jueves, 28 de octubre de 2010

El Movimiento de Resistencia en Honduras muestra señales de progreso

Bill Quigley / Laura Raymond
Truthout

"La historia muestra es posible derrotar a los regímenes antidemocráticos de Latinoamérica o de cualquier otra parte —aun cuando cuenten con el respaldo estadounidense— mediante campañas en favor de la democracia y los derechos humanos. El Frente Nacional de Resistencia Popular de Honduras (FNRP) está trabajando para mostrar el camino en Honduras. Quienes nos solidarizamos desde la distancia observamos con admiración el trabajo que están llevando a cabo para transformar su país, y saludamos este nuevo esfuerzo para celebrarlo —a la vez que continúan en la lucha— con el Día de los Artistas en Resistencia." El 21 de octubre, la resistencia democrática de Honduras celebra el Día de los Artistas en Resistencia. Este evento se contrapone al reconocimiento oficial de esa fecha como Día de las Fuerzas Armadas de Honduras. La resistencia, que está trabajando por una Honduras verdaderamente democrática, cambió la denominación de ese día y creó una celebración alternativa debido al brutal ataque policial del mes pasado contra músicos y otras personas que dejó un muerto y numerosos heridos.
El 15 de septiembre de 2010, una marcha no violenta y un concierto musical fueron atacados por la policía y las fuerzas de seguridad. Por increíble que parezca, los policías que participaron en el ataque se dedicaron a destruir los instrumentos de los músicos. Los músicos que fueron atacados pidieron cambiar el nombre del día por el de Día de los Artistas en Resistencia. Para señalar la ocasión, el colectivo Artistas en Resistencia y el Frente Nacional de Jóvenes en Resistencia (FNJR) han organizado conciertos para la noche del 21 de octubre en San Pedro Sula y en Tegucigalpa.
Estos grupos representan sólo una pequeña parte del Frente Nacional de Resistencia Popular de Honduras (FNRP), uno de los movimientos sociales más activos actualmente que toma forma en nuestro hemisferio. El FNRP representa movimientos sociales, organizaciones e individuos de casi todos los sectores de la sociedad hondureña, y se están organizando para hacer frente a una de las principales crisis de derechos humanos en América Latina: el golpe de 2009 en Honduras y la intimidación, las agresiones, el silenciamiento y el asesinato de quienes se han opuesto a los regímenes que han tomado el poder posteriormente. Se espera que los conciertos de la noche harán hincapié en la resistencia a la crisis en Honduras y en movilizar mayor solidaridad internacional con el FNRP.
La crisis actual en Honduras
Desde el golpe de estado en junio de 2009, dos regímenes - el gobierno golpista de facto de Roberto Micheletti y el del actual presidente Porfirio Lobo - han hecho poco para proteger los derechos humanos, mientras que la policía y las fuerzas de seguridad han sometido a los miembros FNRP y a los relacionados con ese movimiento a detenciones masivas, golpizas, redadas con gas lacrimógeno, violaciones, secuestros y otras formas de tortura. Los jueces críticos del golpe de estado y de las autoridades post-golpistas han sido despojados de sus cargos, transferidos arbitrariamente y sometidos a procesos disciplinarios.
Al menos diez periodistas han sido asesinados sólo en 2010 en circunstancias obviamente indicativas de que fueron asesinatos políticos. Los periodistas que no han sido asesinados se han enfrentado a la censura estatal. La violencia y la represión del debate político, de reuniones públicas y la democracia crítica se han convertido en parte de la vida cotidiana.
En lugar de investigar estos crímenes y enjuiciar a los responsables, los actuales funcionarios hondureños han mirado hacia otro lado. La línea oficial expresada por estos funcionarios, y coreada por los periódicos hondureños (que no hacen el menor esfuerzo por ocultar su apoyo al golpe y a los gobiernos postgolpistas), sostiene que la violencia es consecuencia de las guerras entre bandas de traficantes. Lamentablemente, esta retórica ha ganado adeptos entre los blogueros y en círculos diplomáticos, aun cuando estas especulaciones no se basan en ninguna investigación independiente ni en la detención el arresto de personas implicadas.
Lo cierto es que la oleada de violencia contra dirigentes obreros, líderes comunales, periodistas y activistas ha estallado solo tras el golpe, y es innegable que su objetivo son los líderes y miembros de la resistencia.
Según el Comité de Familiares de Desaparecidos en Honduras (COFADEH), se han producido 83 asesinatos de miembros del FNRP, incontables heridos víctimas de agresiones, y un flujo constante de personas que han tenido que abandonar el país tras haber sido violadas o torturadas de otra manera, o tras haber recibido amenazas de muerte por ser miembros de la resistencia (o porque se creía que lo eran); algunas de las personas exiliadas han sufrido torturas y amenazas de muerte.
¿La hora de “mirar hacia adelante”?
Pese al derrocamiento el pasado año del presidente democráticamente electo, Manuel Zelaya, la represión del régimen golpista provisional de Micheletti, la ilegítima elección de Lobo (a quien grupos como el Carter Center o incluso las Naciones Unidas se niegan a reconocer debido a su evidente ilegalidad), el desamparo judicial que padecen las víctimas del golpe y la continua violencia política que se ha producido tras él, las autoridades postgolpistas repiten una y otra vez que es hora de que el pueblo hondureño mire hacia delante.
