El intento de golpe de Estado en Ecuador para derrocar al presidente Rafael Correa parece estar fracasando, pero aún hay un amplio margen de incertidumbre, mientras el mandatario ecuatoriano esté sitiado en el Hospital de la Policía, en Quito, por los policías sublevados.
Esta asonada de la policía y, según se especula, con apoyo de algunos militares, pone de relieve la constante amenaza a los gobiernos democráticos de América Latina dedicados a mejorar las condiciones económicas y sociales de sus pueblos y a reafirmar la independencia nacional.
Para la mayoría de los líderes democráticos latinoamericanos, este episodio golpista, aunque en apariencia motivado por inconformidad de la policía con una nueva Ley de Servicio Público que restringe beneficios a los policías, es, en realidad, ofensiva contra el régimen democrático.
El propio presidente Correa, desde donde se encuentra sitiado, ha dicho que este golpe de Estado venía preparándose desde hace varios meses por parte de la oposición “porque no nos han podido ganar en las urnas”.
La insurrección desde su comienzo se presentó en varias ciudades importantes, entre ellas Guayaquil, donde “predomina el caos”, y cortó las vías de acceso a la capital ecuatoriana. Sin embargo, el alto mando de las Fuerzas Armadas y de la Policía ha declarado su lealtad al presidente de la República.
La valentía del presidente Correa, que se abrió de pecho retando a los golpistas a que le dispararan:” ¡Si quieren matar al Presidente, mátenme… pero este presidente seguirá haciendo lo que tiene que hacer!”, ha sido determinante en este enfrentamiento, que, en todo sentido, afecta por entero al continente americano.
Por lo pronto, la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) de inmediato se ha pronunciado en apoyo del presidente Correa y del Estado de Derecho por declaraciones de los presidentes que integran este organismo, a estas horas reunidos por convocatoria del secretario general, el ex-presidente argentino Néstor Kirchner.
La Organización de Estados Americanos (OEA) también se ha pronunciado, por unanimidad de sus miembros, en repudio del intento de golpe de Estado en Ecuador, que es “una agresión contra el orden democrático, la institucionalidad y el Estado de Derecho”.
El presidente del Parlamento Amazónico, Eddy Gómez, ha declarado que este golpe de Estado “es una confabulación solapada que pretende encubrirse con reivindicaciones sociales… Estamos seguros de ello, este golpe que se ha fraguado tiene conexión con sectores ‘halcones’, como sucedió en Honduras cuando se derrocó al presidente Manuel Zelaya”.
El pueblo ecuatoriano está unido y dispuesto a defender al presidente Correa y el régimen democrático del que es líder. Sin duda el presidente Correa cuenta, asimismo, con el respaldo de los pueblos de América y del mundo entero, como efectivamente ha ocurrido en relación con el caso de Honduras, que ahora pudiera tener visos de precedente.
Fuente: tiempo.hn
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