domingo, 12 de julio de 2009

El apoyo encubierto del periodismo lacayo español al Golpe de Estado en Honduras

Por Pedro Antonio Honrubia Hurtado

Los que hace ya algún tiempo venimos interesándonos casi a diario por todo aquello cuanto va aconteciendo en los diversos medios de comunicación al servicio del imperialismo, poniendo especial atención en determinados asuntos de la actualidad política internacional, a menudo nos vemos obligados a tener que escribir este tipo de artículos para denunciar la indignidad periodística que, en modo de manipulación, falsedad, servilismo o cobardía, brota de las plumas, los micrófonos o las cámaras de televisión de los principales medios de comunicación a nivel internacional.

Son tantos los ejemplos de este tipo de periodismo (servicial y lacayo) que podemos encontrar a diario en los medios, que la denuncia y el análisis constante se convierte casi en una necesidad ideológica, al ser la única arma que nos queda, junto con los medios alternativos, y ante el inmenso poder que tienen estos medios imperialistas, para poder llevar la otra cara de la realidad a la ciudadanía sobre ciertos temas de carácter político y social (normalmente la cara que no dejan ver los medios tradicionales), así como arrojar un poco de luz en la consciencia de todas aquellas personas que se ven arrastradas sin remedio a la espiral alienante que, día tras día, tratan de generar estos medios con tales manipulaciones y mentiras sobre las noticias de actualidad, especialmente, como digo, las noticias de tipo político que afectan a temas muy concretos del panorama internacional.

Es la guerra de cuarta generación; una guerra psicológica destinada a dominar las consciencias del receptor de tales informaciones, a falsear la realidad según los intereses económicos de los propietarios de los grandes medios de comunicación, con el único objetivo de aplastar la disidencia antes incluso de que pueda llegar a consolidarse como fuerza de resistencia y cambio social. Es una guerra, por tanto, que tiene por objeto la sumisión en masa de los pueblos a los intereses y privilegios de las clases dominantes, más aun, que tiene por objeto la sumisión en masa de los pueblos a los intereses y privilegios de aquellos mismos que los explotan, los oprimen y los utilizan a su antojo como mera fuerza de trabajo que se compra y se vende, como mera mercancía laboral, como meros consumidores pasivos sin más derechos civiles y políticos que el agachar la cabeza ante los designios de los poderes fácticos. Una guerra cuyos comandantes al mando se ubican cómodamente en los consejos de administración de las principales empresas multinacionales de la información, cuyos generales y demás mandos subordinados se asientan en los correspondientes consejos de redacción de los diferentes medios, y cuyos soldados-mercenarios a sueldo se forman en las facultades de ciencias periodísticas de cualquier parte del mundo para acabar disparando sus armas de destrucción masiva desde cualquier parte del mundo y contra cualquier objetivo que sus amos les indiquen, sin consciencia, dignidad ni remordimiento de ningún tipo. Simplemente obedeciendo las órdenes de aquellos que les pagan para intoxicar conscientemente la mente de millones de personas. Es un guerra sucia y despiadada que no se detiene ante nada, que es constante y diaria, que únicamente va variando el nivel de su intensidad a medida que los acontecimientos lo requieren, pero que está siempre activa, día tras día, noche tras noche, mes tras mes, año tras año, siempre apuntando y disparando sutilmente contra todo aquel objetivo que sea marcado por los comandantes y generales a sus respectivos soldados.

En estos días, en relación a los sucesos que han venido aconteciendo antes, durante y después del Golpe de Estado en Honduras, hemos tenido una nueva muestra de este ataque masivo contra la ciudadanía. Todos los frentes del batallón mediático imperialista se han despertado para entrar en combate desde todos los rincones del mundo, aumentando el nivel habitual de ataque hasta niveles de combate directo y masivo. La complicidad y el compadreo con los golpistas, de manera directa o encubierta, han sido la tónica generalizada en la inmensa mayoría de los medios internacionales. Bien pertrechados y coordinados para no dejar títere con cabeza, para que el ataque no sea en vano.

El eje central de la batalla se ha desarrollado, por supuesto, en el interior de la propia Honduras. Las cohibiciones a la libertad de expresión comenzaron ya desde el primer minuto después del golpe. La cadena del Estado fue tomada por los militares y sacada del aire a los pocos minutos del mismo, y únicamente volvió a emitir una vez estaba totalmente controlada por los golpistas, y su programación pudo ser puesta completamente al servicio del nuevo gobierno de facto instaurado en el país. Además, las autoridades golpistas han perseguido, detenido y amenazado a aquellos periodistas, nacionales e internacionales, que no se plegaron a sus intereses (para la historia quedará la detención “en directo” del equipo reporteril de TeleSur). Como consecuencia de ello, diferentes medios de comunicación hondureños fueron cerrados o tomados por los militares (Canal 36, Radio Progreso, Radio Globo Honduras, etc.) y, cuando los han dejado emitir, los cortes de emisión han sido una constante, de manera absolutamente descarada y vergonzante, simplemente por tratar de informar al país de la verdad de todo cuanto allí estaba sucediendo minuto a minuto. Los golpistas dieron también orden a las compañías de cable para que sacaran del aire a todas las cadenas internacionales de noticias, no podían permitir emisiones de cadenas, por muy próximas ideológicamente a ellos que estuvieran, que no eran capaces de controlar directamente a través de la presión militar (mediante la toma de las instalaciones desde sonde se realizaban las emisiones) o las restricciones al espacio radioeléctrico (mediante los cortes de emisión cuando se decía algo que no era del agrado del gobierno golpista).

Mientras tanto, en apoyo a todo lo anterior, los medios que han podido actuar con normalidad, es decir, todos aquellos medios partidarios del Golpe de Estado, se han dedicado a ocultar y tergiversar la realidad. La mayor parte del tiempo, con un país en plena ebullición social y en un clima masivo de resistencia contra el Golpe militar, las principales televisiones privadas han basado el núcleo central de su programación en la emisión de telenovelas y series de dibujos animados, programas musicales, espectáculos deportivos y cotilleos de la farándula, según ha podido saber el mundo entero gracias a las reiteradas denuncias llegadas desde la propia Honduras por ciudadanos indignados ante tal muestra de intoxicación mediática, y verificado posteriormente por los diversos corresponsales internacionales que se encuentran en la zona realizando su tarea, además de poder verse en directo gracias a imágenes emitidas por TeleSur en reiteradas ocasiones con conexiones en directo a la programación de algunas de estas cadenas. Por si fuese poco, tales cadenas únicamente cortaban esta programación para emitir informaciones relacionadas con las actividades políticas de los golpistas; la sesión del Congreso que otorgó el poder al nuevo gobierno golpista, las declaraciones del presidente de facto y otros cómplices judiciales, políticos y militares del Golpe, las manifestaciones públicas a favor del Golpe, etc.. Al tiempo, las masivas manifestaciones de la población hondureña que resiste contra el Golpe de Estado han sido sistemáticamente silenciadas, y sus asistentes calificados como turbas o “mareros” (pandilleros). En cambio, como digo, las manifestaciones de los ciudadanos pro Golpe de Estado, paradójicamente llamadas “manifestaciones por la paz y la democracia” (sic), han sido impulsadas, publicitadas y totalmente cubiertas por estos medios, tanto de televisión, como los de radio y prensa escrita. Además, durante toda la semana, las “cadenas” (emisiones de obligada transmisión para todos los medios en el aire tanto de radio como de televisión, tanto públicos como privados) con mensajes, entrevistas o ruedas de prensa de las nuevas instituciones de facto o de voceros favorables al Golpe de Estado, han sido una constante, en especial a medida que la resistencia popular se intensificaba en las calles de todo el país. Particularmente vergonzante ha sido la actitud de la prensa escrita. A este respecto, Yaifred Ron y Mauricio Rodríguez, han realizado una importante investigación, presentando editoriales y portadas de los diarios hondureños El Heraldo, la Prensa y La Tribuna, en la cual han demostrado cómo estos medios (perteneciente a la SIP) fueron progresivamente manipulando la información e intentando colocar a la opinión pública en contra de Manuel Zelaya desde meses antes del Golpe, así como en referencia a la cobertura que estos medios han dado a la situación del país una vez este era ya una trágica realidad, con portadas absolutamente escandalosas el día después de haberse llevado a cabo el mismo. Esta investigación, que no tiene desperdicio, y que a buen seguro es un gran complemento para este mismo artículo que estoy escribiendo yo, la podemos encontrar en el siguiente enlace:
http://www.radiomundial.com.ve/yvke/noticia.php?t=27679. Recomiendo encarecidamente a todo el mundo su lectura, ya que pone de manifiesto muy claramente cuál ha sido el grado de bombardeo de cuarta generación al que se han visto sometidos los ciudadanos hondureños durante los últimos tiempos. Estos mismos medios impresos, han llegado incluso a tener la osadía de manipular macabramente la foto del joven asesinado por el ejército hondureño el pasado domingo 05 de Julio mientras se manifestaba pacíficamente junto a cientos de miles de compatriotas. En tal manipulación, impropia de una persona que ose considerarse un ser humano, los redactores del diario La Prensa borraron todo rastro de sangre en la foto del joven asesinado para tratar de enmascarar la crudeza de la represión a la que se habían visto sometidos los manifestantes, eliminando tanto la sangre que brotaba de la cabeza del muchacho, como la que se podía ver manchando parte de su camiseta, como el rastro que iba dejando la misma sobre la carretera. Lo podemos ver aquí.

