Recientemente se ha desatado un escándalo internacional en torno a una serie de paquetes financieros que el conocido terrateniente hondureño Miguel Facussé esta gestionando con diferentes instituciones púbicas y privadas a nivel mundial. El monto llega a varias decenas de millones de dólares (1), pero en realidad se desconoce la magnitud de los proyectos que, a través del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) de la Naciones Unidas, (2) se otorga a la beneficiaria Corporación Dinant con el propósito de contrarrestar el impacto de las emisiones de carbono mayormente producidas en el norte industrial, uno de los grandes proyectos dentro del marco del protocolo de Kioto, criticado por vender el derecho a contaminar sin combatir el problema de real. Debido a las numerosas denuncias de violaciones de derechos humanos en el Bajo Aguan, algunas de estas instituciones han anunciado el termino de estos proyectos como el caso de la financiera alemana DEG o el gigante energético europeo Electricité de France S. A. (EDF), constituyendo un golpe al proyecto de expansión de Palma Africana de Miguel Facussé. Pero aun falta ver la capacidad de cabildeo de la resistencia internacional para convencer al Banco Mundial, al BID y al gobierno británico entre otros para detener estos proyectos, este ultimo respondió un llamado de varias organizaciones expresando que aun necesita “evaluar si acciones ulteriores por parte del gobierno británico serian apropiadas” en una carta de Abril de 2011 mientras el MDL se reunía en Bangkok.
Pero ¿Qué hay detrás de todo esto? Más allá de las violaciones a los derechos humanos ¿En primer lugar, por qué seria ecológicamente amigable invertir en un proyecto de Palma Africana en Honduras? ¿Cómo se relaciona la injusticia al cultivo de la Palma?
Los proyectos de biomasa no solo producen energía que sigue siendo contaminante, como los bio-carburantes, sino que para producir esa biomasa se usan tierras de gran fertilidad en lugar de ser empleadas para producir alimentos en el contexto de la crisis alimentaria que ha repuntado de nuevo este año, y de la cual occidente principalmente culpa a China por el aumento en su consumo de carnes.
En medio de la crisis de Dinant la prensa local hondureña citó a Miguel Facussé promoviendo la idea que “necesitamos sembrar más palma para combatir la crisis petrolera” y sugiriendo que Honduras tendría que aumentar a unas 300,000 a 500,000 hectáreas su área de producción de Palma Africana en los próximos años. Actualmente existen alrededor de 90,000 hectáreas. En realidad los prestamos en el marco del MDL están sirviendo para financiar esa expansión, al mismo tiempo que el aparato mediático internacional repite que los biocombustibles son una fuente de energía ecológica o “verde”, insistiendo en lo que muchas organizaciones ambientalistas llaman “falsas soluciones” al cambio climático ya que no reducen las emisiones totales de CO2 de los países industrializados.
Por otro lado, los grandes ganadores de la crisis financiera de 2008 fueron los especuladores de alimentos (Financieras de Wall Street) y las corporaciones agroalimentarias (Cargill, Monsanto etc.) que comenzaron a especular con “commodities” en cantidades nunca vistas (3), subiendo a más de 900 millones la cifra de personas que viven con hambre en el mundo. Mientras los funcionarios de la FAO a nivel mundial se dedican a pronunciar verdades incompletas y siempre pronuncian la palabra China en sus primeras oraciones. Poco se habla de cómo la soberanía alimentaria de los países del sur se ve más amenazada por la retención de las exportaciones de granos desde Norteamérica y Europa Occidental que usan ahora para producir bio-carburantes, cuando ya se había creado la dependencia debido a los cuestionados subsidios, y en gran parte también por la falta de acceso a los medios de producción por parte de los hambrientos del mundo que en su mayoría son habitantes rurales.
En Honduras, el Cultivo de Palma Africana, se remonta a los años 70’s cuando las cooperativas de la Reforma Agraria se formaron y después de pocos meses dejaron el cultivo de granos básicos para producir Palma y su subproducto aceite, entrando en una dinámica de agro-exportación, ingreso de divisas y economía de mercado. El auge de la Palma contribuyó a la formación de grandes empresas conformadas a su vez por cooperativas de primero y segundo grado como Coapalma y Hondupalma.
