miércoles, 1 de diciembre de 2010

AMARILLISMO


"Si no pasa nada, tendremos que hacer algo para remediarlo: inventar la realidad"
(William Randoph Hearst)

Mientras en Honduras nos distraemos con cortinas de humo, asfixiando nuestra capacidad de comprender el avance del fascismo en la vida nacional, los medios de comunicación afines a la Resistencia resaltan el texto filtrado por Wikileaks de Hugo Llorens al Subsecretario Shanon, porque ahora resulta (irónicamente) que Llorens descubrió el agua caliente llamando golpe de Estado a lo que otros llamaban sucesión y proponen, indirectamente, que veamos al “procónsul” norteamericano como un “aliado” o una víctima de la maquinaria imperial, que poco pudo hacer con sus reportes y advertencias para detener a la pandilla de delincuentes ejecutores del Golpe de Estado.   
Los medios de comunicación afines al golpismo optan por ignorar los documentos de Wikileaks, ellos tienen otro plan en mente y se empeñan en retratar a los campesinos del Aguán como fieros terroristas, porque están construyendo, con sus medios de comunicación y sus repetidores, el ambiente necesario para el siguiente paso dentro del gran proyecto de dominación del imperio.
Y como parte de ese proyecto aparece en el Congreso Nacional, a través del diputado Midence Oquelí Martínez Turcios, la propuesta de ley contra el “amarillismo que busca, según declaraciones dadas la semana pasada a diario Tiempo por el diputado, “regular la información negativa que llega al exterior para no desmotivar el turismo nacional e internacional, y la inversión extranjera”.
Nuevamente, al igual que la ley en contra del financiamiento al Terrorismo aprobada la semana anterior, este último parece ser un proyecto inspirado en legislaciones “antiamarillistas” de la Colombia Post-Uribe. La ley, según indica el congresista, busca “proteger la integridad sicológica” de la juventud y la niñez, “de las imágenes desgarradoras que diariamente se presentan en los medios de comunicación, de la pornografía y del amarillismo”.
Actualmente, el término “Prensa Amarillista” se usa para señalar informaciones de prensa de todo tipo, radio, prensa escrita o televisión, que carecen de consistencia o rayan lo increíble, en función de las argumentaciones que se dan para contrastar las noticias que cuentan: Cómo presentar una nota argumentando el “incautamiento” en el puerto Cortés de un “arsenal de ármas” que da la impresión que venían para armar un ejército, pero que no es sino un equipo de armas deportivas calibre 22.
Según cuenta la historia del periodismo, “El amarillismo” es algo que comienza en 1895 con un personaje de una tira cómica, The Yellow Kid, que se convirtió en un fenómeno imprevisto cuando a alguien se le ocurrió colorear de amarillo la camiseta del comic, cuyo tema era la vida en un barrio muy pobre y popular de Nueva York.
Pintar las páginas de amarillo, se convirtió en un sinónimo de hacer lo que sea necesario para aumentar las ventas y la popularidad. Vino lo que se llegó a llamar "yellow papers", o periódicos amarillos y al final, lo que conocemos propiamente como “amarillismo” o "periodismo amarillista”, que haciendo uso del sensacionalismo obtenido a partir de una cierta superficialidad editorial, buscaban llegar a grandes segmentos de la población.
William Randolph Hearst, un magnate de la prensa norteamericana, inventó el amarillismo como lo conocemos a finales del siglo XIX, a través de las mentiras impulsadas por sus periódicos y radio emisoras, los que acusaron al Reino de España del hundimiento del Acorazado Maine, empujando a la población norteamericana para que apoyaran a los Estados Unidos en la guerra en contra de España, lo que permitió que el país del norte conquistar las islas de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, dejando jugosas ganancias además para Randolph.
Y podemos afirmar sin ningún temor, que los magnates de la comunicación hondureña tienen como fuente de inspiración empresarial a Randolph Hearst. Para ellos todo vale: exagerar una noticia sin piedad, sin miedo, sin contrastar datos, sin verificar nada, todo exageradamente magnificado para aumentar ventas, “entretener” al lector o justificar, desde los medios, las políticas represivas del estado.
Hay que mencionar las acusaciones de Oscar Álvarez que denuncia que en nicaragua se entrenan miles de hondureños en tácticas guerrilleras; o las supuestas armas que busca Lobo Sosa en el Aguán, que hace paralelo a las famosas Armas de Destrucción Masiva que fueron usadas como excusas del gobierno de Bush para invadir Irak en el 2003 y nunca se encontraron; o los falsos positivos de Colombia, que parecieran repetirse entre sus pupilos al mostrar en los diarios nacionales las imágenes de los campesinos del MCA con armas nuevas AK-47 en las manos.
Más que amarillismo, lo que en Honduras estamos viviendo es Terrotismo mediático, definiendo a este como el uso sistemático del terror, a través de los medios informativos, para coaccionar a una sociedad, un grupo político o un gobierno.
Si partimos de un juicio simple, y evaluamos los intereses que defiende el Congreso Nacional presidido por Juan Orlando Hernández, es justificado pensar que poco harán por controlar el amarillismo oficialista o terrorismo mediático que desde los grandes medios contamina la vida de los y las hondureñas.
Por el contrario, y partiendo desde lo que ha sido la experiencia de similares legislaciones alrededor del mundo, la nueva Ley Mordaza “antiamarillista” parece tener una dedicatoria clara: los y las blogueras que desde el Internet y las redes sociales cibernéticas rompemos el cerco mediático que mantiene el fascismo.
La verdad, es una búsqueda constante. No puede estar en manos de un pequeño grupo de hombres (y algunas mujeres) poderosos, pues se ha demostrado ampliamente en la historia de la humanidad que estos la manipulan, la esconden, la niegan. La existencia de medios comunicación alternativos (como Wikileaks), sin mordaza, sin presiones de ningún tipo es, más que un derecho humano, una necesidad para controlar la maquinaria de desinformación de los poderosos. 
Fuente: oscarlestrada.blogspot.com

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