En conclusión, el cerco mediático en el que han vivido los hondureños durante todos estos días ha sido total y absoluto, sin posibilidad alguna de conocer la realidad de todo aquello cuanto estaba aconteciendo en su propio país. No es descabellado afirmar que, en estos días, cualquier ciudadano extranjero, con interés sobre lo que allí estaba sucediendo, ha podido tener un conocimiento infinitamente más veraz de lo que estaba ocurriendo en aquel país que la inmensa mayoría de los propios hondureños. El apagón informativo ha sido total. La batalla mediática interior ha sido de tal magnitud, que lo acontecido en Venezuela en el año 2002 pasará ya a la historia como una minucia en relación a lo que los hondureños han tenido que sufrir estos días. Una dictadura mediática en toda regla, obviamente en consonancia directa con el tipo de régimen político que ha sido instaurado en el país tras el Golpe de Estado.

Pero la batalla interna no ha sido la única que se ha desatado. Los principales medios de comunicación internacionales han sabido dar plena cobertura a los ataques iniciados por sus colegas por-golpistas en el interior del país. Si bien es cierto que algunos medios aprendieron la lección tras el fallido Golpe de Estado en Venezuela y se han guardado con bastante cautela de apoyar abiertamente el Golpe, el apoyo encubierto del mismo, destinado a crear un clima de opinión pública internacional favorable a los intereses y el discurso de los golpistas, ha sido la línea habitual en las ediciones de los diferentes medios. Ciertamente sólo podremos encontrar unos pocos ejemplos a nivel internacional de medios que se han atrevido a apoyar abiertamente el golpe, la mayoría de ellos vinculados con la derecha más retrógrada del planeta (en el Estado Español, cómo no, Libertad Digital ha sido su representante), pero los apoyos encubiertos en la mayoría de los medios tradicionales han sido continuos. En el Estado Español, en concreto, el apoyo encubierto al Golpe ha sido completamente descarado, tanto que lo de “apoyo encubierto” casi se puede considerar un eufemismo. Varias han sido las líneas seguidas por los medios españoles de mayor tirada para legitimar de manera encubierta el Golpe de Estado militar, todas ellas repetidas a modo de matriz informativa en los diferentes formatos de radio, prensa y televisión. Nos centraremos aquí en un análisis de este apoyo encubierto llevado a cabo a través de los cuatro principales diarios españoles con tirada en todo el territorio estatal (El País, El Mundo, La Razón y el ABC):

1) La manipulación del lenguaje empleado para dar cobertura a la noticia:Como bien afirma el profesor Vicente Romano en su magnífico libro “La intoxicación Lingüística. El uso perverso de la lengua”, “las palabras son como minúsculas dosis de veneno que pueden tragarse sin que uno se dé cuenta. A primera vista parecen no tener efecto y luego, al poco tiempo, se manifiesta la reacción tóxica (…) En el lenguaje de los medios predominan los términos utilizados deliberadamente para confundir, para intoxicar las mentes”. O, lo que viene a ser lo mismo, el uso que hagamos del lenguaje en referencia a un determinado tema, especialmente si tiene componentes de tipo político, no es en absoluto neutro. Según el lenguaje que utilicemos así cobrará un sentido u otro la información que transmitamos una vez ésta sea captada por el receptor de la misma. Las palabras tienen la capacidad de construir realidades, especialmente cuando nos enfrentamos ante una realidad no vivida, y que, por tanto, estamos teniendo conocimiento de ella a través de las palabras que nos llegan al respecto. Para un mismo tema, el uso de una palabra o de otra puede hacer varíe por completo la compresión que alcancemos de la misma, así como las reflexiones consecuentes que nos genere la información recibida. Por poner un ejemplo fácil de entender, muy de actualidad lamentablemente durante los últimos años, para nada es lo mismo llamar “daños colaterales” que “asesinatos” a los muertos civiles generados a causa de un determinado bombardeo militar. Mientras la primera palabra exime de toda responsabilidad a los autores del bombardeo, la segunda los señala como responsables directos de la muerte de esos civiles inocentes. Mientras la primera exime a los responsables de toda responsabilidad penal por la muerte de esas personas, la segunda los sitúa en una órbita bien distinta, como causantes de un delito de lesa-humanidad que algún día pudiera y debiera ser juzgados. Así pues, el uso que los medios de comunicación hacen del lenguaje a la hora de transmitir una serie de noticias a la ciudadanía, acaba por condicionar la percepción misma que esa ciudadanía desarrollará en referencia a los sucesos tratados por tales noticias. La sustitución de unos términos lingüísticos por otros, no es en absoluto algo inocente, sino todo lo contrario. El uso que los medios de comunicación hagan del lenguaje en relación con un determinado tema, dejará ver cuál es la verdadera actitud que esos medios tienen sobre el tema. Tan sólo habrá que analizar cuidadosamente el lenguaje utilizado por un determinado medio en relación a una determinada realidad política, y así sabremos cuál es la postura real que ese medio mantiene respecto de esa realidad política, más allá de lo que puedan decir de manera oficial en sus editoriales o en el trato que le den a las noticias que hablen sobre ello. En el caso que nos ocupa, un análisis del lenguaje utilizado por los medios españoles durante estos días que lleva en el poder el gobierno de Facto del señor Micheletti, nos deja ver muy claramente cuál es la verdadera posición de estos medios en relación a lo que ha venido sucediendo en Honduras desde entonces: un apoyo claro a los golpistas y una deslegitimación constante del gobierno legítimamente electo por el pueblo hondureño del señor Manuel Zelaya Rosales.

Para empezar, todo tipo de artimañas lingüísticas han sido utilizadas por los diferentes medios internacionales para recubrir con eufemismos varios la crudeza que supone utilizar la expresión “Golpe de Estado” de manera clara y sin ambigüedades. CNN en español marcó la línea al catalogar el Golpe como “Sucesión Forzada”, y los medios españoles rápidamente se subieron al carro, aunque paulatinamente han tenido que ir reculando, al menos en lo que respecta a este asunto. Otra artimaña habitual ha sido la de calificar el golpe como “constitucional” o, recogiendo las palabras de los propios golpistas, como “sucesión constitucional”, bien directamente, bien a través de todo tipo de explicaciones sobre las legitimidad supuestamente constitucional que han tenido los golpistas a la hora de derrocar por la fuerza al presidente Zelaya. El diario ABC, por ejemplo, titulaba así la noticia sobre el Golpe de Estado del pasado domingo 28 de Junio: “El parlamento de Honduras destituye a Zelaya por violar la Constitución”. Nadie diría, leyendo tal titular, que el presidente Zelaya fue sacado de su cama a punta de pistola, amenazado de muerte, y puesto de manera obligada y por la fuerza en un avión rumbo a Costa Rica, en un procedimiento no contemplado en ningún caso en ninguno de los más de trescientos artículos de la actual Constitución hondureña. También podrían haber presentado la noticia bajo el siguiente titular “El ejército hondureño viola la Constitución y destituye ilegalmente a Zelaya en un nuevo Golpe de Estado en Honduras”, mucho más acorde con la realidad de los hechos, pero que, obviamente, no hubiera tenido el mismo contenido simbólico a la hora de ser captado por sus lectores. Dime como redactas tus titulares, y te diré con quién estás.

Otra técnica claramente visible en todos y cada uno de los medios españoles tradicionales, ha sido el modo con el que tales medios se han referido al gobierno usurpador de Micheletti. “Presidente interino”, “Nuevo presidente”, han sido los calificativos más utilizados, dando con ello total legitimidad al cargo ocupado de manera ilegal por este señor, a la vez que a Manuel Zelaya, en contra de lo acordado por toda la comunidad internacional (exceptuando a Taiwán e Israel), se le ha calificado como “Presidente depuesto” o “ex Presidente”. Cualquier manual ético-periodístico sencillo, nos hace ver que a todo gobierno golpista se le ha de calificar como un Gobierno de facto, que a todo presidente golpista se le ha de calificar como Presidente de facto (cuando no directamente como Presidente golpista), y que a todo Presidente, elegido legítimamente por su pueblo y que ha sido derrocado del poder por un Golpe de Estado, se le ha de seguir llamando Presidente legítimo al menos mientras no haya un reconocimiento masivo de la comunidad internacional, o gran parte de ella, al nuevo gobierno salido del Golpe de Estado. Pero la prensa española no entiende de manuales ético-periodísticos. Ellos saben muy bien lo que hacen cuando usan estos términos para calificar a los implicados en los sucesos, dando legitimidad para gobernar al que no la tiene, y quitándosela al que democráticamente le pertenece. Eso sí, luego son los primeros en atreverse a dar lecciones de moral y democracia a todo aquel gobierno legítimo que no sea de su agrado, como tenemos tantos y tantos ejemplos recientes.

Pero, lo más aberrante en este aspecto de la manipulación lingüística, ha sido, sin duda alguna, el uso que estos medios tradicionales han hecho del lenguaje para descargar de todo tipo de responsabilidades a los golpistas de cualquier suceso trágico o doloroso que se haya podido dar durante las revueltas populares en contra del Golpe de Estado. Hablamos aquí de un paralelismo evidente con el ejemplo antes puesto acerca de los “daños colaterales” y los “asesinatos”.
Cualquier suceso trágico que se haya podido dar durante estos días en Honduras a consecuencia de la acción de las fuerzas y cuerpos de seguridad hondureños que han actuado para reprimir al pueblo que no está de acuerdo con el Golpe de Estado, ha sido para estos medios una especie de “daño colateral”, pero, en ningún caso, un “asesinato” o alguna otra acción delictiva que pueda implicar una responsabilidad directa de los golpistas en la misma. El colmo de la desvergüenza ha llegado con los titulares de estos medios en referencia a lo acontecido en la tarde del domingo 05 de Julio en el Aeropuerto de Tegucigalpa, unos trágicos sucesos que acabaron con dos muertos y varios heridos a manos del ejército. Pero la prensa española no debió ver lo mismo que pudimos contemplar en directo el resto del mundo. El diario El País titulaba los sucesos de la siguiente manera “El frustrado regreso de Zelaya deja un muerto y varios heridos”. En la misma línea, los diarios del Grupo Vocento (ABC) titulaban también lo siguiente “La crisis hondureña se cobra sus dos primeras víctimas mortales”. Por su parte, tanto el diario El Mundo como La Razón prefirieron acudir a la ya habitual técnica de calificar como “enfrentamientos” a la represión ejercida por el ejército contra los manifestantes desarmados y en actitud pacífica que protestaban legítimamente en las calles a la espera de su presidente. El diario El Mundo, por ejemplo, titulaba la noticia tal que así “Dos muertos en Honduras tras el enfrentamiento con las fuerzas de seguridad”, y La Razón, aunque ofrece un titular en apariencia más neutro, ya en el primer párrafo de la noticia deja claro que “Al menos un muerto y una decena de heridos se registraron hoy en enfrentamientos entre militares de Honduras y seguidores del depuesto presidente”. Queda claro, por tanto, que el ejército, así como los golpistas en el poder, no ha tenido ninguna responsabilidad en el asesinato a sangre fría de dos ciudadanos hondureños desarmados y que se estaban manifestando de manera pacífica durante todo el día junto a cientos de miles de compatriotas, sino que estos ciudadanos han muerto a consecuencia del “fallido regreso de Zelaya”, “la crisis hondureña” o “los enfrentamientos” entre partidarios de Zelaya y las fuerzas de seguridad, que cumplían simplemente con su trabajo. No hay responsabilidad para nadie, y, por supuesto, se elimina así toda carga emocional que el uso de la palabra “asesinato” pueda generar en el receptor de las noticias sobre estos trágicos hechos, un componente emocional que podría inducir al lector a ponerse del lado de la población desarmada e inocente que ha sido atacada, y no del lado de los “asesinos” que dispararon contra ellos a sangre fría. Tampoco la palabra represión podemos encontrarla por ningún lado en las noticias expuestas. Si los han matado como a conejos, será, hemos de concluir a la vista del tratamiento informativo que los medios españoles dan a la noticia, porque ellos se lo han buscado. Por ejemplo, por ser (turbas) “chavistas que siembran el caos en Honduras”, tal y como el diario La Razón titulaba sin ningún pudor la galería de imágenes acerca de los sucesos acontecidos en el aeropuerto.

2) Las mentiras sobre la reelección presidencial y la supuesta reforma constitucional:Este ha sido, sin duda, el argumento principal expuesto por la prensa imperialista internacional, y en especial por la prensa española, para dotar de legitimidad encubierta al Golpe de Estado militar, ya incluso antes de que se hubiese llegado a realizar. Analizaremos aquí varios ejemplos de cómo, antes y después del Golpe, los medios españoles han propagado esta gran mentira a modo de justificación del mismo. Es significativo señalar que en todos los casos, es decir, en el global de los cuatro medios analizados, esta argumentos fue expuesto en primer lugar en los días previos al golpe (cuando los soldados estaban ya en las calles y los indicios del Golpe eran más que evidentes), y en segundo lugar una vez el Golpe ya había sido llevado a cabo por los militares. Digo que es significativo señalar este hecho, puesto que demuestra claramente como antes incluso de que el Golpe se llevase a cabo los medios españoles ya estaban abonando el terreno, a base de mentiras y calumnias, para legitimar cualquier cosa que pudiese ocurrir después, para que a la población española no le cogiese de improvisto el Golpe, y supiesen ya a qué atenerse. Desprestigiando la figura de Zelaya se sentaban las bases de la posterior legitimación encubierta del Golpe, si acaso éste llegase a sucederse, como todo apuntaba que así sería. No es en absoluto casual que los cuatro medios analizados utilizasen sistemáticamente esta mentira sobre la reelección presidencial a la que supuestamente aspiraba Zelaya en los días previos al golpe, sino más bien todo lo contrario: causal. Los escuadrones que combaten en un guerra jamás lo hacen sin actuar de forma coordinada y organizada cuando lo que se está planeando es un ataque conjunto y simultaneo sobre los objetivos marcados. Los escuadrones de la guerra mediática no son una excepción a esta regla. El trabajo conjunto y coordenado forma parte de su estrategia de guerra. Este es un claro ejemplo de ello. No hay necesidad si quiera de que los directores de estos medios se sienten en una mesa a ponerse de acuerdo en relación a qué tipo de información tienen que hacer emanar desde sus diferentes redacciones, basta con que acudan a analizar el discurso manejado por la parte implicada en los sucesos a la que ellos quieren dar cobertura, y actuar en consecuencia. La cantinela de la supuesta reelección de Zelaya ha sido el argumento central que la oposición hondureña ha manejado durante los últimos meses para deslegitimar a Zelaya y crear el ambiente propicio entre su ciudadanía de cara a un eventual Golpe de Estado. La prensa española únicamente ha tenido que acudir al discurso manejado por los golpistas, y hacerlo propio. Por ello no es casual en absoluto que este argumento central en la estrategia política de los golpistas hondureños, basado en una mentira de envergadura, fuese sistemáticamente recogido en los días previos al Golpe por la prensa española imperialista. Es precisamente del discurso de la oposición golpista hondureña de dónde provenía, no de ningún otro lado. La prensa española únicamente se ha limitado a amplificarlo entre sus lectores, a modo de legitimación de los sucesos que estaban ciertamente por venir, para que los españoles se fuesen haciendo el cuerpo, y que al despertarse de la siesta del domingo, cuando viesen en sus telediarios o radio-noticieros preferidos que habían sacado al Presidente Zelaya a punta de pistola del país, que no se le indigestase la merienda, que ya supiesen a qué atenerse.Así, según se desprende la “información” que estos medios nos venían dando en los días previos al golpe, supuestamente el Presidente electo de los Hondureños, Manuel Zelaya, quería llevar a cabo una reforma constitucional con el objetivo de perpetuarse en el poder, al estilo de lo que ya han hecho otros mandatarios latinoamericanos como Hugo Chávez o Evo Morales (sic). Sin embargo, esta afirmación, impulsada directamente, como ya he dicho, desde las argumentaciones de los golpistas para auto-legitimarse, a poco que se le preste un poco de atención a la realidad hondureña y sus leyes vigentes, no hay por donde cogerla, lo cual no ha impedido que haya sido repetida hasta la saciedad por todos y cada uno de estos medios, tanto como antes como después del Golpe. Ya saben, una mentira repetida mil veces se puede acabar convirtiendo en una verdad absoluta, máxima Goebbeliana por excelencia.

Pero, frente a las mentiras intencionadas y repetidas mil veces, la realidad, la verdad. Como bien explica el ex director del diario Público, Ignacio Escolar, en su artículo “Las claves para entender qué pasa en Honduras, “la actual constitución de Honduras establece un mandato único a los presidentes de cuatro años. Zelaya termina el suyo este año y, en cualquier caso, no se podría presentar a la reelección porque para noviembre no estaría aprobada la reforma constitucional que él propone. Como mucho, habría sido posible que en esa fecha se votase la posibilidad de una reforma constitucional.”. Es algo tan evidente, tan elemental, que no merece la pena si quiera tratar de ampliar su explicación. Afirmar que el presidente Zelaya quería reformar la constitución para perpetuarse en el poder (más allá de que ya el uso de la palabra perpetuación es totalmente incorrecta en estos casos, como se ha explicado reiteradamente por muchos articulistas cuando se llevó a cabo el referéndum para la reforma constitucional en Venezuela), es simplemente un mentira de tal magnitud que hay que ser idiota total para llegar a creérsela, simplemente por cuestiones de tiempo, simplemente por condicionamientos de la física elemental, simplemente por la diferencia que se establece entre el antes y el después (que dirían en Barrio Sésamo). No es posible en ningún caso que una persona se pueda aprovechar de una reforma de este tipo que se haría, llegado el caso, una vez él ya no sea presidente de la República, y, por tanto, ya no pudiera aprovecharse de ella. Si la reforma se haría a partir de Febrero de 2010 y el presidente Zelaya debía dejar el cargo, obligado por la ley vigente, en Enero de ese mismo 2010, blanco y en botella, salvo para los idiotas totales y las prostitutas de la información mediática. Todo lo más podría ser cierto que el Presidente Zelaya tenía pensado proponer en un futuro, una vez se aprobase por el Congreso la incorporación de la ya famosa cuarta urna en las elecciones de Noviembre, una nueva Constitución en la cual se eliminase el límite establecido en la actual Constitución de un máximo de una legislatura para cada Presidente de la República. Pero en ningún caso sería posible que el propio Zelaya, al menos en estas próximas elecciones de Noviembre, se beneficiase de esa nueva Constitución, ya que esta no entraría en vigor, si así ocurriese finalmente, hasta la siguiente legislatura como mínimo, unavez el señor Zelaya ya habría abandonado, como dictamina la ley actual, su cargo de Presidente de la República.Sin embargo, bien es cierto que la actual Constitución hondureña prohíbe expresamente la reforma del artículo de la misma en la cual queda limitado por ley el periodo presidencial a una sola legislatura consecutiva (en un futuro escribiré un artículo acerca de la dudosa calidad democrática de esta limitación pétrea de la actual Constitución), pero no es menos cierto que en ningún caso lo planteado por Zelaya era una reforma de ese artículo constitucional, sino una reforma integral de la Constitución, la promulgación de una nueva Constitución a través de los acuerdos alcanzados en una Asamblea Constituyente, acerca de lo cual nada se dice en la Constitución actual, no pudiéndose, en consecuencia, derivar un comportamiento anti-constitucional de tal propuesta. Así que no es ya que no sea cierto que el Presidente Zelaya tenía pretensión alguna de reformar la constitución para perpetuarse en el poder, sino que ni tan si quiera es verdad que pretendiese reformar la actual constitución hondureña, sino impulsar, mejor dicho, dejar el camino abierto, para la proclamación de una nueva Constitución en la siguiente legislatura, una vez el nuevo Presidente hubiese sido electo, y el congreso hubiese sido renovado democráticamente para tomar en esa nueva legislatura el carácter de una Asamblea Constituyente. Es importante señalar este hecho, porque estas dos grandes mentiras han venido de la mano en la estrategia propagandística de los golpistas hondureños, y así han sido recogidas, también de la mano, por la prensa española pro-imperialista. Pero quede claro que la realidad es bien diferente: Ni Zelaya tenía aspiración alguna a ser reelegido en las elecciones de Noviembre, ni lo que venía planteando era una reforma Constitucional, sino la apertura de un camino democrático para dotar al país de una nueva Constitución. Las reformas constitucionales se hacen sobre la base del articulado de la Constitución vigente, algo que nada tiene que ver con lo que Zelaya estaba proponiendo, que no era cambiar algunos artículos de la Constitución, sino sustituirla completamente por una nueva. Como digo, en ningún caso la actual Constitución hondureña tipifica como incumplimiento de la misma el intento por proclamar una nueva Constitución sustituta de la misma, por lo que en ningún caso la propuesta de Zelaya puede ser calificada de inconstitucional como falsamente han argumentado las instituciones pro-golpista, incluida la propia Corte Suprema de Honduras.

Así pues, tenemos dos grandes mentiras, fácilmente desmontables con la realidad de los hechos en la mano, que los medios de comunicación pro-imperialistas han venido manejando como grandes verdades en su intento por dar legitimidad encubierta al Golpe de Estado. Tanto la supuesta pretensión de Zelaya para ser reelegido en las elecciones de Noviembre, como la supuesta vía que habría escogido para ello (la reforma constitucional), son una verdadera falsa, un vil engaño destinado a legitimar el Golpe de Estado militar y a crear el caldo de cultivo apropiado para que la opinión pública, nacional e internacional, se pusiese del lado de los golpistas. Estas dos grandes mentiras, como ya he dicho, han ido de la mano en el discurso esgrimido por los golpistas hondureños para auto-legitimarse, y han sido recogidas, igualmente de la mano, por la prensa española pro-golpista como eje central de su campaña de legitimación encubierta del Golpe militar tanto antes como después del mismo.

El diario El Mundo, por ejemplo, nos dice en su noticia “El ejército y la policía se enfrentan con los manifestantes”, del día 30 de junio, que “La asonada de los militares hondureños se produjo en la noche del sábado al domingo, tras varios días de tensión, justo antes de la celebración de un referéndum para reformar la constitución, que iba a permitir al presidente Zelaya presentarse a la reelección”.El diario El País nos dice igualmente en su noticia “Zelaya anuncia que regresará a Honduras acompañado de líderes latinoamericanos” que “ Zelaya, un aliado del venezolano Hugo Chávez, tuvo un enfrentamiento político con el poder militar y la mayoría del Parlamento cuando trató de modificar las leyes para lograr la reelección”, o, ya incluso antes del Golpe, en la noticia “El ejército hondureño se moviliza tras la destitución del jefe del Estado Mayor”, nos avisaba que “El presidente del país centroamericano, Manuel Zelaya, quiere reformar la Constitución para seguir en el poder y, como primer paso, ha convocado para el próximo domingo una especie de referéndum para que los hondureños digan si están de acuerdo o no con que vaya iniciando los trámites”. Incluso, para más inri, este diario llegó a sacar un Editorial el día previo al Golpe de Estado, bajo el título “Crisis en Honduras”, en el que nos aseguraba sin despeinarse que “El presidente Zelaya quiere repetir mandato contra la Constitución, el Congreso y el Supremo” o que “El presidente Manuel Zelaya, un populista elegido en 2005, quiere presentarse a un nuevo mandato, pese a que la Constitución se lo prohíbe”. Curiosamente, en este mismo editorial el medio de PRISA pretendía negar el Golpe de Estado en ciernes pues, según nos decía ese día, todo era un invento de Chávez con el “refinado argumento de que la burguesía intenta un golpe contra-revolucionario”. Ya hemos visto pues que, desgraciadamente, como analistas políticos los editorialistas de El País no tienen precio. Como manipuladores profesionales y fieles siervos de sus amos serán muy buenos, pero como analistas políticos, en fin. Salvo que Chávez sea un Alto mando militar del ejército golpista hondureño, y no nos hayamos enterado todavía. Seguro que algún día El País y sus editorialistas podrán sacarnos del dudas.Siguiendo con el análisis, el diario ABC, como no podía ser menos, ya nos hablaba también, días antes del Golpe de Estado, en su noticia “La OEA se reunirá hoy para analizar la situación en Honduras”, de “una reforma a la actual Constitución, que data de 1982 y dejaría libre el camino a Zelaya para buscar la reelección, algo que no permite la carta magna en vigor.”. Posteriormente, ya después del Golpe, en la noticia “Tegucigalpa amanece en aparente tranquilidad tras el toque de queda”, nos volvía a recordar que “Zelaya fue detenido y sacado por la fuerza del país por las Fuerzas Armadas el domingo, día en que tenía previsto llevar a cabo una consulta popular sobre la necesidad de convocar un referéndum para reformar la Constitución, lo que le permitiría presentarse a la reelección”. Reformas constitucionales, pretensiones de reelección, ¿dónde?, ¿cómo?, ¿cuándo? Nos toman por tontos.

Por supuesto, La Razón también se sumó en la previa del Golpe a las advertencias (sic) sobre las intenciones de Zelaya, y, en su noticia “El propio partido de Zelaya pide a los hondureños que no concurran a votar”, nos afirmaba que “el propio partido del presidente Manuel Zelaya llamó ayer a los hondureños a no concurrir a votar en el polémico referéndum con el que el mandatario quiere allanar su reelección”. También en la previa, en su noticia del 27 de Junio “El presidente Zelaya desafía al Parlamento, la justicia y al ejército”, ya nos advertía que “Seguir el modelo marcado por presidentes como Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa, que reformaron la Carta Magna de sus países para perpetuarse en el poder, podría costarle caro (al presidente Zelaya)”. Quedaba dicha, por tanto, cuál iba a ser la postura del diario ante el inminente Golpe. Posteriormente, una vez el Golpe ya era una realidad y como no podía ser de otro modo, en su noticia “La OEA expulsa a Honduras”, nos volvía a refrescar la memoria afirmando que “La peor crisis en Centroamérica desde la invasión de Panamá por EE UU en 1989 estalló por la insistencia de Zelaya en realizar una consulta que abriera el camino a la reelección presidencial”. Simplemente se limitaban a ser consecuentes con la línea editorialpro-golpista que ya habían marcado antes incluso del alzamiento militar. No se podía esperar menos de ellos.Como se ve, esta matriz de opinión, fundamentada en dos grandes mentiras fácilmente desmontables y esgrimida por la oposición golpista como principal justificación de su campaña desestabilizadora y legitimadora antes y después del Golpe, ha sido realmente una constante en la prensa imperialista española, y les puedo asegurar que éstas son sólo algunas de las múltiples noticias aparecidas al respecto durante estos días en que cada uno de estos medios, ya que por razón de espacio no he querido ni podido recogerlas todas. Pero basten estos ejemplos para entender el grado de bombardeo mediático de cuarta generación al que los ciudadanos del Estado Español hemos sido sometidos en estas semanas.

3) La demonización de los vínculos establecidos entre Manuel Zelaya y Hugo Chávez:Tras años de ataques constantes y continuos de los medios imperialistas y sus periodistas lacayos contra el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, a nadie le debe extrañar el masivo clima de opinión pública desfavorable que existe en buena parte de los países del mundo, y en especial en el Estado Español, en contra de este mandatario democráticamente electo una y otra vez por el pueblo venezolano. A consecuencia de tal demonización continua y constante (porque es una demonización en toda regla), Hugo Chávez es visto por una inmensa mayoría de la población española poco menos que como un tirano, un dictador, un caudillo, y no sólo entre los sectores de la derecha más reaccionaria, sino, sobre todo, entre esas masas de ciudadanos comúnmente desinformados de lo que ocurre en el mundo y bastante dados a no comprometerse políticamente. En un escenario así, con una opinión pública claramente en contra del presidente venezolano de una manera casi irracional, cualquier tema político en el que Hugo Chávez pueda tener alguna influencia será automáticamente descalificado y rechazado por estas masas de ciudadanos políticamente indiferentes (o eso creen ellos).

Los medios imperialistas son perfectamente conocedores de esta realidad sociológica (como no podía ser de otra forma, pues han sido ellos los que han generado de manera consciente este clima de opinión), y cada vez que sale a la palestra mediática algún conflicto político en América Latina donde puedan estar en juego parte de sus intereses, sacan a colación la figura del Presidente venezolano para atacar a la parte que no interese defender y poner así a la opinión pública española del lado de la parte que ellos defienden (que son los que a su vez defienden sus intereses y su visión del mundo). Es algo así como lo que se hace con ETA cada vez que interesa desprestigiar alguna política de algún sector nacionalista llevada a cabo en el interior del Estado Español. En este caso no podía ser de otra manera tampoco. Los medios de comunicación imperialistas y sus periodistas lacayos han hecho todo lo posible por relacionar las propuestas políticas de Zelaya con supuestas órdenes directas de Chávez, relacionando sistemáticamente las políticas del presidente Zelaya con Chávez. De esta manera, los medios españoles se han centrado en hacer entender a la opinión pública española que a Zelaya se le ha derrocado del poder por ser aliado de Chávez, o, lo que viene a ser lo mismo, por querer dar entrada a Chávez en la política hondureña, por ser como Chávez. En consecuencia, si usted odia a Chávez, como ocurre con gran parte de la ciudanía española, también debe odiar a Zelaya, y, por tanto, si usted está a favor de que derroquen a Chávez, como pasa también con gran parte de la ciudadanía española (eso sí, una ciudadanía muy democrática), también debe estar a favor de que derroquen a Zelaya. Esa ha sido claramente la línea seguida por la prensa española para seguir dando apoyo encubierto al Golpe de Estado junto a las mentiras ya analizadas con anterioridad. Si Chávez no respeta la democracia, ¿por qué los demás tienen que respetar a Chávez y los gobernantes de sus cuerda en nombre de la democracia? Poco menos que esto, o poco más, es lo que nos han querido vender los medios españoles pro-golpistas desde que las aguas en Honduras comenzaron a bajar revueltas. Eso sí, por supuesto, siempre en nombre del respeto por la democracia.El diario El País, nuevamente, lo dejaba meridianamente claro en su Editorial del 30 de junio “La vuelta del Golpe”, en el cual se aseguraba que “Lo que aquí se dirimía era, en definitiva, el equilibrio de fuerzas en América Latina, de forma que si Zelaya se salía con la suya en la consulta reeleccionista, ganaba terreno el chavismo en América Central”. ¡Y nosotros sin enterarnos, oiga! También en su noticia del 29 del Junio “Obama exige respeto a la democracia” el diario nos “traducía” la petición del Presidente de los EEUU para que se produjese una resolución de la situación pacífica y sin intervenciones extranjeras, como la “referencia al aspecto de la política hondureña que más preocupa en Washington: la estrecha colaboración entre Zelaya y el presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Fuera del hecho de que, con Zelaya, Honduras había pasado a engrosar la lista de aliados de Chávez y, por tanto, de su retórica anti-norteamericana”.
El 1 de Julio, en la noticia “Golpe contra el chavismo” (el titular lo dice todo), se nos dice una vez más que “Zelaya experimentó una conversión de instantaneidad paulina: a medio mandato decidió pasarse al socialismo del siglo XXI, y el 25 de agosto pasado firmaba el ingreso de su país en el ALBA, organización creada por Chávez para la integración económica latinoamericana por una vía no capitalista. Sin que eso tenga que desmentir la preocupación social del presidente, únicamente un viraje de este calibre podía facilitarle un nuevo libreto que interpretar; como si fuera un personaje en busca de un autor, que sólo podía ser Hugo Chávez (…) el combate de fondo se libra entre chavistas y no chavistas”. No contentos con ello, el 2 de Julio en su noticia “Estado de sitio encubierto en Honduras” el diario volvía a deleitarnos con la siguiente afirmación “Ni siquiera la manera brutal y grosera con que fue sacado de la cama y llevado en pijama a Costa Rica ha servido para que muchos de los hondureños le perdonen sus múltiples errores. Los tres que más afloran en las conversaciones son los de dividir a la población, enfrentarse a todas las instituciones y, sobre todo, supeditar el país a los intereses del presidente venezolano Hugo Chávez. Ni siquiera los vecinos de la colonia Tres Caminos lo echan de menos”. También el mismo día, en su noticia “Zelaya llama desde el exilio a la desobediencia contra un gobierno usurpador”, el medio insistía en decirnos que “los hondureños reprochan a Zelaya su sumisión a Chávez por dinero”, mediante un link insertado en el texto de la noticia que nos remite a la noticia anterior, por si alguien aún no había podido leerla. ¿Habrá algún lector de El País que, a estas alturas, no se haya enterado que Zelaya era compadre del malo malísimo de Chávez y que, por tanto, era un anti-demócrata y se merece lo que le ha pasado? Sinceramente lo dudo mucho. Por otro lado, es de resaltar el alto número de informaciones que El País nos da al respecto de las relaciones entre Zelaya y Hugo Chávez (ya sean artículos de opinión, noticias, reportajes e incluso editoriales), así como el nivel siempre creciente de sus ataques al mandatario venezolano, aún cuando en este caso estamos hablando no de Venezuela, sino de sucesos acontecidos en Honduras. ¿No es significativo? En alguna ocasión he titulado alguno de mis artículos de la siguiente manera: “Obsesión por Chávez en El País de la impunidad y el golpismo”. Creo que el título no podía ser más acertado para la ocasión. Se ha vuelto a demostrar con todos estos tristes sucesos que se vienen aconteciendo en Honduras, que el nivel de obsesión que El País tiene por Chávez es casi patológico (Hugo, hombre, ¡cómprale libros de una vez a Cebrián y Polanco!), así como que la impunidad para con los golpistas y el apoyo a los mismos, son una realidad palpable y tristemente constatable cada día que pasa. No es que nos sorprendamos por ello, pero es bueno recordarlo y ponerlo nuevamente de manifiesto, para que nadie lo olvide.

Por su parte, el diario El Mundo también se sumaba a la campaña de justificar el Golpe ante la opinión pública española mediante la vinculación de Zelaya con Chávez y la correspondiente demonización de ambos (el uno a través del otro), y, en un artículo del consejo editorial del 03 de Julio “El pacto posible en Honduras”, nos afirma que “La injerencia descarada de Chávez a favor de la deriva populista de Zelaya desde su elección en 2006 como candidato de la derecha, alimenta todo tipo de recelos y deslegitima seriamente el discurso del presidente destituido”. ¡Ole ahí!, más claro, agua. Días antes, el 30 de junio, en otro de estos artículos del consejo editorial “Honduras y el realismo mágico” (donde se ejemplifica muy claramente el apoyo encubierto que este medio, como el resto, viene prestando a los golpistas y que aquí estamos denunciando), nos avisaba igualmente sobre la naturaleza legal de la consulta que pretendía realizar el Presidente Zelaya y quiénes eran los verdaderos impulsores: “De ahí que la consulta popular que había convocado para el pasado domingo Zelaya, teledirigido por Chávez y sus colegas de ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas), fuese un fraude de ley”. ¡Y no hay más que hablar!, ¡ Se sienten coño! Posteriormente, el 05 de Julio, en un pretendido “retrato íntimo de Manuel Zelaya”, publicado por el periodista Javier del Castillo en el suplemento dominical “Crónica”, el autor pone en boca de una de esas anónimas y misteriosas fuentes tan propias de cierto tipo de periodismo (y que suelen ser la inmensa mayoría de las veces la opinión personal del periodista), las siguientes palabras: “Ante las continuas trabas que le ponen en su camino, Zelaya ha decidido buscar apoyo y ayuda en el círculo del dictador Chávez”. ¡Ahí, ahí!, ¡ya vamos hablando claro! Chávez es un dictador. Zelaya quiere ser como Chávez o, cuando poco, sigue los mandatos de Chávez y sus socios del Alba, ergo ¿qué es Zelaya? ¿Y el que roba a un ladrón no tiene cien años de perdón? Pues eso. Que se vayan enterando los lectores de El Mundo.
Por su lado, el diario ABC da una vuelta de tuerca más en las relaciones entre Chávez y Zelaya y nos informa el día 29 de Junio que “El equipo de juristas españoles que asesoró a Chávez, Morales y Correa también aconsejó a Zelaya”, por si acaso alguien dudaba aún de cuál era la naturaleza jurídica de la consulta propuesta por Zelaya y cuáles sus vínculos. El 04 de Julio, en un artículo de opinión a cargo de la línea editorial del diario (sin firma) “La democracia en Honduras”, nos encontramos nuevamente en este medio con la proclamación de los vínculos entre Zelaya y Chávez y las malévolas intenciones que les mueven a ambos (considero además que esta cita puede servir de perfecto resumen a la línea central llevada a cabo por los cuatro diarios analizados en su afán por vincular a Chávez y Zelaya en un mismo conjunto como medio para legitimar de manera encubierta el Golpe): “En concreto, el papel de Chávez, desde que manipuló a Zelaya para añadir un socio más a su club de revoluciones bolivarianas, hasta estos momentos en los que ha hecho bandera de su restitución incondicional, no deja lugar a dudas sobre sus verdaderas intenciones. Ni a Chávez ni a Zelaya les mueve el interés de defender la democracia”. Lo que digo, ¿el que roba a un ladrón no tiene cien años de perdón? Pues eso. Que se vayan enterando también los lectores del ABC.Pero es el diario La Razón el que se lleva la palma en esto de tratar de vincular por todos los medios a Zelaya con Hugo Chávez y responsabilizar a ambos de todo cuanto está sucediendo en Honduras, a modo de justificación encubierta del Golpe de Estado. Sin vergüenza ni problema moral alguno, como ya apunté en el primer punto de este mismo artículo, este medio de la derecha española más reaccionaria y cavernícola, titulaba su galería de imágenes sobre los trágicos sucesos del domingo 05 de Julio en el aeropuerto internacional de Tegucigalpa en los cuales, como ya se ha dicho, murieron dos personas y hubo decenas de heridos a consecuencia de los disparos del ejército contra los manifestantes indefensos y desarmados, de la siguiente manera: “El Chavismo dispara el caos en Honduras”, en el colmo de la desfachatez y de la falta de escrúpulos ético-periodísticos. No sólo han llevado de un plumazo al chavismo desde Venezuela hasta Honduras, y responsabilizan con ello a los manifestantes de sembrar el caos (cuando la manifestación transcurrió con toda normalidad hasta que los militares empezaron a disparar contra el pueblo), sino que además lo hacen macabramente utilizando la palabra “dispara”, lo cual nadie podrá negar que resulta extremadamente espeluznante para cualquiera con un mínimo de sensibilidad moral y que esté enterado de todo lo que el pasado domingo sucedió en ese lugar del planeta. Titulares así deberían estar prohibidos y sus responsables deberían ser juzgados y sancionados por inhumanos. Es simplemente humillante que se pueda mancillar así el respeto debido a los ciudadanos asesinados por el ejército golpista en el lugar. Este titular únicamente es comparable en su bajeza moral a la ya mencionada manipulación del diario hondureño La Prensa para borrar de las fotos del asesinado toda muestra de sangre. Si realmente hubiese justicia en este mundo, a los autores de estos dos hechos (el titular de La Razón y la manipulación de la foto en La Prensa), deberían, como poco, ser incapacitados de por vida para trabajar en nada relacionado de una u otra manera con los medios de comunicación. Pero esta no es la única perla que nos ha dejado este diario al respecto. El 27 de Junio, en la ya mencionada noticia “El presidente Zelaya desafía al Parlamento, la justicia y al ejército” (en la cual se justificaba plenamente el Golpe antes incluso de haberse producido, en consonancia con la línea que ha tenido este diario, como todos los analizados, con posterioridad al mismo), el diario instruía a sus lectores con unas clases rápidas de historia revolucionaria bolivariana: “Si bien Zelaya siguió el manual bolivariano y «patrocinó» adecuadamente a los grupos sociales, indígenas y sindicatos, no hizo lo propio con el Ejército. Y es que, por ejemplo, uno de los primeros consejos que Chávez le dio a Evo Morales fue la importancia de tener contentos a los altos mandos militares y controlar la Justicia, un capítulo que no parece haber leído Zelaya y que, ahora, podría llevarle a la destitución”. ¡Toma ya! Y se quedan tan panchos. Luego nos vendrán con los discursos sobre lo muy malos que son los terroristas de ETA o de Al Qaeda, o lo poco respetuosos que son con la democracia estos o aquellos líderes de Irán, China, Corea del Norte o determinados países de América Latina. ¿Pero qué no están queriendo decir?, ¿qué si no quieres que te den un Golpe de Estado tienes que saber cómo manejar a la justicia del país y al ejército?, ¿o directamente nos están queriendo decir que para poder llevar a cabo procesos de cambio político en tu país, al estilo de los llevados a cabo democráticamente por Hugo Chávez, Evo Morales, etc., no puedes tener a la Justicia y el ejército en contra porque si no te darán un Golpe de Estado en nombre de la democracia y tendrás que aguantarte por muchos votos que hayas sacado y por mucho apoyo popular que tengas?, ¿está La Razón sugiriendo que si mañana Zapatero y los diputados del PSOE deciden que hay que hacer cambios drásticos en el sistema político y económico imperante en el Estado Español, y una mayoría de españoles los apoya en las urnas, si la Justica y el ejército no están de acuerdo, le pueden dar un Golpe de Estado y aquí paz y después Gloria? En pocas palabras, sí, eso mismo están diciendo. Democracia lo llaman además. De todas maneras, por si esto no era suficiente y no había quedado claro ya cuál es el peligro real que entrañan las relaciones de Zelaya con el demonio Chávez, en la misma noticia el diario ultra-conservador vuelve a la carga: “Uno de los aspectos más inquietantes de la crisis política que vive Honduras es el intervencionismo ejercido abiertamente por Hugo Chávez”. Vamos, que lo inquietante el día 27 de Junio para La Razón, no era que las calles hondureñas estuviesen repletas de militares dispuestos a dar un Golpe de Estado y con afán de subvertir el orden constitucional vigente, que el presidente Zelaya estuviese a un paso de ser sacado por la fuerza y antidemocráticamente del país, sino el intervencionismo ejercido por Chávez. Como si el 23 de Febrero de 1981 lo inquietante en Valencia no hubiese sido que los tanques del ejército habían salido de sus cuarteles y estaban tomando las calles dispuestos a secundar un Golpe de Estado, sino que cierto dirigente de la URSS tuviese X o H relaciones con algunos miembros del PCE, o que el presidente que iba a ser nombrado ese día en las cortes españolas se hubiese reunido alguna vez o hubiese comulgado ideológicamente en alguna propuesta con un líder de un país extranjero no del agrado de La Razón. Cualquier cosa con tal de justificar el Golpe de Estado. Simplemente vergonzoso. Y ya en el colmo del despropósito y la paranoia, un articulista de este medio, el señor Juan Roldán, en su artículo publicado el 1 de Julio “El dominó Bolivariano”, ha llegado incluso a sugerir la posibilidad de que exista una connivencia entre el gobierno de Obama y el gobierno de Hugo Chávez en favor de Zelaya y en apoyo a las ansias “imperialistas” del gobierno Venezolano en Centro-América: “El «golpe» hondureño es un mal presagio para la nueva Administración norteamericana. O Barack Obama y sobre todo el Departamento de Estado, que dirige Hillary Clinton, no tuvieron conocimiento previo de lo que se estaba tramando en Tegucigalpa o el miedo o la connivencia con las aspiraciones de los nuevos «socialistas» hace la vista gorda a los planes –De Chávez- para dominar Bolivia, Nicaragua, Ecuador y el resto de Centroamérica”. Leer para creer. Definitivamente en La Razón hay más de un sujeto con graves problemas mentales, cuando menos por falta de cualquier tipo de escrúpulos éticos, algo consecuente con esa enfermedad que seguramente brota como la gripe A de mesa en mesa por esa redacción: el fascismo sociológico.

4) El supuesto populismo de Zelaya:La palabra populista es otra de esas palabras mágicas que los medios de comunicación imperialistas suelen utilizar para atacar y tratar de menospreciar a todos aquellos líderes políticos que no son de su agrado, o no se apegan a la defensa de sus negocios e intereses en el país en cuestión. Una palabra viciada hasta el extremo y que suele aplicarse con especial saña cuando se hace referencia a los líderes latinoamericanos que aspiran a realizar procesos de cambio social en sus respectivos países, teniendo como meta la construcción de algún tipo de proyecto político de corte revolucionario.

Llevar a cabo un acercamiento del gobierno a los ciudadanos, hacer participes a los mismos en la vida política del país, aumentar los derechos sociales o instaurar programas para combatir el hambre, el analfabetismo o los problemas derivados de la falta de una correcta atención sanitaria, son para estos medios imperialistas una muestra inequívoca de populismo. Se supone que esta palabra se usa en contraposición con los serios y respetables líderes occidentales, los cuales gobiernan según las necesidades reales del pueblo, y no según las peticiones populares y las medidas propagandísticas de ciertas propuestas sociales en busca de votos.

Ser populista, por tanto, es lo peor que puede ser un determinado dirigente político, según se deriva de los criterios morales y políticos establecidos por estos medios imperialistas. Otra cosa es ser popular, y más distinta aún si se es del Partid Popular, quede claro. Populista son Chávez, Correa, Evo Morales, Daniel Ortega Cristina Fernández, Fernando Lugo y, por supuesto,Zelaya.
Y como el populismo, nadie explica bien por qué, se supone que es lo peor que puede tener un gobernante para gobernar a su pueblo, pues lo ideal y oportuno es sustituirlos por líderes políticos no populistas, al estilo, por ejemplo, de los líderes opositores en Venezuela o del mismísimo señor Micheletti. Ser populista es una cosa muy grave y muy dañina para la democracia, en consecuencia, siempre que haya un populista en el poder la democracia se estará viendo amenazada. Basta, por tanto, con poner la etiqueta de populista a un determinado líder político internacional, y todo cuanto se haga en contra de ese líder, todo aquello cuanto vaya destinado a su sustitución por otro líder no populista, será bueno para la democracia. Incluso si hablamos de un Golpe de Estado, como es el caso que nos atiene.

El diario ABC nos deja bastante claro, en su noticia del 27 de junio, en plena emergencia del Golpe, que lleva por título “Un liberal seducido por el populismo”, cuál debía ser el camino a seguir a partir de ese mismo momento en caso de que finalmente se llevase a cabo la asonada militar: “Su segunda participación en las primarias del liberalismo lo llevó a la candidatura presidencial en 2005. Con un programa basado en generalidades y en la «idea fuerza» del poder ciudadano (articulada en democracia participativa, reformas políticas y «mano dura» contra la corrupción), tras una reñida campaña y un recuento plagado de irregularidades, fue proclamado vencedor frente al candidato del Partido Nacional, Porfirio Lobo. A los dos años de asumir el poder, Honduras ingresó en la Alternativa Bolivariana para Nuestra América (ALBA) de la mano de «Mel»”. Populista, que ganó las elecciones en base a un recuento plagado de irregularidades y que para colmo llevó a su país hasta el ALBA. Casi nada. Todo lo que pueda ser considerado como democrático, es mera coincidencia. Luego simplemente había que incidir en la misma línea propagandística para dar respaldo encubierto al Golpe de Estado. Así pues, el 29 de Junio lo tenían fácil, tanto que el titular de la noticia con que presentaron la crónica del Golpe no dejaba lugar a dudas: “Un golpe militar en Honduras pone fin a la aventura populista de Manuel Zelaya”, acompañada además ese mismo día por una especie de biografía política del presidente Zelaya bajo el título de “Manuel Zelaya, un terrateniente convertido al populismo”. Todo por si alguien no había leído la edición del periódico de dos días atrás y no había podido comprender todavía que el presidente derrocado no era más que un vil populista, que además ni más ni menos que había sido “recibido en Cuba por Fidel Castro, que se deshizo luego en elogios hacia él en una de sus reflexiones”. Es decir, traduciendo el mensaje encubierto del diario, el presidente Zelaya es, ni más ni menos, que un populista empedernido y amigo de Fidel Castro, ¿hace falta algo más para que lo derroquen del poder mediante un Golpe de Estado Militar? Para los lectores habituales del ABC la pregunta es evidentemente retórica. Además, por si alguien aún no tenía claro el significado político de la palabra populista, o cuándo uno pasa a ser miembro del club oficial de los populistas, el enviado especial de este diario a Tegucigalpa nos los clarifica todo en su artículo “Manuel Zelaya, un sainete bananero”: “Los dos primeros años de Zelaya en el poder transcurren sin demasiados sobresaltos, aunque el mandatario comienza a distanciarse de los poderes públicos, incluidos sus compañeros de partido, y de la oligarquía financiera del país. La sorpresa llega en agosto de 2008, cuando Honduras ingresa en la actual Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA). Lo que al principio parecía una frivolidad destinada a obtener petróleo venezolano a buen precio devino en una deriva populista por parte de Zelaya”. O, lo que viene a ser lo mismo, uno deviene en populista en el mismo momento en que se acerca al ALBA y comienza a adoptar medidas destinadas a combatir la pobreza extrema en su país, así como otros proyectos de tipo social en apoyo de los más desfavorecidos (aumentar el salario mínimo, por ejemplo). Si alguien no tenía claro aún a qué aluden estos señores cuando hablan de populismo, ya está todo aclarado. Eres populista si te acercas al ALBA, y no lo eres si ejerces un gobierno al estilo de Felipe Calderón,Álvaro Uribe, Oscar Arias, Alan García, etc. No hay más consideraciones al respecto, ni falta que hace.

En esta misma tónica se expresaba El País en los días previos al golpe, con otra especie de biografía política del presidente Zelaya sospechosamente similar a la de sus compañeros del ABC. “Manuel Zelaya, un populista de familia bien”, era el título escogido en este caso el día 26 de junio por el diario de PRISA para presentarnos la figura del Presidente hondureño. Al día siguiente, en el ya nombrado editorial “Crisis en Honduras”, este diario seguía abonando el terreno para justificar el Golpe al populista Zelaya: “El presidente Manuel Zelaya, un populista elegido en 2005, quiere presentarse a un nuevo mandato, pese a que la Constitución se lo prohíbe y ha sido avisado en ese sentido por el Congreso y el Tribunal Supremo”. Nuevamente el día 30 de Junio, dos días después del Golpe, en una noticia que nos hablaba sobre la instauración del toque de queda y el recorte de las libertades constitucionales de la población, el diario ex independiente de la mañana nos decía con renovadas fuerzas que “El sábado por la noche, cuando el presidente Manuel Zelaya se puso el pijama creyéndose a salvo, Honduras era un país golpeado por la pobreza y la delincuencia, gobernado por un mandatario populista con un punto de fanfarrón y otro de fullero”. Incluso después de los sucesos del día de 05 de Julio en el aeropuerto, El País seguía con la cantinela de asociar en un mismo párrafo el Golpe militar y la supuesta condición populista del presidente Zelaya: “En medio del mutismo decretado por el nuevo Gobierno de Honduras, hay voces que denuncian la violencia que sacude al país centroamericano tras el golpe de Estado que terminó con la presidencia del populista Manuel Zelaya el pasado 28 de junio”. Quede claro, una vez más, que por malos que puedan llegar a ser los golpistas, su Golpe se ha dado contra un presidente populista, no contra un presidente cualquiera, no contra un presidente respetable y serio como sería de desear por el bien de la democracia hondureña.

También El Mundo, en la presentación de una entrevista al presidente golpista Michelettí, nos presenta la figura de Zelaya como “Zelaya, el ganadero liberal que viró hacia el populismo”. Nuevamente se funden en un mismo texto las alusiones a los golpistas y la clarificación de la condición populista del presidente contra el que esta gente habría llevado a cabo el golpe. Si un lector despistado tiene a bien leer la entrevista con el presidente golpista, pues ya antes de empezar a leer las respuestas del mismo tiene una buena base para saber cuál era la naturaleza política del Presidente legítimo al que este señor había derrocado del cargo a punta de pistola de las Fuerzas Armadas. No vaya a ser que leer algunos cuestionamientos que se le hacen al tal Micheletti acerca de la de naturaleza legal de su actual cargo político, pudiera escandalizar al despistado lector. Zelaya es un populista y este señor que habla en la entrevista un supuesto golpista sí, pero un golpista que ha derrocado (por el bien de la democracia hondureña) a un populista de tres al cuarto. Puede usted seguir con su despiste, nada de escandalizarse.Pero es el diario La Razón el que una vez más riza el rizo del esperpento al calificar el discurso dado por el presidente Zelaya el pasado 30 de junio ante la Asamblea General de las Naciones Unidas como un discurso “populista”: “En un discurso populista, el líder hondureño pidió respeto para las decisiones democráticas de Honduras”. Resulta entonces que además de lo ya mencionado con anterioridad respecto de las políticas sociales y otros asuntos, pedir que se respeten las decisiones democráticas de los pueblos es también un rasgo inequívoco de populismo. Surrealista ¿no? ¿Qué será lo próximo que harán estos malvados populistas?, ¿convocar unas elecciones, en fecha acorde a la legalidad establecida, en las que las encuestas previas les dan como ganadores? Visto lo visto, cualquier día nos desayunamos el siguientetitular: “La deriva populista de Hugo Chávez lo lleva a convocar unas elecciones presidenciales en las que las encuestas lo dan como claro ganador”. Acompañado, por supuesto, por el siguiente párrafo en algún lugar del cuerpo de la noticia: “Los modales populistas de Hugo Chávez no tienen límites. En esta ocasión, ni corto ni perezoso, ha considerado oportuno convocar las elecciones presidenciales, en la fecha establecida por la ley vigente, una vez se ha sabido que las encuestas le dan como claro favorito en las mismas”. Y cuando digo Chávez, puedo decir también Evo Morales, Correa, Lugo, o cualquiera de los demás populistas oficiales. Habría incluso quien se indignaría con Chávez o cualquiera de ellos tras leer la noticia, y no pocos.

5) La polarización de la sociedad hondureña y las mayorías a favor de los golpistas:Es otra técnica habitual de manipulación en los medios de comunicación imperialistas cuando de informar sobre la realidad de América Latina, y en especial de los procesos políticos revolucionarios que están emergiendo la región, se trata. Esta técnica consiste en hacer ver al público español que existe una sociedad divida entre partidarios y detractores de un determinado líder político o un determinado proceso revolucionario. Si hay evidencias sobradas acerca de que la inmensa mayoría del pueblo respalda a los lideres que no son del agrado de esta prensa imperialista, se presenta entonces la situación como si hubiese una división más o menos equitativa de la población entre los que se decantan por un bando y los que se decantan por el otro. Una polarización social al 50%. Esta ha sido la táctica escogida para presentar a través de esta prensa la realidad venezolana, boliviana o ecuatoriana, cuando años tras año, votación tras votación, se demuestra justamente lo contrario: que la inmensa mayoría del pueblo está de lado de los procesos de cambio revolucionario. Además, se hace ver siempre la fuerza que tienen los opositores a los líderes políticos que no son de la cuerda de estos medios imperialistas, y se oculta, se menosprecia o se trivializa la fuerza que tienen los partidarios de estos líderes molestos. La cobertura que los medios españoles dieron a las acciones de campaña de la oposición venezolana durante el pasado referéndum constitucional, la exaltación del poder de la “media luna” boliviana, o los intentos por poner en un mismo nivel los resultados electorales de Guayaquil con la aplastante victoria de Correa en el referéndum sobre la asamblea constituyente en Ecuador, son claros ejemplos de esta técnica de manipulación de la opinión pública.
Ahora, en Honduras, si bien no sabemos a ciencia cierta cuál puede ser la correlación real de fuerzas entre los partidarios de Manuel Zelaya y los partidarios del gobierno golpista en un país tradicionalmente conservador e inclinado electoralmente hacia la derecha (baste decir que los dos partidos mayoritarios se mueven en la esfera de la derecha política), si tuviésemos que hacer caso únicamente a los partidarios de uno y otro bando que han salido estos días manifestarse, los partidarios de Zelaya ganarían por goleada. Sólo hace falta ver las multitudinarias manifestaciones llevadas a cabo por estos seguidores de Zelaya desde que se llevó a cabo el Golpe y compararlas con las concentraciones convocadas por el gobierno golpista y los medios de comunicación afines. Los videos se pueden encontrar fácilmente en youtube o muchos otros lugares de la red. Mientras en las manifestaciones de los golpistas todos cabían en una misma plaza, y todo lo más podríamos hablar de unas 30.000 personas siendo extremadamente generosos, cientos de miles de personas se han movilizado en todo el país pidiendo la restitución del señor Zelaya. Ríos de gente invadieron las calles de la capital durante todo el fin de semana en que los hondureños estaban a la espera de la llegada del Presidente Zelaya alaeropuerto de Tegucigalpa. Sin embargo, la versión que nos dan los medios imperialistas españoles es bien diferente: las mayorías son las que están a favor de los golpistas.

El diario El Mundo, por ejemplo, en su noticia “Miles de Hondureños marchan a favor y en contra de Zelaya”, nos dice literalmente que “Hasta ahora, los detractores de Zelaya han conseguido llevar más gente a las manifestaciones que sus seguidores” (las letras en negrita son sacadas del propio periódico, como hecho a resaltar en el interior de la noticia). En otra noticia, el diario pretende incluso poner en cuestión el apoyo popular del presidente Zelaya en aquellos lugares donde se le presupone un mayor apoyo de las bases y de la gente empobrecida: “Los barrios populares en Honduras, divididos sobre el retorno del presidente Zelaya”. Ya en el primer párrafo de la noticia se nos deja bien clara la “información”: “En los barrios pobres de Tegucigalpa, la población parece tan dividida como en el resto de Honduras en torno al golpe de Estado que el pasado domingo expulsaba a golpe de pistola al presidente Manuel Zelaya”.
Vamos, que si ni los pobres apoyan a Zelaya, ya se pueden “imaginar” los lectores el nulo apoyo que el “depuesto” Presidente tiene entre el resto de la sociedad hondureña.

El diario La Razón también se empeñaba el día 30 de junio en dejar claro desde un principio el “escaso” apoyo recibido por el presidente Zelaya: “Simpatizantes del derrocado presidente aún seguían en las calles ayer, exigiendo su regreso y propiciando una huelga general. Las manifestaciones, sin embargo, no eran mayoritarias”. El día 1 de Julio volvía a recordar a todos sus lectores la división existente en el país y cuáles eran las marchas mayoritarias y cuáles las minoritarias: “Honduras espera a su depuesto presidente, Manuel Zelaya, dividida. Las manifestaciones a favor y en contra de su vuelta son la cara más visible de la polarización que vive el país tras el golpe de Estado. En la multitudinaria marcha que se realizó ayer en el Parque Central de Tegucigalpa los hondureños pedían que se arrestara a Manuel Zelaya Rosales si se atrevía a regresar al país al mismo tiempo que exigían el respeto a la soberanía rechazando la intromisión de gobiernos extranjeros (…)En otra parte de la ciudad y a escasos metros de la Casa Presidencial, varios cientos de sindicalistas y miembros de organizaciones sociales colocaban de nuevo barricadas improvisadas, como el martes, mientras demandaban la vuelta al poder de Mel”. Es decir, en el lado de los partidarios del Golpe, multitudes, en el lado de los partidarios de Zelaya, unos cientos, queda claro. Y no hagan más preguntas.

El diario ABC, por su parte, el pasado sábado 04 de Julio, cuando las manifestaciones a favor de Zelaya concentraban ya cientos de miles de personas y era imposible negar su condición de “multitudinarias”, nos hacía un resumen de lo acontecido durante toda la semana en lo que respecta al número de manifestante en las diferentes marchas y concentraciones de uno y otro signo, en una noticia que lleva por título “Insulza llega a Honduras en medio de marchas multitudinarias”: “Mientras tanto, y en un clima de mayor agitación en las calles que en días anteriores, miles de seguidores y detractores de Zelaya se congregaron en sendas manifestaciones multitudinarias. Cada uno de los grupos logró juntar a entre 10.000 y 15.000 personas para tomar las calles de forma pacífica, en la primera jornada en que ambos bandos han sido capaces de convocar en masa a la población. Hasta hoy, los seguidores de Zelaya sólo habían congregado a unos centenares de seguidores, mientras que los partidarios del nuevo Gobierno habían reunido a unas 5.000 personas el martes”. En ningún caso se puede aceptar que los partidarios de Zelaya sean mayoría. Curiosamente, después de las manifestaciones del Domingo 05 de Julio, no se han vuelto a producir en estos medios alusiones de ningún tipo a las comparaciones numéricas entre las manifestaciones de uno y otro signo.

En definitiva, aunque, exceptuando a Libertad Digital, pocos han sido los medios españoles que se han atrevido claramente a dar su apoyo público al Golpe de Estado del pasado 28 de Junio en Honduras, el apoyo encubierto, como se puede comprobar por todo lo dicho, ha sido la tónica habitual en la inmensa mayoría de los medios de comunicación tradicionales del Estado Español, exceptuando tal vez al diario Público, que en esta ocasión sí han mantenido claramente y con pocas ambigüedades una actitud de rechazo frontal respecto del Golpe. Además, aunque este análisis se ha basado en la prensa escrita, cualquiera que haya seguido las informaciones sobre el Golpe de Estado y los sucesos consecuentes a través de las principales cadenas televisivas españolas o las emisoras de radio con mayor audiencia, sabrá que el tratamiento que se ha dado a las noticias referidas a estos acontecimientos ha sido exactamente el mismo que aquí se está denunciando, e incluso peor. Los medios españoles pro-imperialistas han vuelto a demostrar así, una vez más, de qué lado están, en que parte de la trinchera mediática combaten, aunque en esta ocasión, en una actitud más cobarde que otra cosa, se han cuidado mucho de hacerlo público por la vía directa.

Aún así, la coincidencia de los puntos analizados con el discurso emitido de manera oficial por el gobierno golpista y usurpador del señor Micheletti es más que evidente. El apoyo podemos decir que ha sido un apoyo encubierto, pero apoyo claro al fin y al cabo. O, mejor dicho, ha sido un apoyo, sin más. De eso no debe cabernos la más mínima duda. Por tanto, los medios imperialistas se han vuelto a poner del lado de los golpistas y en contra de una democracia en la que no creen y nunca creerán salvo para usarla como coartada en defensa de sus intereses y del bienestar de sus negocios. Los amos vuelven a ordenar qué hacer, y los periodistas lacayos, las prostitutas de la información, vuelven a obedecer sin rechistar y hasta con gusto. Es la misma historia de siempre. Y todavía hay quien se atreve a llamarlo libertad de expresión, y nos hace comulgar con los cuentos de la libertad de prensa. Libertad sí, pero para mentir, engañar, manipular, falsear la realidad y hacerle el juego a los golpistas y los intereses de los poderes fácticos. Todo lo demás son milongas.


http://www.pedrohonrubia.com/


Fuente: www.rebelion.org



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