No nos olvidemos que el enemigo vive en la acera de enfrente
Fabricio Alejandro Herrera
Cuando todo se derrumbaba alrededor. Cuando el neoliberalismo entraba con falsa elegancia y el socialismo real se venía abajo con el muro de Berlín (y ojo que con esto no estoy añorando ese muro).
Mientras muchos que ahora han vuelto, huían desperdigados y desesperados, negando su pasado o rebautizándose. Cuando todo parecía perdido y nosotros los jóvenes recién llegados, los que abrímos tarde los ojos y veníamos abjurando del capitalismo, la religión y los espejismos y mirábamos a muchos "revolucionarios" correr para atrás, entregándose lascivamente al capitalismo, la religión y sobre todo los espejismos. Cuando los otros jóvenes, que sí estuvieron, que nacieron con los ojos abiertos y estaban aturdidos ante el colapso...hubo espaldas y manos que sostuvieron el mundo para que otros pudiéramos sobrevivir:
Cuba cumplió, Cuba no se rinde.
El EZLN cumplió: abrió fuego guerrillero y de luz contra el neoliberalismo y levantó banderas antisistémicas.
El MRTA cumplió y se suicidó en una gesta épica contra Fujimori.
El ERP Argentino también se inmoló en una masada llamada Tablada.
Hugo Chávez cumplió y salió de las cenizas anunciando no una luz, sino un sol al final del túnel.
Los jóvenes, que hoy estamos viejos, y sobrevivimos, solo para preservar una memoria. Jóvenes que hoy somos viejos fracasados pero que cumplimos la única misión entonces posible, sobrevivir para ver esto que está ocurriendo hoy y levantar la mano para que no se repitan los errores ochenteros, hoy estamos aquí gracias a estos heróes: Cuba, Chiapas, MRTA, ERP y Venezuela.
Pero hay mas héroes y heroínas. En Honduras hay personas que preservaron el fuego. Las chicas de COFADEH, por ejemplo, locas las llamaban, por insistir en la memoria viva... las compas y los compas del COPINH con banderas indigenistas, de autonomía y de justicia, de Andrés Tamayo, la pacificación de San Francisco de la Paz y las marchas ambientalistas, de Andrés Pavón y el CODEH, la voz de Nora Miselem y sus palabras, la de Mery Agurcia o demás voces contra el olvido, del Bloque y la Coordinadora de los que llevaban al estadio mantas con la imagen del Che, la Guagüita, Café Paradiso, (me acuerdo tambien de ¡viva la libertad! y Sextos de lluvia), de las y los compas que te vendían musica y camisetas revolucas en los dolores, ... muchas y muchos mas... hoy la historia les ha puesto una medalla y les dio la razón.
Pero no estoy aquí, ahora para hablar de otros. Estoy aquí para hablar de Omar. De héroes tenaces como Omar. Los socialistas novatos de principios de los noventas, confundidos en el primer amor de una revolución mundial que aparentemente se había suicidado en un lugar llamado con un nombre hermoso: perestroika. La revolución hermosa a la que un japonés le tatuó un epitafio en la frente: es el fin de la historia, la historia ha muerto. Los jovenes recién enamorados no sabíamos que hacer. Eramos jóvenes confundidos que no sabíamos qué hacer, donde meternos y encontramos una voz, una señal en el aire con un nombre más hermoso y todavía luminoso: Gualcho. El primer triunfo de Morazán.
Cuando todos negaban tres veces a Marx y el gallo cantaba, cuando antiguos camaradas y nuevos yuppies abarrotaban tiendas, vestían de marca, se doblegaban ante televicentro, el futbol y la teletón, había un terco con un martillo todas las noches en am 1600 y mientras todas y todos escuchaban a Luis Miguel, Omar rebelde desde una transmisión primero clandestina, despues legalizada, nos pasaba a Silvio, Víctor Jara, los Torogoces de Morazán, nos leía textos (mis favoritos eran las mil y una historias de la venceremos un gran libro que leí tres veces y el único que me han leído además de la biblia). Omar me lo leyó, lo leyó para los que estabamos alrededor de la fogata, sobreviviendo. Siempre que releo ese libro lo releo con la voz de Omar, pésima voz, pero tenaz y correcta...oir a Omar leyendo es como escuchar a Bob Dylan cantando.
Cuando todos se volvían "liberales", izquierda democrática. El terco Omar hablaba de Marx, de Lenin, de Fidel, del Ché, nos pasaba las últimas palabras de Allende, hablaba abiertamente de revolución nos traía noticias del Farabundo, nos conectaba con Cuba y salvaba obstáculos enormes técnicos y de otras mañas que solo son entendibles en un mundo como el de enotnces, un mundo sin internet y sin celulares ...y mantuvo el fuego vivo.
Una vez lo llamé y le pedí un par de rolas revolucionarias, no las tenía (tengo esto grabado en un cassete por allí) y me dedicó dos de Víctor: Juan sin tierra y A desalambrar (¿aquello me habrá llevado a los zapatistas?).
Ayer me cayó la noticia justo antes de ir al programa que tenemos con Alfonso en Guancasco Radio: Omar se había transmutado de persona común (su mal humor es legendario), en héroe de la revolución hondureña. Cuando llegué a la radio la rola que estaba en el aire era A desalambrar.
Estuvimos en el programa Alfonso y yo, Alex Navas gran amigo de Omar (muy dolido, ya andaba de riguroso luto) y Wilfredo Méndez, un compañero al que hay que hacerle justicia. Al final del programa atendimos el llamado y nos fuimos a la Colonia 21 a saludar al malhumorado tenaz que nos mantuvo vivos y no llevó a una orilla segura (y nos salvó de volver a nuestro vómito).
Yo que apenas soy un espectador y que aspiro a pasar por la vida sin dejar huella (voy muy bien en eso afortunadamente), tengo la fortuna a veces de estar rodeado de personas de verdad en momentos de verdad. Alfonso, Alex, Wil, son personas maravillosamente humildes que han hecho cosas grandes y guardan silencio. Omar es de ese calibre y más. Pude ver muchos amigos y amigas que también están haciendo cosas importantes, los saludamos, conversamos y me quedé allí, de lejos. Los velorios y yo no nos llevamos bien, creo que ni siquiera voy a ir al mío.
Desde allí pude ver y participar de un evento muy hermoso. Primero pasó medicina forense, tarde como siempre. Estuvieron adentro de la casa de Omar (es lugar hermoso llamado Gualcho), Alex, valiente y metiche, fue a ver y nos trajo noticias.
Cuando salió Omar envuelto en una bolsa amarilla que me evocó la bandera bolivariana, pude ver y participar de una aplauso revolucionario entrelazado con los llantos de dolor de quienes más le amaban y pensé: yo he nacido para ver este momento, he sobrevivido para ver este momento y otros, para mantenerlos vivo y desafiar todo el aparato macabro del sistema con un yunque y un martillo, como diría otro héroe tenaz y terco, de la misma madera que Omar (madera revolucionaria): Víctor Jara.
Amigas, amigos: hemos recibido ayer una bandera de manos de un héroe. Es nuestra obligación mantener esta revolución viva y llevarla a una orilla segura, donde ella pueda inventarse y crearse ella misma para felicidad de nosotros y hasta para beneficio y felicidad de sus enemigos.
Ya no somos nosotros, ahora somos Omar.
Apriétenla,
¡Omar vive la lucha sigue!
¡Constituyente y revolución! ¡revolución y vida!
¡El pueblo desarmado vencerá!
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