Por Artistas en Resistencia
Es difícil ver a Honduras desde nuestras profundidades internas en función de un gran contexto latinoamericano, entender lo que nuestra lucha en resistencia significa en relación a otros pueblos que bajo gobiernos de izquierda, centro izquierda, con fuertes tintes de populismo en algunos casos, sosteniendo políticas neoliberales muchas veces, pero al final de cuentas, construyendo de a poco oportunidades diferentes para sus gentes, y convirtiéndose en procesos que representan o pueden llegar a representar si se profundizan, una enorme amenaza para el Imperio que busca seguir el ensayo de los golpes, cada vez con menos éxito, gracias a las voces populares que logran pasar de la denuncia a la acción, e inundan las calles insurreccionalmente ante el intento, como sucedió recientemente en Ecuador.
Honduras no es menor sorpresa para el Imperio, ya demuestra la olla destapada del Wikileaks que hay bastante peste escondida, pero sobre todo luego de más de un año de lucha popular pacífica en resistencia, continuamos siendo una fuerza política importante a lo interno y un importantísimo referente de resistencia a nivel latinoamericano y mundial.
Con menores planas en la media corporativa mundial y sus patéticos reproductores locales, Honduras y la constante violación a los derechos humanos, lo inamovible que siguen siendo los personajes y la institucionalidad que dio el golpe de estado el 28 de junio del 2009, en el actual régimen de facto, mantienen al país en constante denuncia desde los miles de medios alternativos que en el mundo comienzan ya a tener fuerza en los poquitos que en suma, van logrando romper esos enormes cercos mediáticos que a punta de silencio y mentiras, según convenga, están en clara desligitimización.
Si volvemos al panorama interno, en función de lo que representamos en esas otras dimensiones de la lucha, encontrar la forma de llegar a “pactos políticos” entre las diferentes corrientes de pensamiento que no encontramos ni los espacios a lo interno del FNRP para la discusión, ni la forma de hacer bloque y por lo tanto fuerza entre quienes cuestionamos, no solo la ruta a seguir, sino los tiempos y sobre todo los mecanismos de representación, de voz y voto que hagan del FNRP una verdadera plataforma de convergencia política y no el espacio desde donde se miden fuerzas y se pretenden replicar las formas del poder para controlar y abusar, entonces habremos forjado de nuevo una victoria para lo que efectivamente nos hizo converger en la diferencia, revertir el golpe en primera instancia y luego desnudar y terminar con esa clase política oligárquica, capitalista retrógrada, golpista, machista, feudal, asesina, fundamentalista, racista, y todos los enunciados que le califican como el terrible enemigo que es, en común y para todas y todos los que conformamos el FNRP, orgánica y de manera independiente e individual.
Era normal que quienes conforman el FNRP y vienen de militancia o simpatía partidaria electoral, estén hablando de Comisiones Políticas, de consultas populares donde el tema se agote en un sí o un no por el proceso electoral, de Frentes amplios con fines electorales, es normal porque esa es su naturaleza, sus estructuras y sus lógicas de organización y funcionamiento son esas, se trabaja para el corto plazo, para llevar al candidato y si tenemos suerte, la candidata, para que ocupe un curul, para que “nos represente” en el Congreso Nacional y para que se “presidentee” como se dice en el argot popular.
Lo que es completamente contra natura es la alianza que organizaciones y sectores que hubiésemos asumido en lógicas mas largoplazistas, sobre todo por la radicalidad de sus discursos, verles ahora repetir el discurso de la política tradicional, y lo que antes era en sus lenguajes, una masa que había que “conducir para que pensara” ahora es “sabia” y a la base de su “sabiduría” irán por la vía electoral.
Si los líderes y lideresas de esos sectores que hacen política desde la lógica partidaria enarbolan la contienda electoral como la vía en forma y tiempo no es de extrañarse, pero si extraña ver a sectores supuestamente de izquierda no partidaria torciendo las palabras para que tengan cabida en un destiempo y una cosa amorfa como son las reglas del juego bajo el que pretenderán someter la respuesta de la “sabiduría popular”.
No cabe duda que la intervención en el proceso electoral, en estas condiciones, llevará a un gran retroceso en el camino de la resistencia popular, legitimando a un régimen golpista, y habilitando a nivel internacional el reconocimiento del mismo, lo que hasta ahora se había venido evitando por parte de numerosos países del continente. Si la resistencia legitima al continuismo golpista, deja sin argumentos a los sectores populares que han venido defendiendo la no incorporación de Honduras al sistema de relaciones internacionales. En lo interno, esto llevará a confundir aún más a los sectores populares que vienen en la calle movilizándose y denunciando el continuismo golpista.
