miércoles, 16 de diciembre de 2009

Censura a la música hondureña

El cantautor hondureño Polache cantó una vez para el presidente depuesto Manuel Zelaya, cuando éste aún estaba en el poder, y el público le quería. Pero desde el golpe de Estado de Roberto Micheletti en junio pasado, las radios y televisiones favorables al presidente de facto están haciendo el vacío al artista.

El cantautor hondureño Polache, marginado mediáticamente por tocar una vez para Zelaya


(Tegucigalpa, Honduras). El cantautor Polache puso en marcha su carrera con un apasionado himno animando a los hondureños a sentirse orgullosos de su país, a menudo retratado como una república bananera retrasada e inestable.

Pero justo cuando su carrera comenzaba a despegar, Honduras sacó a la luz su lado oscuro. En junio, el ejército, respaldado por muchos líderes empresariales, derrocó a su presidente, el político de izquierdas Manuel Zelaya.

De repente, Polache se encontró en la lista negra de muchos de los medios hondureños favorables al golpe de Estado. ¿Su pecado? Una vez improvisó un dueto con Zelaya que fue retransmitido por la televisión nacional. “Este año ha sido una montaña rusa y ahora estoy en el punto bajo”, asegura el cantautor. “La situación es muy difícil. La gente que apoyó el golpe se ha salido con la suya”.

Polache es el nombre artístico de Paul Hughes, de 32 años. El sobrenombre combina su nombre con la primera letra de su apellido. Hijo de padre inglés y madre hondureña, comenzó a tocar la guitarra cuando tenía nueve años. Pero nunca pensó que lograría sobrevivir como músico hasta que, después de terminar la universidad, empezó a trabajar para una agencia publicitaria en la ciudad norteña de San Pedro Sula.

Allí, Polache fue el encargado de componer la música para una campaña publicitaria para promover Honduras, y el resultado fue "
Mira a Honduras", que se convirtió en todo un éxito. En la canción, Polache dice que pese a la corrupción política, las batallas entre bandas y la pobreza, Honduras es un país de una enorme belleza natural y de gente honesta y trabajadora.


“Este es un país con una baja autoestima”, dice. “Quería escribir una canción que dijese: aunque tenemos miles de problemas, tenemos muchas cosas buenas que merecen ser conocidas”.

El éxito de "Mira a Honduras" dio origen a un programa de televisión en el que Polache viajaba por caminos remotos, tocando su guitarra y cantando con los lugareños, como un trovador a la vieja usanza.

Polache creció escuchando música pop estadounidense y británica. Más tarde se dio cuenta de que demasiados gustos de los hondureños (desde la comida rápida a la música) son importados. “Mi música intenta promover todo lo catracho”, asegura empleando un término coloquial para "hondureño".

Las canciones de Polache abarcan todo tipo de temas, desde los emigrantes hondureños que tienen que esquivar a las patrullas fronterizas de Estados Unidos hasta la
clasificación de la selección nacional de fútbol para el Mundial de Sudáfrica, por primera vez en casi tres décadas.



Tocando su guitarra acústica, suena a veces como un Rubén Blades desenchufado. Sus letras conectan con el público, porque están llenas de jerga hondureña y de palabras más vulgares. Por ejemplo, en vez de usar la palabra "enojado", prefiere usar un término mucho más colorista como "encachimbado".

“Canta como hablan los hondureños, y eso es lo que le ha hecho tan popular”, dice en Tegucigalpa el analista político Miguel Calix.

El cantautor, que se mantiene alejado de temas políticos, conoció al derrocado presidente de Honduras por casualidad, cuando Zelaya, admirador de su música, le invitó a acompañarle en un viaje a la Costa de los Mosquitos.

Con las cámaras grabando, Polache le dedicó una canción al presidente. Zelaya se sumó y comenzaron a
cantar a dúo. El resultado no fue del agrado de todo el mundo. Alguien comparó la actuación a “dos burros rebuznando”. Y en la cada vez más polarizada vida política de Honduras, la actuación sirvió par cimentar la imagen de Polache como seguidor de Zelaya.

Tras el golpe, algunas emisoras de radio empezaron a negarse a poner sus canciones, mientras que las cadenas de televisión y los periódicos que un día adularon al músico comenzaron a ignorarle. Hubo incluso rumores sobre su detención por el gobierno de facto, algo que Polache tuvo que desmentir a través de su página
web.

“Ahora que Zelaya ya no está en el poder, Polache está acabado”, asegura Gustavo Fúnez, que tiene una tienda de discos en Tegucigalpa. A diferencia de muchos de sus vecinos latinoamericanos, durante las últimas décadas Honduras ha logrado mantenerse al margen de revoluciones y grandes guerras civiles.

En parte, como consecuencia de esa trayectoria, en el país no hay una tradición de cantantes famosos políticamente activos, como el cubano Silvio Rodríguez o los hermanos Mejía Godoy en Nicaragua. Polache admite que no ha votado jamás y que le preocupa el efecto que pueda tener entre sus seguidores si se implica demasiado en la política hondureña.

Aún así, el hecho de ver a Zelaya apartado del poder por un golpe de Estado ilegal le ha llevado a reflexionar: “Cerca del 80 por ciento del país vive en la pobreza, mientras que el 5 por ciento es extremadamente rico, y el golpe es un modo de mantener ese estatus quo”, afirma Polache. “Ahora, todos estamos obligados a participar en política en este país”.

Para empezar, está escribiendo una canción titulada “La consulta en el cielo”. “Es mi forma de ver lo que ha ocurrido” durante el golpe. “Es una manera de decirle a la gente que seas de izquierdas o de derechas, pro Zelaya o anti Zelaya, serás juzgado, o bien en esta vida o en la otra”, afirma.

Fuente: noticias.lainformacion.com

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