Lo que se tiende a obviar en el proceso de Reforma Agraria es que ese cambio fue impuesto, primeramente por los técnicos de la FAO dirigidos por Clodomir Santos de Morais, y muy probablemente por los técnicos economistas de USAID en las formulaciones de los proyectos principales y periféricos, en un momento que el gobierno gozaba de gran popularidad por su estructurado plan de desarrollo en el que la Reforma Agraria tenía no solo un rol central sino que era observada con admiración por la totalidad de la opinión pública hondureña. Nadie iba a cuestionar que los préstamos para introducir la Palma Africana provenían del Banco Interamericano de Desarrollo y otras agencias internacionales que en aquel momento gozarían de mayor prestigio, sobre todo entre los teóricos del paradigma estructuralista quienes probablemente miraban este proceso como apoyo al modelo de industrialización por sustitución de importaciones (ISI).
Los técnicos del INA justifican la introducción de la Palma con situaciones climáticas y de adaptación del cultivar a las condiciones de la costa norte de Honduras en general. Pero aun hoy en día encontramos proyectos de desarrollo implementados por subsidiarias de USAID como Technoserve para el apoyo al sector palmero de cooperativas conformadas en el Bajo Aguan. También aun hoy en día, se usan los mismos postulados para defender el cultivo de la Palma y se obliga a las nuevas Empresas Asociativas Campesinas ( ya no se promueve el cooperativismo) a plantar Palma Africana como garantía de pago por la recuperación de las tierras por parte del INA, como sugerido por la Ley de Modernización del Sector Agrícola de 1992.
Esto nos dice que si bien la Reforma Agraria era un derecho que se le concedió a Honduras para desmovilizar movimientos armados para la liberación nacional, este no iba a ser manejado de una manera completamente soberana y la Palma, fuente de riqueza campesina, también representaba una vía para balancear el acceso a aceites ricos en energía al norte industrial, que en ese momento promovía proyectos palmeros en varios países del sur, sobre todo en América Latina, África Occidental y Malasia e Indonesia en el Sudeste asiático. Las instituciones de desarrollo internacional tienen una larga trayectoria en imponer o privilegiar a los cultivos de agro-exportación o externo (cash crops), por sobre los cultivos para consumo familiar o interno (food crops) para así proveer de materias primas baratas y procesarlas en mercancías mucho más caras que a su vez exportan al sur global, como el Chocolate. Cuando estas materias primas suben de precio las alarmas de la cooperación internacional suenan e introducen en algunos países proyectos millonarios para convertir a Honduras, por poner un ejemplo, en el principal productor de Cacao de América Central, o a Vietnam, en el principal productor de Café del Sudeste asiático etc y así prevenir que los precios se disparen demasiado.
Siguiendo con la Palma, en los años 60s en Colombia, cerca de 18,000 hectáreas de Palma Africana fueron plantadas. Hoy Colombia se ha convertido en el primer productor de Palma del continente Americano, y ahora 35% de su producto se exporta como bio-combustible. En 2006, la Federación de Productores de Palma, FEDEPALMA, reportó que el cultivo de la palma africana se estaba expandiendo a un millón de hectáreas. Esta expansión ha sido financiada, en parte, por la Agencia Internacional de Desarrollo de los Estados Unidos (USAID) (4).
Por otra parte, el gobierno de Barak Obama acaba de nombrar a una especialista en bio-combustibles como embajadora de ese país para Honduras, Lisa Kubiske, una especialista en ciencia, agricultura y negocios; Kubiske fue condecorada con el Honor Superior del Departamento de Estado por sus esfuerzos en el sector de la cooperación en bio-combustibles entre los Estados Unidos y Brasil. Annie Bird, explica en un reciente artículo como extrañamente se nombra una embajadora sin experiencia previa en ese puesto para un país en conflicto central como es Honduras y su relación con el plan agro-energético.