La intervención en el proceso electoral, será una vuelta atrás en la formación de una subjetividad que apunte a profundizar el proceso político hacia formas de resistencia más complejas. Pero es cierto también, que la división del Frente Nacional de Resistencia Popular, significaría un duro golpe, que habilitaría, de todas formas, la legitimación del régimen. ¿Qué hacer entonces? ¿Cómo resolver la tensión entre la denuncia de los posicionamientos que apuntan a desmovilizar y a retrotraer el proceso político hondureño, y la necesidad de no retroceder de los niveles de unidad alcanzados en la resistencia al golpe? ¿Cómo hacer para que todo el prestigio nacional e internacional logrado por el FNRP y nuestra resistencia, por la entereza de nuestros caídos y caídas, por la continua movilización de un pueblo en lucha, no quede desarticulada en un proceso de fragmentación que nos despedace no sólo políticamente, sino también personalmente?
Ese es el panorama real, quienes dirigen el FNRP de manera provisional desde hace más de seis meses y ahora empujan por la vía electoral, y del otro lado, una importante cantidad de organizaciones del movimiento social con representatividad suficiente, cuestionando dos cosas, que hay que separar para lograr salir del atolladero, una es la forma vertical, tradicional, patriarcal, racista, clasista, y otros errores, en que se toman las decisiones a lo interno del FNRP y la otra la definición del camino, de los tiempos de esos caminos, de la forma en que leemos los contextos para tomar decisiones sobre los caminos a tomar.
Es tan retórico hablar de “auto convocatoria”, como ha sido hablar de la Asamblea Nacional Constituyente popular, participativa, incluyente y refundacional por la que hemos venido luchando, como lo fue “la consulta de Mel”, como retórico es hablar de un mundo mejor, de la inequidad que traslapa nuestras luchas, como retórico es hablar de la construcción de poder popular, y todas esas retóricas terminologías han sido el lenguaje común de quienes hacemos resistencia, no desde el golpe, sino desde siempre y todas las grandes masas que se sumaron a ese retórico discurso de a golpe, de lo fuerte que fue ese tortazo de amanecer sin luz, con helicópteros sobrevolando, con renuncias falsas, con almas llenas de incertidumbre llegando por inercia, mas que por razonamientos políticos, frente a Casa Presidencial ese glorioso día en el que conformamos miles de hondureñas y hondureños, el Frente Nacional de Resistencia Popular.
Quizás sea el tiempo de reconocer los tiempos de cada fuerza, y reconocernos “humana y civilizadamente”, entendiendo que hay una importante fuerza dentro del FNRP que quiere construirle pies y cabeza a ese discurso retórico para que no se vuelva solo meta, sino camino para que quienes le apostamos a esa lucha de largo plazo, de toda la vida, busquemos congruencia en nuestras vidas mismas, e iremos leyendo materialismo histórico, junto a feminismo, y escucharemos a nuestros compas gays y lesbianas al tiempo que dejaremos de comer comida chatarra, y dejaremos de oír reggaetón que denigre a las mujeres, al tiempo que estudiaremos marxismo, y las mujeres perderemos el miedo a denunciar la violencia, al tiempo que los hombres pierdan el miedo a demostrar afecto y cuando reconozcan que es el miedo a perder sus privilegios los que les hace asumir rechazo al feminismo, y mientras tanto esta forma de lucha podrá en algún momento comprometer su ejercicio ciudadano del voto en función de las propuestas que logren construir nuestras y nuestros otros compas, pero al mismo tiempo este lado del FNRP seguirá hablando de desmilitarización, de la no mercantilización de los recursos y los seres humanos en esta tierra, y habremos caminado quienes hagan campaña política, como quienes votemos nada mas y quienes nos comprometamos individual y organizativamente a esas otras luchas mas largoplazistas, reconociendo que son “pactos políticos” en función de un misma meta y camino, en tiempos diferentes, es cierto, pero no porque la gran masa no sea sabia, sino porque las construcciones sociales que conocemos de alcanzar “poder” es a través de las reglas y las formas que el sistema nos ha ofrecido, que son las elecciones partidarias, y esas deconstrucciones sociales también pueden ser un camino para quienes decidamos estar en ese lado de la fuerza, sin deslegitimar a quienes por el momento comprometan su energía en ese otro camino.
Si ese “pacto político” se construye, mi enemigo dejará de ser un compañero o compañera en resistencia con quien no coincido coyunturalmente, y va a ser de nuevo un oligarca, un machista, un depredador, un violador, un empresario voraz; y el FNRP y la lucha de resistencia del pueblo hondureño aportará en función de la gran batalla latinoamericana, la sabiduría popular de haber entendido quién es el verdadero enemigo, el imperialismo norteamericano y sus títeres locales que garantizan la nefasta reproducción de este sistema patriarcal, racista e irrespetuoso de todas las diversidades que lo conformamos.
No es nuestra costumbre atrevernos a decir, a dejar en el papel muchas ideas que a lo mejor puedan contradecirse, pero que cumplen, de eso si tenemos seguridad, el deber de “hacer ruido”, de provocar discusión, de contribuir a abrir esos espacios que no han querido abrirse a lo interno, pero en un tono mas honesto, más cotidiano, más como lo hablamos en la informalidad porque es bien obvio que más allá de los tiempos y los caminos, es tiempo singular de RESISTENCIA y de hacer de la Honduras un aporte a la LATINOAMERICA en resistencia de la que formamos parte y de la hemos generado, por nuestra propia lucha, tal expectativa.