viernes, 30 de octubre de 2009

La prensa internacional especula y especula... El pueblo pendiente de la actuación del Congreso...

Acuerdo en Honduras que puede ser amargo para Zelaya

En el plazo de una semana se constituirá un Gobierno de Unidad Nacional

Fue un acuerdo suscrito a medianoche. Casi por agotamiento, la presión de EE.UU. fue determinante para que los delegados del presidente de facto Roberto Micheletti y los de Manuel Zelaya aceptaran que el Congreso hondureño sea el que decida sobre la restitución en el poder del gobernante depuesto por el golpe del 28 de junio. En una semana debe constituirse un Gobierno de reconciliación nacional.

El diario El Heraldo de Tegucigalpa destaca que EE.UU. consiguió lo que no logró el Nobel de la Paz Óscar Arias, la Organización de Estados Americano (OEA), las Naciones Unidas, las amenazas de Hugo Chávez y las advertencias de la Unión Europea.

La crisis de Honduras parece llegar a su fin con la firma de un acuerdo que deja muchos interrogantes. La comunidad internacional se apresuró a respaldarlo porque de alguna manera salva la cara ante un golpe militar, aunque queda muy lejos de las exigencias que durante cuatro meses se hicieron a Micheletti para que lisa y llanamente restituyera a Zelaya en la presidencia.

No está claro que Zelaya vuelva al poder. Incluso se puede señalar que es problemático que suceda; según fuentes cercanas al Congreso, los 55 diputados del Partido Nacional votarían en contra, al igual que un buen número de los 62 parlamentarios liberales, los cuatro demócrata cristianos y los dos socialdemócratas. De los 128 escaños del Congreso, Zelaya tendría asegurados los cinco del partido de izquierda UD y unos cuantos liberales. También es difícil que la Corte Suprema de Justicia modifique su dictamen de julio de que no hubo golpe sino sucesión presidencial. Pero, como dicen los castizos, en Honduras lo imposible es posible. Y quizá el dinero de Hugo Chávez o de otro origen pueda mover voluntades.

Zelaya apoya el acuerdo a regañadientes porque no tenía otra alternativa que seguir encerrado en la embajada de Brasil en Tegucigalpa. Sus más cercanos asesores reconocen su temor a que Micheletti y los congresistas sigan con prácticas dilatorias una vez se marchen las misiones de EE.UU. y la OEA.

Zelaya puede tener problemas con sus partidarios al verse forzado a renunciar a la Asamblea Constituyente que posibilitara su reelección, lo que originó la crisis política y desencadenó el golpe. Los manifestantes que cada día protestan por las calles de la capital condicionaron su apoyo al derrocado presidente a la convocatoria de la Constituyente.

Javier Valladares, diputado y jefe de staff de la Casa Presidencial de Micheletti, no tuvo reparos en escribir en su página de facebook: "Micheletti reiteró que no se deben de preocupar...la democracia acaba de ganar...Micheletti es, y seguirá siendo nuestro presidente hasta el 27 de enero del 2010...las elecciones serán reconocidas por los USA y la pelota irá al Congreso, que tendrá que pedirle a la Corte de Justicia, la cual a su vez preguntará a la procuraduría y a la fiscalía su opinión técnica sobre la restitución". "¿Ustedes creen que Zelaya pasará a través de tantos muros blindados?", se pregunta Valladares.

Fuentes diplomáticas de Tegucigalpa aseguran que Micheletti está contento con el acuerdo porque, a su entender, es problemático que Zelaya reasuma la presidencia, aunque sea con un poder acotado.

"La jugada parece bien ejecutada; lo que ha hecho Thomas Shannon (subsecretario de Estado estadounidense para asuntos del Hemisferio Occidental, que fue el impulsor del pacto) es legitimar el proceso ideado por Micheletti, permitiendo la mala voluntad en la ejecución del acuerdo y todo tipo de maniobras dilatorias, que tanto gustan en Honduras", nos comentó desde Tegucigalpa un diplomático iberoamericano.

Con el anunciado apoyo unánime de la comunidad internacional a las elecciones del 29 de noviembre, la prevista normalización de relaciones diplomáticas (el embajador español Ignacio Rupérez lleva más de un mes en El Salvador esperando poder reingresar a Honduras) y el regreso de la cooperación, Micheletti puede sentirse satisfecho.

Las dos partes dejan en manos del Congreso la restitución en el poder de Zelaya, previo dictamen de la Corte Suprema. El acuerdo contempla la creación de un gobierno de reconciliación nacional que será nombrado en una semana; rechazo a la amnistía política; reconocimiento de las elecciones del 29 de noviembre; creación de una Comisión de Verificación para hacer cumplir los puntos suscritos; formación de una Comisión de la Verdad para investigar los sucesos antes, durante y después del golpe del 28 de junio. Y se solicita a la comunidad internacional que derogue las sanciones y envíe observadores a los comicios.

Fuente: www.lavanguardia.es

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