Una vez finalizada la Cumbre de Cancún convocada para seguir discutiendo el acuerdo sobre el cambio climático, lo más notorio ha sido la digna posición de Bolivia que cuestiona el documento adoptado. ¿Por qué la intransigente oposición de Bolivia? Consideramos importante hacer hoy un paréntesis en el análisis de la crisis política que vive nuestro país desde el golpe de Estado, para dedicar nuestra opinión a este tema que es determinante en el futuro de la humanidad.
Los razonamientos fundamentales de Bolivia en Cancún son una campanada para que los pueblos del mundo nos alcemos ante el incremento del deterioro de las condiciones para la existencia de la vida en la tierra por la voracidad que caracteriza al gran capital de las multinacionales.
Un punto crucial que marcó la falta de consenso en Cancún ha sido el objetivo limitar el incremento de la temperatura a dos grados centígrados. Al respecto Bolivia señaló que actualmente se sufren serios impactos con un incremento promedio de la temperatura de 0,8 grados centígrados, por lo que aceptar duplicar o triplicar ese incremento, será muy dañino para la vida humana y la naturaleza.
También se advirtió en la posición boliviana que de incrementarse el calentamiento global en más de dos grados centígrados se tendrá graves repercusiones, entre ellas mencionan las siguientes:
• La cifra de 300.000 muertos por año debido a desastres naturales producto del cambio climático podría ascender a más de un millón para el 2020,
• Entre un 20% y un 30% de las especies estaría en peligro de desaparecer,
• Las sequías e inundaciones afectarían diferentes regiones del planeta,
• Grandes extensiones de bosques serían afectadas,
• Se extenderían los desiertos,
• Se agravaría el derretimiento de los polos y los glaciares en los Andes y los Himalayas,
• Muchos Estados insulares desaparecerían,
• El África sufriría un incremento de temperatura de más de 3 grados Centígrados,
• Se reduciría la producción de alimentos en el mundo, incrementándose el número de hambrientos que ya sobrepasa los mil millones de personas, y
• Existe el 50% de probabilidades de que los daños provocados a nuestra Madre Tierra sean totalmente irreversibles.
Como hondureños, especialmente quienes nos declaramos en resistencia al proyecto golpista, nos debe llamar la atención cómo los planes de la oligarquía en alianza con el capital transnacional, se suman a las acciones de destrucción del ambiente. El masivo concesionamiento de los ríos a unos cuantos inversionistas y el acaparamiento de tierra para el monocultivo como hace Miguel Facusse, se inscribe precisamente en esa irresponsable acción que deteriora aceleradamente las condiciones para la continuación de la vida. Es por eso que la lucha de los campesinos en el Aguán y Zacate Grande no debe verse únicamente como la reivindicación de nuestros hermanos que están reclamando algo que por legítimo derecho les pertenece. Es también manifestación de resistencia al proyecto golpista, exterminador de la vida con bala viva y con sus mezquinos proyectos contra el ambiente.
Gracias Bolivia por las claras advertencias planteadas en Cancún.
23 de Diciembre de 2010
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