Ernesto Che Guevara
Desde varias semanas mi trabajo voluntario en el Programa de Incidencia en Derechos Humanos del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos Honduras (COFADEH) tiene lugar principalmente en la oficina, escuchando y anotando las denuncias de las víctimas de violaciones de los derechos humanos, para denunciar cómo vienen brutalmente atacados por el ejército y por la policía; sin embargo tuve que abandonar las manifestaciones políticas desde que el Gobierno de facto de Pepe Lobo, continuación del golpe de Estado cívico-militar del 28 de junio de 2009, se dedica a satanizar a los extranjeros en el país, amenazándolos con deportarlos o la detención por sedición.
Así, el 15 de septiembre de 2010, día de la Independencia de Honduras ante la corona española (1821), yo estaba alerta, en la oficina del COFADEH, dando seguimiento a las manifestaciones del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), con la esperanza de que todo se llevara a cabo sin violencia y sin represión. Debo confesar que es siempre muy triste no poder movilizarme, con los incansables caminantes: las manifestaciones de la Resistencia son energía pura, música, alegría, calor, sonrisas, miradas amistosas... al final de cuentas, son la expresión de la gran fuerza del pueblo ya indetenible, aunque los gorilas no quieren aceptar la realidad.
Por otro lado, es estimulante ver a los manifestantes pasar en frente al COFADEH y saludar a Bertha Oliva, coordinadora general del Comité, dando las gracias a ella y a todo el grupo, por su trabajo incansable. Da gusto ver a tanta gente, las bandas juveniles de las escuelas públicas, con los chicos entre los 15 y los 18 años, con sus uniformes multicolores, sus instrumentos musicales y su juventud infundían esperanza y la certeza que habrá Resistencia para muchos años!
Pude abrazar nuevamente a muchos militantes, ver la sonrisa de Edwin Robelo Espinal, donde siempre se esconde una nota de melancolía…entre pocos días será un año después de la desaparición física de su querida Wendy Ávila y ninguno de los autores materiales o el gorila Micheletti, mandante de su asesinato, fueron acusados.
“Para los represores del pueblo, ni olvido, ni perdón”, gritó la multitud a medida que caminaba hacia el centro de la capital.
Al final de la marcha, estaban los gorilas, un destacamento de fuerzas especiales (COBRAS), uno del ejército, un vehículo blindado que dispara líquidos tóxicos, dos camiones del ejército, algunos policías y dos camionetas sin placas. Estas, a lo mejor, dispuestas a llevarse algunos detenidos incómodos, desapareciéndolo en la nada.
Afortunadamente, aquí en Tegucigalpa, todo fue sin violencia; a Choluteca, en el sur del país, se intentó, sin éxito, de atacar al pueblo; a San Pedro Sula, por desgracia, fue una guerra de verdad, entre el ejército, armado hasta los dientes, y el pueblo indefenso.
Se conoce de una persona muerta, hay 31 detenidos, muchos heridos en el hospital, incluyendo una banda de estudiantes de un colegio público, atacaron ferozmente Radio Uno, algunos miembros de la banda Café Guancasco sufrieron graves golpes en la cabeza por los toletazos, manos fracturadas y todos los equipos electrónicos destruidos: efectivamente, el concierto que estaba para empezar se llamaba:. “¿Cuál independencia?”
El grupo tuvo que correr, literalmente, fuera de los escenarios, mientras lanzaban bombas lacrimógenas y líquidos tóxicos y luego fue atacado por el ejército: los músicos estuvieron escondidos en un lugar seguro, porque la policía amenazaba de ponerlos presos.
En Siguatepeque, Artistas en Resistencia organizó un concierto donde participó, entre otros, Karla Lara: no reprimieron, pero, por precaución, se tuvo que detener la música antes de tiempo cuando más o menos 50 soldados, fuertemente armados, rodearon el parque, donde los músicos estaban tocando.
Sólo puedo concluir esta cascada de emociones fuertes y conflictivas, con la última frase del comunicado de la banda Café Guancasco, denunciando la represión despreciable en San Pedro Sula: “A la dictadura de Porfirio Lobo Sosa le mandamos nuestro mensaje de repudio, nuestro canto no es más que un grito de esperanza para millones de seres humanos que intentan liberar a su pueblo, si éste le molesta, pues tendrá que acostumbrarse a vivir con los apelativos despectivos que nuevamente convertiremos en canción”.
Fuente: Rebelión.org
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