sábado, 23 de enero de 2010

Simon Henshaw y la CIA en Honduras

POR JEAN-GUY ALLARD

Pocas veces en la historia de la CIA un jefe de estación se quedó tan desnudo ante la opinión publica. Y con las dos manos en la masa.

El agente Simon Henshaw, un especialista del hostigamiento a Cuba que ostenta ahora el titulo de Jefe de Misión en la Embajada de Estados Unidos en Honduras, no ha sido solo desenmascarado como Jefe de Estación de la C I A en Tegucigalpa sino que se supo cómo organizó y orientó la participación en las elecciones ilegales de noviembre de todas las agencias USA de injerencia y sus dependencias.

Vale más tarde que nunca: los archivos nos recuerden ahora como Henshaw, tan dedicado ahora a recuperar el proceso golpista, atendía en el Departamento de Estado, hace unos años, a América Central y a Cuba, tarea de predilección de los “especialistas” de Langley.

Henshaw trabajó con Charles Shapiro, entonces jefe del Buró Cuba del Departamento de Estado de los EE.UU., un personaje altamente detestable también asociado a la CIA, quien fue asesor militar de la embajada estadounidense en Chile cuando Pinochet derrocó mediante un golpe de Estado a Salvador Allende, y embajador de EE. UU. durante el golpe de Estado contra el presidente Chávez.

En el 2002, el agente Henshaw representó al gobierno de Estados Unidos en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra.

Ahí trabajó junto a Yleen Sarmiento de Poblete, nada más y nada menos que el brazo derecho de la congresista mafiosa de Miami, Ileana Ros-Lehtinen, hoy entre los admiradores más furibundos de Roberto Micheletti.

Se consagró entonces febrilmente, con su “task force” de varios funcionarios obsesivos, a torcerles el brazo a diplomáticos de distintos países para que votaran contra Cuba. Con la misma energía que dedica hoy en Tegucigalpa a cerrar la operación que devuelve el poder a la oligarquía pro-norteamericana.

DESENMASCARADO, EL “STAFF” COMPLETO

El periodista e historiador alemán Ingo Niebel tuvo el gran mérito de ponerle el cascabel al gato, al señalar en el sitio web Rebelión las revelaciones de un colega, el investigador Michael Opperskalski, hechas en la revista alemana GEHEIM (Secreto) que edita este eminente conocedor del mundo, quien desenmascaró, hace unos meses, el “staff” completo de la CIA en la representación estadounidense en Honduras con nombres y apellidos.

Así se supo que Simon Henshaw tiene alrededor de sí a los oficiales CIA Gregory Morrison, Neil Richter, Theodore?Carpenter y William R. Brands.

La presencia de Henshaw en Tegucigalpa forma parte del viejo esquema descrito con lujo de detalles por el ex agente de la CIA Philip Agee, fallecido hace exactamente dos años en La Habana. En su libro Diario de un agente secreto, Agee cuenta cómo se consagró diariamente, mientras era jefe de estación en Ecuador, a reclutar, sobornar y orientar a personas influyentes para ponerlas a trabajar en función de los intereses de Estados Unidos.

Con esta línea de trabajo descrita por Agee, otras revelaciones, las del respetado investigador mexicano Edgar González Ruiz, publicadas a finales de noviembre en varios sitios de la web, toman todo su sentido.

González Ruiz descubrió cómo Henshaw reunió en la propia embajada de Estados Unidos en Tegucigalpa, a las organizaciones y grupos bajo influencia, de una forma u otra, de sus servicios, para pedirles alinearse con una operación destinada a asegurar el éxito de la farsa electoral, realizada bajo la autoridad de los golpistas y la vigilancia armada de 30 000 policías y militares.

En su análisis, el investigador explicó que el jefe de estación CIA dio sus orientaciones no solo ante representantes de la USAID, de la NED, del IRI (International Republican Institute) y del NDI (National Democratic Institute), máximos representantes de la injerencia estadounidense en América Latina, sino también de la FUPAD (Fundación Panamericana para el Desarrollo), la Fundación Arias (creada en 1987 por el político costarricense autor del llamado Acuerdo de San José) y “Hagamos Democracia” que reúne los sectores golpistas de la Iglesia Católica, así como la Federación de Organizaciones no Gubernamentales para el Desarrollo de Honduras (FOPRIDEH) y la Universidad Metropolitana de Honduras (UMH).

“En esa reunión, Henshaw instruyó a los asistentes a organizar una misión “independiente” de observación electoral, que esté presente en las elecciones del 29 de noviembre, y que sería en realidad manejada por el IRI, a través de Alex Sutton, director regional de ese Instituto para América Latina y el Caribe”, precisa el autor.

Sutton es un viejo agente CIA conocido por las conspiraciones que manejó por cuenta del IRI en Bolivia, Bolivia, Colombia, Cuba, El Salvador Guatemala, México, Nicaragua, Perú y Venezuela sin hablar de su carera en países de Europa del Este donde se dedicó a erradicar el socialismo.

La presencia en las elecciones golpistas de la pandilla así conformada por Henshaw tenía como propósito esencial dar legitimidad al proceso desencadenado por esta conjuración de empresarios y militares quienes, el 28 de junio, secuestraban al Presidente constitucional Manuel Zelaya para trasladarlo a una base militar bajo control de Estados Unidos y para luego expulsarlo del país.

AL LADO DE LLORENS, EL EMBAJADOR DE MIAMI

Henshaw, teóricamente, es el brazo derecho del embajador Hugo Llorens, un cubanoamericano con residencia en Miami que dirigió el show de la neutralidad de Estados Unidos desde el golpe hasta hoy con un talento que pudiera abrirle las puertas de los mejores estudios de Holywood.

Llorens parece diseñado para conspirar con Henshaw: especialista del terrorismo, era director de Asuntos Andinos del Consejo Nacional de Seguridad en Washington cuando sucedió el golpe de estado, en el 2002, contra el presidente Hugo Chávez.

Llorens se encuentra entonces bajo la autoridad directa del Subsecretario de Estado para Asuntos Hemisféricos, el infame Otto Reich y del muy controvertido Elliot Abrams. Reich dio su apoyo inmediato al cabecilla golpista Pedro “El Breve” Carmona, y a los militares conjurados.

En junio último, Otto Reich fue inmediatamente denunciado como uno de los conspiradores detrás del golpe de estado, con Roger Noriega y Daniel Fisk.

Antes de conspirar en Tegucigalpa, Henshaw estuvo haciéndolo en Brasilia bajo la cobertura de Consul General. Trabajó anteriormente en St. Petersburg (Rusia) donde dejó huellas odoríferas, San Salvador y Abidjan (Costa de Marfil).

Y también en Manila, Filipinas, donde coincidió posiblemente con Llorens. Ahí ambos tuvieron la oportunidad de iniciarse al papiamento, un idioma local que no se aprende en los cocteles.

Fuente: www.hablahonduras.com

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