lunes, 10 de mayo de 2010

Análisis del análisis de los cien días… el de Yani y del otro

Rodolfo Pastor Fasquelle

Llaman la atención los sendos comunicados, publicados con ocasión del cumplimiento de los 100 días, que se considera que hay que guardarle de cortesía a un nuevo gobernante. Aunque el documento que firman Yani Rosenthal (y una veintena de diputados liberales) es muy superior al otro, pusilánime e incoherente, de los golpistas activos, que tienen secuestrados los sellos del partido, ambos tienen denominadores comunes que es fuerza señalar. Aparte, es decir de coincidir en la fecha para el análisis, como recurso vergonzante y atávico para hacer crítica ahora, ¡once meses después!

Podemos coincidir con mucho de lo que dice el documente titulado “Análisis de 100 días”, producto –supuestamente- de la deliberación de ex ministros liberales. A saber, que el actual gobierno: no ha podido reactivar la economía; no ha encontrado una política de seguridad, cuando la actual está colapsada; no ha podido formular siquiera, no digamos socializar un programa social, que escape a la dadiva partidarista (y ha minimizado las instituciones que, para esos fines, establece la ley) ni ha cubierto las obligaciones que empezaban a expresar un compromiso con la educación democrática (la matricula gratis y merienda escolar) y que no tiene más política educativa que la de hostilizar a los gremios. Que se ha desprestigiado, con escándalos de abuso de poder que rayan en el ridiculo y “manoseo de la ley”, como tilda al evento bizarro en que la Gaceta imprimió una redacción del paquetazo, distinta de la determinada por el congreso.

“Análisis de 100 días” luego señala que ha habido una pésima gestión y administración pública, echando por tierra avances que hubo en la administración anterior, los que el régimen pretendió ocultar con una patraña. Que el fisco abusa con más fuerza que antes de sus víctimas que son la mayoría, sin tocar los intereses de las minorías privilegiadas. Pero como nadie representa a la mayoría, no hay problema. O al menos no hay solución, hasta que llegue la constituyente.

Aunque tímidamente, este documento señala asimismo la corrupción. Que hay una piñata con el botín de la hacienda pública, a cuya fiesta sólo han sido invitados los financistas del grupo en el poder. (¡Y esa es la gran pena que muchos tienen!) Y por supuesto que eso es corrupción.

No dice ninguno de los documentos, para ser cautos, que no ha habido represión. No mencionan la intimidación y los asesinatos de periodistas y los selectivos de opositores, aunque se queje Yani, de la “violencia general que cobra a diario 16 víctimas mortales”. Ninguno de los documentos. Y ese es el problema con gente, que no quiere decirle pan al pan y vino al vino, por miedo y por ansias de quedar bien con dios y con el diablo, argumentando ser “prácticos”; pero no parecen darse cuenta de que por esa vía justifican y legitiman la política de derechos humanos del gobierno, que es la de negar los abusos. Y se vuelven colaboracionistas.

Ambos documentos omiten lo esencial. Ninguno dice que lo primero que hay que señalar sobre la administración Lobo es que no ha superado la situación creada por el golpe, porque no ha querido negociar con el interlocutor correcto (sino que anda tratando de seducir –la idea es un insulto- al caudillo para que traicione a la gente) y porque es demasiado cobarde o débil para plantear la constituyente inevitable, aunque tampoco la descarte. Señalar que el actual gobierno es resultado de un golpe y, aunque es obligado reconocerlo, porque está ahí y tiene recursos legales, carece de legitimidad para gobernar con eficacia. (Solo hace falta ver como el lobismo ha reciclado a los cuadros del micheletismo, más otros de antes, militares y cuadros del colaboracionismo liberal y ver que incluso el documento de Yani quiere hacer participes a los golpistas.) De modo que no quedan obligados a reconocer la única salida, aunque insinúan cobardemente una anuencia, por si acaso.

Cualquier análisis de buena fe tiene que empezar por cuestionar (aunque no las ignore) las elecciones, que la inmensa mayoría de los electores y de las fuerzas sociales repudiaron, elecciones bajo represión armada en la calle y un aparato (¿por qué les dirán de “inteligencia” a estos?) que reprimía a la prensa y a la oposición organizada, una elección que según el embajador de EEUU ha sido “la más democrática de nuestra historia”, patraña con la que colaboraron varios de estos caballeros diputados firmantes del “Análisis” y que ninguno de ellos ha denunciado.

Quien sabe porque tampoco aborda uno ni otro documento la calamitosa situación de nuestras relaciones internacionales, con una gran cantidad de países hermanos y estratégicos, que se rehúsan a seguir las consignas del gringo, quien no se atrevería a levantarles la mano, como a los chiquitos y dependientes en derredor! Eso es lo que ilustra el reciente desaire del Presidente Lobo, quien tuvo que declinar una invitación para asistir a la reunión de jefes de estado en España, cuando los paises dignos de UNASUR anunciaron que, si llegaba él, no participarían. Para nada resuelve ese dilema externo, la formación de una comisión “de la verdad” constituida por funcionarios de dos países aliados de la internacional golpista durante la crisis y dos rectores de una universidad nacional colapsada, a la que gobierna el Partido Nacional.

Hubiera sido demasiado pedir que cualquiera de estas facciones del desaparecido partido liberal, otrora orgullosamente el más grande del istmo, se preocupara por asuntos de la cultura, y de una política cultural que remató la desarticulación de los cuadros técnicos, recortó el presupuesto y condonó anomalías administrativas, para desembocar en la atonía total. A ninguno de estos analistas le importa un bledo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario