jueves, 20 de agosto de 2009

De Árbenz a Zelaya

Por Margarita Carrera

Si alguna figura política me ha apasionado es la trágica figura de Jacobo Árbenz. Tanto es así que estoy trabajando una biografía novelada del mismo. Sobre todo ahora se le recuerda más, por el golpe de Estado sufrido en Honduras. Como que la historia vuelve a repetirse. A Árbenz lo botó la United Fruit Company y la CIA, unidas al Ejército y a la élite terrateniente y capitalista. Aunque los mismos EE. UU. consideren actualmente que la reforma agraria —según la había planteado Árbenz— hubiera sido un beneficio para Guatemala y que hasta se hubieran evitado los 36 años de conflicto armado.

La prensa escrita habla poco acerca de la nefasta dictadura impuesta por Micheletti, aliada con la extrema derecha que representa a los militares al servicio de los líderes empresariales. Por medio de Internet me he informado sobre este infame hecho. El artículo que imprimí es escrito por Nikolas Kosloff y traducido del inglés por German Leyens. Su título: “De Árbenz a Zelaya: Chiquita (United Fruit) en Latinoamérica”.

Entre otros puntos compara la United Fruit Company de Guatemala con la compañía frutera Chiquita, en Honduras, conocida antes como United Fruit Company y United Brands, la cual ha tenido una larga y sórdida historia política en Centroamérica. Desde principios del siglo pasado esta compañía controlaba 263 mil hectáreas de la mejor tierra de Honduras, cerca de un cuarto de tierra cultivable del país; también controlaba carreteras y ferrocarriles.

Con las reformas de Zelaya, Chiquita se inquietó porque perdería millones si éstas se llevaban a cabo, ya que producía unos ocho millones de cajas de ananás y 22 millones de cajas de plátanos por año. De tal manera que cuando apareció el decreto del salario mínimo de Zelaya, Chiquita buscó ayuda y apeló al Consejo Hondureño de Empresa Privada (COHEP), que también estaba descontento con la medida de Zelaya sobre el salario mínimo. Amenazaron con que si el Gobierno seguía adelante con el aumento del salario mínimo, los empleadores se verían obligados a despedir trabajadores, aumentando así el desempleo en el país.

Dentro de las denuncias contra Chiquita está la de que afecta a mujeres que trabajan en las plantaciones de 6.30 de la mañana hasta las 7 de la noche, con manos que arden dentro de guantes de goma.

Asimismo, se rumora de asesinatos de trabajadores. La Coordinadora Latinoamericana de Sindicatos Bananeros (Colsiba), compara las condiciones laborales infernales en que se trabaja con campos de concentración.

En Honduras, las compañías fruteras extendieron su influencia a todas las áreas: incluidas la política y las fuerzas armadas. Por ello se les dio el nombre de “los pulpos”. En Guatemala, la United Fruit Company apoyó el golpe militar, patrocinado por la CIA en 1954, contra el presidente Jacobo Árbenz, un reformador al cual acusaron de “comunista” porque trató de realizar una reforma agraria. Su derrocamiento nos hundió en 36 años de guerra civil en la que murieron 200 mil personas.

El calvario sufrido por Árbenz empezó desde su salida del aeropuerto, en donde lo obligaron a desnudarse mientras se le tomaban fotografías salidas en las primeras páginas de los periódicos.

Aquel hombre tranquilo, honrado, talentoso y que jamás robó un centavo, hubo de sufrir, luego, un peregrinaje infame. En ningún país se le aceptaba. Unos alegaban que era comunista, otros que era un traidor.

En la actualidad, Piero Gleijeses publica “La esperanza rota. La revolución guatemalteca y los Estados Unidos, 1944-1954”. Libro importantísimo que rescata su figura. Aunque quizá el hondureño Zelaya no le da la talla, es notorio observar que el golpe de Estado que le dio Micheletti a Zelaya es semejante al golpe de Estado que los militares y la extrema derecha le dieron a Árbenz.

Fuente: www.prensalibre.com.gt

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