La última concreción de los esfuerzos por “mirar hacia adelante” es una falaz invitación de Pepe Lobo al FNRP para dialogar sobre el proceso de Asamblea Constituyente. El FNRP recibió la invitación con cautela. Se reunieron en dos asambleas separadas para considerar la propuesta y decidieron rechazar la invitación debido a la violencia y represión ejercida contra la resistencia. Entre las razones del rechazo está el hecho de que el presidente Zelaya sigue estando obligado a permanecer en el exilio por las falsas acusaciones contra él, la existencia de numerosos presos políticos y que no se haya castigado a los responsables de las violaciones de los derechos humanos cometidas contra el movimiento. La dirección del FNRP manifestó que la invitación no era más que un nuevo intento de Lobo por legitimar su autoridad ante la opinión pública nacional e internacional.
El avance de la resistencia
El FNRP propugna el cambio de la constitución hondureña a fin de que exprese su compromiso con la democracia y los derechos humanos. Muchos en Honduras consideran que la Constitución ha sido redactada para la élite del país y que concede muy pocos derechos a los pobres y a los que han sido históricamente marginados. Algunos dicen que la Constitución es una de las principales razones de que Honduras sea uno de los países de América con uno de los índices de pobreza más elevados y con mayor diferencia entre ricos y pobres.
La Asamblea Constituyente ha sido el objetivo principal del FNPR durante la mayor parte del pasado año. Recientemente presentaron 1,3 millones de firmas en apoyo del proceso. A primera vista, parece una contradicción: si éste es el objetivo primordial del movimiento y el presidente quiere dialogar sobre ello, ¿no debería la resistencia intentar al menos el diálogo? La realidad es que la resistencia ve en Lobo a un dirigente ilegítimo que ha participado activamente en la represión contra el FNRP; el diálogo con él podría comprometer el delicado y profundamente democrático proceso que el FNRP ha estado poniendo en marcha durante meses con numerosos sectores de la sociedad hondureña: sindicatos, jóvenes, campesinos, grupos LGBTQ y otros.
El FNRP ha decidido ahora seguir adelante con la Asamblea Constituyente en cuanto proceso autónomo y democrático. Ésta es una decisión fascinante, incluso histórica en nuestro hemisferio, y es un ejemplo de democracia participativa del que todos deberíamos aprender.
Mientras tanto, en los Estados Unidos 29 miembros del Congreso dieron un valiente paso —en especial si tenemos en cuenta que hay unas elecciones a la vuelta de la esquina— al expresar una dura condena del “deplorable expediente [de Honduras] en materia de derechos humanos” y hacer recuento de los casos recientes de violencia política.
Los miembros de Congreso dejaron constancia de su “seria preocupación por que el estado de derecho se encuentra directamente amenazado por la policía y las fuerzas armadas hondureñas” e hizo un llamamiento al gobierno de Obama para que ponga fin a toda ayuda directa a las autoridades hondureñas, en especial a la policía y el ejército. Pidieron también que EE. UU. deje de cabildear para conseguir que se readmita a Honduras en la Organización de Estados Americanos (OEA).
Mientras que la mayoría de los países miembros de la OEA se han mantenido firmes en su rechazo a readmitir a Honduras, la Secretaria de Estado Clinton ha hecho de la readmisión de Honduras una prioridad en la región, sacando a colación este asunto en sus encuentros con los jefes de Estado latinoamericanos y presionando en tal sentido en diversas reuniones internacionales. Por las razones que el Centro de Derechos Constitucionales (CCR) expuso en nuestra carta abierta a Clinton, el gobierno de Obama debe poner a fin a sus presiones y la OEA ha de mantenerse firme en su negativa a readmitir a Honduras en su seno.
A todos los que están comprometidos en la lucha solidaria con la gente corriente que trata de organizarse en favor de la democracia, la igualdad y la justicia social en América les produce indignación ver que el gobierno de Obama se ha convertido en el principal aliado del régimen de Lobo. Sin el apoyo estadounidense, el régimen de Lobo no habría podido celebrar sus ilegítimas elecciones ni de mantenerse tanto tiempo como lleva en el poder. Pero la historia muestra es posible derrotar a los regímenes antidemocráticos de Latinoamérica o de cualquier otra parte —aun cuando cuenten con el respaldo estadounidense— mediante campañas en favor de la democracia y los derechos humanos. El FNRP está trabajando para mostrar el camino en Honduras. Quienes nos solidarizamos desde la distancia observamos con admiración el trabajo que están llevando a cabo para transformar su país, y saludamos este nuevo esfuerzo para celebrarlo —a la vez que continúan en la lucha— con el Día de los Artistas en Resistencia.
Bill Quigley es abogado especialista en derechos humanos y profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Loyola de Nueva Orleans. Es director del área jurídica del Center for Constitutional Rights (Centro de Derechos Constitucionales) y miembro del equipo jurídico del School of Americas Watch (Observatorio de la Escuela de las Américas).

Laura Raymond está a cargo de Servicios a la Comunidad para casos de Derechos Humanos Internacionales del Centro de Derechos Constitucionales (CCR). Laura tiene una Maestría del SIT Graduate Institute en Servicio, Liderazgo y Gestión, con énfasis en Defensa de Políticas.
Fuente: http://www.truth-out.org/honduran-resistance-movement-shows-signs-progress64428

Traducido para Tlaxcala por Javier Fernández Retenaga
Editado por Manuel Cedeño Berrueta


Fuente: Rebelion.org

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