Unidos). Perdidos en ambas cuestiones se encuentran las aspiraciones y las innovaciones de los protagonistas auténticos: el pueblo común en las luchas.
El 2009 fue un año en el que emergieron dos grandes resistencias civiles en distintos hemisferios, y ninguno de ellos ha logrado derrocar a los regímenes a los que resisten. Cuando en Irán, luego de un mes de intensos choques en junio y julio, la cobertura mediática decayó, hubo muchos observadores en todo el mundo que supusieron o creyeron que la resistencia civil iraní había “fracasado” y que había terminado, y fueron culpando a cualquier partido con el que ya estaban obsesionado para achacarles la llamada “derrota”.
Lo que demuestran los eventos de este fin de semana en Irán es que la resistencia civil no se fue a ninguna parte y nunca se debilitó. Con mayor precisión, los organizadores se reagruparon, pensaron estratégicamente, planearon y esperaron la próxima oportunidad. En este caso, esa oportunidad se presentó la semana pasada con la muerte del Ayatollah Hussein-Ali Montazeri de 87 años, un abierto crítico de la naturaleza autoritaria y violenta del régimen actual, y con el día de luto sagrado conocido como Ashura, celebrado en Irán este 26 y 27 de diciembre.
Así que la próxima vez que los medios inevitablemente se muevan en otras direcciones, no me digan que la resistencia fue de alguna manera derrotada, no en Irán, y no en Honduras. No importa que tan intensa sea la represión estatal, ésta no tiene éxito en acallar a la opinión pública o a la pasión por el cambio. Simplemente la hace clandestina por cortos periodos de tiempo, en donde se reagrupará y emergerá con un razonamiento nuevo, más fuerte, mejor aprendido y mucho más estratégico.
El aparentemente pesimismo o cinismo innato que, una y otra vez, declara muertas a las luchas sociales durante los periodos de reagrupamiento es particularmente evidente en los Estados Unidos y en los países desarrollados, donde las resistencias civiles no han sido tan comunes en tiempos recientes y donde correspondientemente hay un nivel más bajo de entendimiento y comprensión de estas dinámicas estratégicas. Uno puede ofrecer muchas razones del por qué, incluyendo en lo que sucede en una cultura con una comodidad realtiva y con una gratificación inmediata, un tema que desarrollare más en el futuro. Pero aquellos en el nivel local que están en esas luchas arriesgándose y llevando el peso a cuestas no comparten ese pesimismo impuesto desde arriba.
De hecho, “entienden” que ese pesimismo y cinismo es exactamente lo que promueven aquellos en el poder cuando tratan de obtener algo de tiempo a través de la represión brutal contra los movimientos sociales. Sin embargo, los líderes de las resistencias civiles manejan otros tiempos, un tiempo que a veces les exige pretender que duermen, mientras planean la estrategia, y esperan la próxima oportunidad para atacar.
Eso es lo que reapareció en Irán este fin de semana, y lo que en 2010 resurgirá en otras tierras, incluyendo en este lado del globo.
En todo caso, lo que cada vez más hace la diferencia entre si la resistencia civil es reportada o tomada en cuenta, es el trabajo heroico de los ciudadanos armados con cámaras de teléfono celular y otras herramientas no tan sofisticadas de video y de comunicación que toman ventaja de un internet con una cada vez mayor dificultad para los régimenes de acallar (en gran parte debido a que los intereses de negocio detrás de ellos dependen también de esas tecnologías para continuar siendo viables). Es una grieta interesante en el sistema durante tiempos interesantes, una grieta en la que todos debemos colaborar en profundizar, ampliar y explotar—y “actualizar” constantemente nuestras habilidades para estar siempre un paso adelante del sistema—si queremos vencer a las tiranías de arriba en todas sus formas.
Actualización: Cada vez vemos más encabezados como este: Sitio en internet iraní dice que el sobrino de Mousavi murió en los enfrentamientos (Reuters, vía The New York Times) o el de Los Angeles Times, Irán: Más videos, y fotos de las protestas de Ashura, y que comienza con, “Noticias de caos e intensos enfrentamientos continúan llegando desde Tehrán, con algunos en internet describiendo a la ciudad como una zona de guerra”, y para poder contar la historia, acompañada de múltiples videos de YouTube, fotos y citas de entradas de Twitter.
No hace mucho tiempo, era impensable que los principales diarios y servicios de cable citaran fuentes de internet para reportar las historias. Pero con sus corresponsales oficialmente impedidos para hacerlo, los reportes en línea ahora le dan a esas instituciones una negación plausible de que sus corresponsales locales no están rompiendo regla alguna. El hecho es que, no tienen a donde más voltear para poder reportar la noticia que sus lectores demandan.
Se dice que el periodismo hace el “primer borrador de la historia.” Ahora, los periodistas ciudadanos han reemplazado a los medios tradicionales durante los momentos tumultuosos y de crisis, y se han convertido en los “primeros” narradores a los que los grandes medios de comunicación tienen que citar para poder decir algo relevante al respecto.
Actualización II: Andrew Sullivan están haciendo algo de su blogging característico, y que define parámetros, en vivo sobre los eventos en Irán.
Actualización III: Meir Javedanfar comenta:
La decisión del Líder Supremo Ali Kamenei de permitirle a Basij atacar a los dolientes en el funeral del Ayatollah Montazeri es un factor que ha llevado a expandir la oposición a las áreas rurales, de forma mucho más rápida y más eficiente de lo que cualquier campaña reformista en el campo lo hubiera podido hacer. Si, hubo miembros de la oposición que trataron de tomar ventaja del caos. Sin embargo, hubo también dolientes genuinos que vinieron a rendir homenaje al Gran Ayatollah. Para las fuerzas del Ayatollah Khamenei, todos eran iguales. El permitir ataques contra los residentes de la ciudad donde las semillas de la revolución de 1979 fueron plantadas fue religiosamente incorrecto y políticamente contra productivo.
Por si fuera poco, al día siguiente, las fuerzas del Líder Supremo atacaron a los dolientes que asistieron a una ceremonia por Montazeri en la mezquita de Isfahan Seyyed. Miembros desarmados del público fueron golpeados dentro de la mezquita. Los Basijs también trataron de atacar al Ayatollah Seyyed Jalaleddin Taheri, el orador principal en Isfahan y que había organizado la ceremonia. Sin embargo, sus simpatizantes lo protegieron.
Si el Shah hubiera hecho esto, uno podría decir que es un dictador secular. Pero para el Líder Supremo de una República Islamica el ordenar la violencia en contra de instituciones islámicas significa el voltearse en contra del mismo sistema que formó el ADN mismo de la fundación del régimen actual
Desarrollándose…
Traducción del inglés por Fernando León
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