Red Morazánica de Información
Manuel Zelaya: Honduras necesita “Plan de Reconstrucción Democrática”
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Tegucigalpa. 31 Diciembre 2010. El impacto económico del golpe de Estado y de la prolongación de la crisis Política durante 2010, “ha resultado mucho peor que varios fenómenos naturales, y, como siempre, las víctimas siguen siendo las mismas”, analizó, en su mensaje de fin de año, el presidente hondureño expatriado, Manuel Zelaya, luego de comparar la situación financiera en su país del 2008 al 2010.
Manuel Zelaya, después de cotejar datos del déficit fiscal y de la deuda pública, aseguró que “con certeza” Honduras requiere de un “Plan de Reconstrucción Democrática” para contrarrestar los “incalculables alcances del daño causado por tal crisis política”, que mejore su economía y, por ende, las condiciones de vida del pueblo.
Zelaya cuestiona que si bien los técnicos en el régimen de Porfirio Lobo proyectan un avance económico al 2011, éste es siempre bajo una óptica neoliberal que “favorece a las minorías opulentas, y agrava las condiciones de supervivencia de las mayorías empobrecidas”.
A pesar de un modesto crecimiento económico, entre dos y tres por ciento, en el 2010, menos de la mitad de los índices alcanzados por su administración, ese incremento, no queda reflejado al distribuirse el ingreso para el pueblo hondureño y sigue siendo acumulado en pocas personas, lo que provoca mayor desigualdad y extrema pobreza, explica Zelaya.
El presidente en el exilio advierte que la “docilidad" con que el “gobierno” de Lobo se somete a “los designios” del Fondo Monetario Internacional (FMI), así como “la pompa” con que el Régimen anuncia las donaciones y ayudas de estados y de organismos multilaterales, “vislumbran un escenario de mayor endeudamiento” al país que no aportará mejoras concretas a la situación socioeconómica del pueblo.
El escaso crecimiento económico del 2010, “no ha podido detener el deterioro de las calidad de vida democrática del Estado, el clima de inseguridad, el retroceso a que se ha sometido a los sectores sociales y la regresión de las políticas en sectores estratégicos como energía, alimentos, construcción y la recesión del sistema tributario”, valoró.
Los ingresos nacionales por recaudación fiscal, de 52 mil 297 millones de lempiras en el 2008, disminuyeron en más de cinco mil millones en el 2009; y en casi diez mil millones, en el 2010. “Cayeron vertiginosamente y sin recuperarse” en el año que termina, a pesar de aplicar nuevo paquete tributario y de acuerdos firmados, critica Zelaya.
Zelaya contrastó que en su administración, la que refiere de “mayor recaudación histórica”, no obstante se logró sin crear ningún impuesto adicional y -al contrario- aun con inversión social subsidiando factores determinantes de la calidad de vida de la población vulnerable como la energía eléctrica, los combustibles, y, en forma directa, a los más pobres.
El déficit fiscal -la deuda a corto plazo-, aumentó del 2008 al 2009 en cerca de cuatro puntos, de 2.4 a 6.2; y aunque disminuyó en más de un punto, de 6.2 a 4.5, en el 2010, siempre es más alto que en el último año completo del gobierno de Zelaya, quien lo califica de un incremento “grosero”.
Puesto que representa la deuda “más onerosa para el pueblo” porque se contrae con la banca local, la que de esa forma “velada” hace “pingues negocios ganando dinero a expensas del pueblo”, resalta Zelaya.
Régimen adquirió un aumento sustancial de la deuda externa.
Zelaya identifica que hay un aumento “inocultable y sustancial”, unos 500 millones en deuda externa, que pasó de 160 millones de dólares en el 2006, a 700 millones en el 2010, detrás del que se esconde “nuestra agonía como país pobre altamente endeudado”, y con el que se intenta presentar un programa alentador, pero que “hipoteca nuestro futuro”.
El aumento a la deuda externa es una tendencia opuesta al logro de su gobierno en 2007 y 2008 cuando se redujo la relación de la deuda externa al 17 por ciento, que se constituyó en la más baja de América Latina, aparte de ubicar a Honduras entre los países con renta media, contrastó Zelaya.
El presidente en el exilio prevé que una crisis en los combustibles amenaza convertirse en un impacto negativo a la economía nacional, en particular al transporte y al pueblo hondureño. En especial, si se considera el “libertinaje” con que ahora operan las empresas trasnacionales en el país, al rechazarse el Petrocaribe y el Alba.
La inversión -pública, privada nacional o privada extranjera- que se maneja con los elevados intereses del sistema bancario, se sostiene en sus niveles más bajos a pesar de nuevos contratos cedidos para explotar fuentes hidrográficas, y de renovados los ya existentes, bajo condiciones “leoninas”, fustigó.
Fueron congelados los sueldos a las mayorías, los obreros y los maestros, con “ridículos” aumentos al salario mínimo, mientras el sector empresarial, “privilegiado con onerosas exenciones”, todavía se niega a tributar al Estado, contrapuso.
De ahí que, Zelaya concluye que “es definitivo” que el impacto económico causado a la nación por el Golpe y la prolongación de la crisis política durante el 2010, resulte mucho peor que el efecto de varios fenómenos naturales, que sus víctimas son las de siempre; y que para recuperarla sea necesario un plan de reconstrucción democrática que equilibre los incalculables daños causado por la crisis política.
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