jueves, 14 de octubre de 2010

Constituyente: Los motivos del Lobo

por OMAR PALACIOS

Encuestas privadas levantadas antes de septiembre 2010 evidencian que un 51% del pueblo hondureño está a favor de la convocatoria a una constituyente y más del 70% desea cambios sustanciales que mejoren sus reales y dramáticas condiciones de vida. Cuando ahora observamos el esfuerzo del presidente Porfirio Lobo para dialogar sobre una constituyente y nos interrogamos sobre sus orígenes y motivaciones, no podemos más que concluir que el liderazgo dominante de Lobo y Juan Orlando Hernández en el Partido Nacional está haciendo una de las tareas esenciales del arte de gobernar que es interpretar las señales de su tiempo y atenderlas, para mantener esas tendencias bajo control.

El origen de la decisión de Lobo para convocar al diálogo mencionado son este monitoreo de opinión que quizás Ingeniería Gerencial le ha presentado. Las motivaciones van más allá de lo que dicen y apuntan directamente a la propia sobrevivencia de sus representados.

Con esta convocatoria, -justo es decirlo- también logran objetivos secundarios, no por ello menos interesantes para el grupo en el poder, tanto político como económico. Por ejemplo darle un baño de legitimidad popular al proyecto de convertir a Juan Orlando en el sucesor de Lobo. Desde que Flores Facussé abrió la senda que un presidente del congreso debía hacer aprobar una medida sumamente popular para amarrar su candidatura y eventual triunfo presidencial, todos los titulares del primer poder del Estado, estudian cuál medida los puede llevar a la cima de la cresta electoral. Y como un quinceavo salarial no contaría con la venia del sector privado y la economía no lo aguantaría, entonces hay que buscar los catorceavos en otras áreas.

Contra lo que el poder mediático nos ha hecho creer, la constituyente es muy popular en Honduras y lobos de nuestra política ya se dieron cuenta y van por ella. La diferencia con respecto a Zelaya será el procedimiento a seguir y aquí los actuales gobernantes han identificado dos opciones: el plebiscito abierto que puede lograrse reformando la Constitución o la cuarta urna, pero constitucional.

Descartada la opción de la cuarta constitucional, van por reformar la Constitución para abrir la figura del plebiscito. Pero esto es sólo el camino.

El quid de asunto va hacia un viejo ardid, tan antiguo como nuestros pliegos de independencia. Lo explico así: en la primera frase del acta de independencia, sus autores, incluido nuestro proverbial José Cecilio del Valle, explican con diáfana claridad que se declara la independencia “para prevenir las consecuencias, que serían temibles en el caso de que la proclamase de hecho, el mismo pueblo”.

La clase política en el poder se sabe vulnerable en la situación post golpe de Estado y frente a esta amenaza, actúa en consecuencia. Las motivaciones reales del lobo como representante fiel de su grupo de poder es que buscan hacer ellos mismos la constituyente para quemar el proyecto popular. Buscan aplicar una vieja máxima de la oligarquía criolla: “Entre nosotros todo cambia para que no cambie nada”.

Por eso tenemos al presidente Lobo tratando de convertirse en ilusionista de oficio. 

Fuente:  hondurascontraelgolpedeestado.blogspot.com

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