Los cambios populares en America Central están alimentando el surgir de una ola de gobiernos progresistas a intensidades diversas. A la raíz de esta corriente de renovación, con un protagonismo jamás alcanzado antes, se encuentran el movimiento indígena y campesino, que ha jugado un rol esencial “en la incubación” del cambio que hoy está trazando un nuevo destino político para el Istmo.
En el 1992, en coincidencia con la celebración del quinto centenario de resistencia a la conquista española, se organizaron por ves primera asambleas continentales. En estas reuniones los indígenas centroamericanos desde la frontera sur de Panamá hasta la frontera norte de Guatemala (Miskito, Sumo, Rama, Garifuna, Lenca, Cuna, junto a las 21 comunidades autóctonas Maya y todas las comunidades afrodescendientes de la costa atlántica del Istmo, herencia de el esclavismo inglés) junto a todos los campesinos se encontraron y se dieron cuenta de ser victimas del mismo tipo de injusticias en los diferentes países del istmo de los cuales provenían: abandono estatal, exclusión social, y esclavitud en el trabajo entre otras. Ante tantas dificultades de recursos y organizativas, decidieron de constituir diferentes plataformas de información y coordinamiento para globalizar la resistencia y defender sus derechos bajo una visión unitaria. En medio a esto se coloca la ofensiva diplomática norteamericana de los últimos años que con el objetivo de llegar a la aprobación del DR-CAFTA ( tratado comercial entre Republica Dominicana America Central y Estados Unidos), ofensiva que sirvió de “catalizador” en el surgir de una izquierda popular extraparlamentaria organizada. Única opción ante la llegada de gobiernos pro-empresariales con una ideología neoliberal en la entera región. Doctrina que reivindica la supremacía del mercado sobre el estado y transforma los empresarios en el principal actor político al interno de las realidades de estos países, monopolizando la opción partidaria tradicional como vía de cambiamiento.
Los movimientos indígenas y campesinos centroamericanos atrapados entre los hilos de la modernización han sido empujados al éxodo rural y a la descampesinización, con sucesivo hacinamiento en las ciudades engrosando las villas miseria de las ciudades mas importantes de Centroamérica. Y se han lentamente acercado a la resistencia popular urbana, que lucha contra la extrema pobreza y el hambre, crecida exponencialmente en las ultimas dos décadas.
Así se han incorporado progresivamente en las filas de la resistencia popular urbana y la acción social directa. Estos indígenas y campesinos con su visión de la dignidad vinculada a la tierra como bien común y a la economía colectiva, han enseñado y metido en practica con nuevos valores la idea que otro mundo es posible y que otro socialismo autóctono es factible (el que los intelectuales han luego codificado como socialismo del siglo XXI). Y de este modo han “inyectado” nueva fuerza a los movimientos políticos de las grandes ciudades y en particular a las izquierdas de estos países, con una ala a tierra desde la caída del comunismo real. Resultado: figuras como Daniel Ortega en Nicaragua, Alvaro Colom en Guatemala, Mauricio Funes en El Salvador y Manuel Zelaya en Honduras han podido llegar al poder aunque si en estas horas en Honduras, se juega la partida sobre cuanto podrán permanecer e imprimir un cambio de ruta histórico en los próximos años, sin que un fracaso hoy nos haga esperar otros veinte años de gobiernos de signo opuesto.
El istmo se esta renovando, de la Honduras de ayer, prostituida por la guerra de baja intensidad reaganiana , de la mercenarización de su territorio y de una entera generación política y militar.. de los golpes de estado del 1956, 1963, 1972, 1975, 1978 y del surgir hoy de un movimiento popular inexistente desde el primer golpe en los años cincuenta, movimiento que hace de contrapeso al bipartidismo liberal-nacionalista que este golpe de estado ha dejado al descubierto mostrando que son la misma persona, con distinta camiseta. De la Honduras actual de Zelaya y de su aumento del 60% del salario mínimo, de la condena unánime a un golpe anti-historico . De El Salvador pequeño entre los pequeños países centroamericanos, con sus santos laicos, entre teología de la liberación y revolución Farabundo-martiana en los años ochenta y del fracaso de ese intento, del final de la guerra con cerca de ochenta mil muertos, de su éxodo internacional de un tercio de su población hacia Los Ángeles y Nueva York y su violencia juvenil en patria; de la desaparición del Colon, moneda nacional, con sucesivo aprisionamiento en la dolarización, a la actual llegada al poder del FMLN (Farabundo Marti para la Liberación Nacional) luego de tres décadas del partido de ultra derecha Arena, culpable de crímenes de guerra como es el caso de la cúpula de la Tandona . De la revolución nicaragüense con a la espalda un pueblo en insurrección y cincuenta años de dinastía pro-CIA, (implantada en los 30 porque era costoso mantener la ocupación de los marines USA, porque en plena crisis económica), al regreso al poder de los Sandinistas de Daniel Ortega estrecho entre nuevos compromisos (como la criminalización del aborto terapéutico) y viejos enemigos, como el ex presidente Arnoldo Alemán (que entra y sale de la cárcel al mismo ritmo del humor político del país), pero a su ves, es nuevamente la salud y la educación gratuita e impulsa programas como Hambre Cero, los Consejos de Poder Ciudadano, iniciativas que no rozan siquiera a la clase media (donde se anidan sus opositores), pero a la gente que mediocome , les cambia la vida. De 36 años de guerra en el pasado de Guatemala, con mas de 200mil muertos hasta el 1996; de la ingeniería social de los polos de desarrollo, enseguida a la tierra arrasada y a las cerca mil masacres y solo después de 13 años de falsa paz y sociodramas jurídicos para parchar la memoria histórica, se inician los procesos contra los verdaderos culpables.
Y al final de la Alternativa Bolivariana para las Américas, que en una entrevista a una señora humilde en una manifestación contra el golpe en Honduras le preguntaron, que es el Alba? ella decía que era una cosa buena, el periodista le insiste, pero que es? La señora se detiene unos segundos a pensar y le responde: si los ricos la odian tanto debe ser una cosa buena para los pobres!.
José Carlos Bonino
Fuente: www.albedrio.org
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario