René Tamayo
Comicios presidenciales del próximo domingo en la República Bolivariana sellarán el curso definitivo de la historia regional
CARACAS.— Matemáticamente, los comicios presidenciales del próximo domingo en Venezuela son una victoria cantada para el chavismo, dicen los estudios de opinión. Alrededor de una decena de encuestadoras locales y foráneas hablan indistintamente de una brecha de entre ocho y más de 20 puntos a favor del candidato socialista: el presidente encargado Nicolás Maduro.
Históricamente, también. Analistas dicen que si en la última década los gobiernos de izquierda en América Latina triunfaron en todas las elecciones (solo fueron derrocados por golpes de Estado militares o parlamentarios —Honduras y Paraguay), no ha de ser distinto aquí, independiente de que Chávez ya no esté.
Oscar Laborde, coordinador del Consejo Consultivo de la Sociedad Civil de la Cancillería Argentina, defendió la tesis en declaraciones a reporteros cubanos en la reciente reunión del Grupo de Trabajo del Foro de Sao Paulo, celebrada en Caracas.
Están los ejemplos de Rafael Correa en Ecuador, Daniel Ortega en Nicaragua y Evo Morales en Bolivia. Los tres han logrado la continuidad del proyecto del Socialismo del Siglo XXI.
Correa y Daniel fueron recién revalidados por el voto popular; y Evo es el favorito para los comicios del 2014. Ha de contarse, además, las 17 votaciones —de diversa índole, jurisdicciones y poderes— que ganó Chávez en 14 años.
Sobre el cambio de mando en Venezuela, Laborde ejemplificaba con un Brasil y un Lula da Silva entregando el batón a Dilma Rousseff; una Argentina con Néstor Kirchner haciendo lo mismo con Cristina Fernández, y un Uruguay donde Tabaré Vázquez colocó la banda presidencial al guerrillero José Mujica.
En Brasil se augura que el próximo año Rousseff repita, y en Uruguay, que Mujica pueda retornar la banda a Tabaré o a otro progresista... Laborde lleva razón. Ningún país donde se han establecido gobiernos liberadores en los últimos 15 años, incluido los caribeños (estos con algún flujo y reflujo, pero no determinantes), han perdido el poder por vía electoral.
Por último, emotivamente, los comicios presidenciales del próximo 14 de abril en Venezuela también serían ganados por el chavismo. Psicosocialmente hablando, la mayor prueba ha sido la despedida que aún continúa dando el pueblo al líder de la Revolución Bolivariana tras su fallecimiento el 5 de marzo.
La derecha o el «delirium tremens»
El actual proceso electoral sobrevenido ha estado signado por abundantes denuncias de las fuerzas revolucionarias respecto a maniobras desestabilizadoras de la derecha local y transnacional. No obstante, amén de la avasalladora agresividad verbal y mediática mostrada por los dos principales modelos de país, ha sido una campaña relativamente tranquila.
Si a veces parece más violenta, es por el afán de la derecha —en especial de su candidato, Henrique Capriles Radonski— de dar la sensación de que Venezuela «se está derrumbando».
No es algo al azar. Constituye un bien pensado guión de campaña. El primer objetivo está dirigido a generar entre el voto duro de la derecha, que supera los cuatro millones de electores, la idea —que a veces parece más un «delirium tremens»— de victoria, a fin de que todos salgan a votar, y de paso entusiasmar a su electorado ambivalente.
El pasado octubre, durante recorridos de JR por los centros de votación, especialmente en las parroquias y barriadas antichavistas de la Gran Caracas —el Distrito Capital y parte de Miranda y Vargas— pudimos constatar una gran sensación de victoria entre la derecha, y era con Chávez en liza. Entonces, el tema de la salud del líder bolivariano constituía el acicate para el voto opositor. Ahora, con su ausencia, será parecido.
El segundo ítem del agresivo proselitismo de la reacción es generar incertidumbre en el electorado chavista, no para cambiar su voto, sino para paralizar al sector inseguro o menos consciente: evitar que salga a ejercer su derecho al sufragio.
Sin embargo, no hay ningún indicio —tácito o calculable— que señale una derrota de la Revolución. Según los analistas, la historia está trazada. La ventaja de las fuerzas progresistas es irremontable. De hecho, desde que Chávez asumió el poder en 1999, poco ha podido hacer la contrarrevolución de forma exitosa.
Voto heroico
A pesar del manto de incertidumbre que los medios transnacionales se empeñan en desplegar sobre los resultados de los comicios del 14 de abril (14-A), la derecha solo tendría posibilidad si en estos siete días ocurriera un hecho extraordinario —de gran repercusión— que conmocionara a la sociedad venezolana y el Gobierno Bolivariano no supiera afrontarlo con prontitud y eficacia; algo que parece bastante improbable.
En Venezuela la oposición no gana elecciones; las gana o las pierde el chavismo. ¿Podría la Revolución fracasar ahora?
El pasado 7 de octubre (7-O), el presidente Hugo Chávez se agenció 8 191 132 boletas (el 55,07 por ciento de los votos), y el candidato de la derecha se echó en el bolsillo 6 591 304 (44,31 por ciento del electorado).
Ese es el rasero. Del 7-O al 14-A solo han pasado seis meses. Las cosas no van a cambiar. ¿Dónde está la amenaza para el chavismo? En la abstención. En que las fuerzas revolucionarias no vayan a votar en masa el próximo domingo.
El 7 de octubre salió a sufragar casi el 82 por ciento del electorado venezolano. Pocas veces en la historia continental —donde el voto es voluntario— hubo tanta participación (solo Ecuador y Correa la emularon en febrero de 2013).
¿Pasará ahora algo igual? Creo que no. La participación será muy alta, pero difícilmente alcance los números de octubre.
Eso sí, el próximo 14 de abril la oposición va a acudir con prontitud y en número a las urnas. A partir de los cálculos del «voto duro» y el «voto seguro», Capriles Radonski está en capacidad de obtener más de seis millones de boletas. El voto chavista, en tanto, tendrá que ubicarse por los ocho millones si quiere ganar con comodidad y no dejar lugar a dudas.
Nunca antes, la construcción revolucionaria exigió tanto la participación consciente, pacífica y militante de las masas populares. La ausencia de su líder histórico debe compulsar a las mayorías bolivarianas a ejercer sus derechos democráticos.
Las elecciones del próximo domingo sellarán el curso definitivo de la historia local y regional. Si algo hemos aprendido en los últimos años es que no puede subvalorarse la fuerza del pueblo, que aquí está más viva que nunca. Mi tesis de que «en Venezuela la oposición no gana elecciones; las gana o las pierde el chavismo», estará de nuevo a prueba el 14 de abril.
Semana de encuestas
La semana que terminó fue muy agitada en Venezuela. Además de las campañas de los principales candidatos a la presidencia, las casas encuestadoras ocuparon buen tiempo de la prensa nacional y extranjera. Ofrecemos algunos de los criterios de un grupo de ellas y sus principales directivos (las cifras pueden variar en los próximos días; no así las tendencias):
•Hinterlaces: Prevé triunfo de Nicolás Maduro en todos los escenarios. El Presidente Encargado aventaja en 17 puntos al derechista Henrique Capriles Radonski. El director de la firma, Oscar Schemel, estima que el reto del chavismo será movilizar a sus electores, porque «los pobres votan menos que las clases medias y los adultos menos que los jóvenes».
•Consultores 30.11: La intención de voto hacia Maduro es de 52,8 por ciento; para Capriles, 38,6 por ciento. El 52,3 por ciento de los entrevistados expresó estar muy de acuerdo con la construcción de una Venezuela socialista; 30,5 por ciento, en desacuerdo. En criterio del director de la encuestadora, Germán Campos, «el 14 de abril será una ratificación de lo que ocurrió el 7 de octubre, donde no solo se trató de respaldar un liderazgo (a Chávez) sino el modelo de sociedad asociado a ese liderazgo pero que lo trascendió».
•Grupo de Investigaciones Sociales Siglo XXI (GIS-XXI): Nicolás Maduro ganará en todos los escenarios. Aventaja al candidato de la derecha en diez puntos. El vocero de la encuestadora, Jesse Chacón, considera, no obstante, que el chavismo no llegará a los diez millones de votos a que aspira. Sobre la asistencia a las urnas: «va a ser superior a la de las presidenciales del 2006 —que fue de 74 por ciento—, pero inferior a la del 7 de octubre, que llegó a 82 por ciento».
•International Consulting Services (ICS): Al momento de aplicar el sondeo, 56,9 por ciento de los consultados daría su voto al Presidente Encargado, mientras que 41,1 por ciento estaba a favor de Capriles.
•Datin Corp.: Nicolás Maduro: 45 por ciento de la preferencia; Henrique Capriles: 37 por ciento, para un margen de ocho puntos. Sobre la percepción de quién será el ganador, 61 por ciento estima que Maduro será electo presidente constitucional. Solo 26 por ciento dio una posibilidad al derechista.
•Instituto Venezolano de Análisis de Datos (Ivad): Diferencia de 18 puntos a favor del Presidente Encargado.
•Datanálisis: Según su más reciente sondeo conocido —de unas semanas atrás—, Maduro contaba con 53,1 por ciento de la intención de voto y Capriles, con 35,6 por ciento.
•Kratos Consultoría Politológica: En una encuesta aplicada a los sectores juveniles, la firma estimó que 50,50 por ciento de este sector apoya a Maduro, mientras que a Capriles tiene el respaldo del 34,76 por ciento de ese grupo etáreo.
René Tamayo /
internac@juventudrebelde.cu
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