Una alternativa al monocultivo
Para ilustrar lo anteriormente discutido analizamos el caso de el grupo de mujeres “10 de Junio” del Jardín Clonal, en San Juan Pueblo, formado por 5 EACPs (Empresa Asociativa Campesina de Producción) con un total de 53 familias. El grupo, muy citado incluso a nivel internacional, se encuentra en la actualidad en un dilema entre seguir diversificando su producción agrícola que se compone de hortalizas de patio, legumbres y tubérculos, granos básicos y ganadería vacuna sin tener posesión legal sobre las tierras, o aceptar un préstamo de alrededor de un millón de lempiras opción que el INA les da como requisito para otorgar la titulación de las tierras (69 has) ya que éste les sirve como garantía de pago; los fondos servirían para plantar la totalidad del área que les pertenece con Palma Africana. Los técnicos del INA de la región de Atlántida dicen que solo con Palma Africana podrá el grupo pagar las tierras recuperadas en el marco del decreto 18-2008 (que ahora se encuentra derogado). Sin embargo, ha surgido una discusión al interno del grupo; hay varias miembros que no ven con buenos ojos sembrar más palma, ya que en las casi 70 hectáreas viven al menos 300 personas y es más conveniente para su sobrevivencia sembrar productos de consumo familiar y vivir de lo que les provee la agricultura diversificada en lugar de comprar productos en el mercado con dinero efectivo. Doña Elia Román ilustra lo que el INA les está sugiriendo “Los técnicos del INA vinieron aquí a decir que tenemos que sembrar toda la tierra con Palma, pero yo le digo al grupo que si vamos a aceptar ese dinero será para comprar más tierra y no para sembrar Palma aquí, en este pedacito que tenemos, porque la Palma nos va a afectar y nos vamos a quedar sin nuestros alimentos. Ellos dicen que con la Palma vamos a poder pagar la tierra al gobierno y que si seguimos con granos y tubérculos no vamos a poder pagar y vamos a perder las tierras”.
En realidad, para el grupo, los ingresos de la Palma serian muy bajos para lograr una canasta básica. Esto lo saben porque ya cultivan 10 hectáreas de Palma Africana, que también fue sugerida hace más de 5 años por el INA, y los ingresos que de las cosechas han obtenido no son suficientes. Para cubrir las necesidades de una familia rural se necesitan al menos 14 manzanas de Palma Africana (5) y se sabe que son suficientes 5 manzanas de agricultura diversificada para el mismo fin, sin contar con el factor de la fluctuación de precios del fruto y del aceite de la palma que lo dicta el mercado internacional o las amenazas de plagas que azotan más fuertemente al monocultivo que a los cultivos tradicionales por estar en ecosistema diversificado.
Este es uno de los raros casos en donde se puede observar de manera real una pequeña batalla entre el monocultivo propuesto por el mundo corporativo (que en este caso usa al INA como promotor), el nuevo actor representado por el mundo de los créditos de carbono, y la agricultura basada en sistemas campesinos diversificados, que los científicos de la resistencia mundial han podido conceptualizar durante el último quinquenio con el a veces abstracto nombre de Soberanía Alimentaria.
En este contexto, la institucionalidad cubana de la década de los 80s descubrió a tiempo que el monocultivo del azúcar había causado un gran problema para la economía de esa nación caribeña, un problema que se hizo más evidente durante el periodo especial de los años 90s. Desde entonces, la nación se vio inmersa en una era de cambios estructurales sin precedentes, reubicando y actualizando a todos los trabajadores agropecuarios, pero sobre todo en la destrucción de un paradigma de desarrollo a sustituir por uno nuevo, hacia la conversión, que continua hasta hoy, a un sistema de producción basado en los principios de la agro-ecología, de la diversificación, de la potenciación de los recursos locales, de la autosuficiencia y del uso de los conocimientos campesinos ancestrales. Para ello, todo el aparato estatal, y sobre todo, los centros de investigación científica, de la formación vocacional rural y la educación media y universitaria del sector, están viviendo una transformación radical (6).
Queda así al descubierto cómo la lucha por la tierra en Honduras, y la catástrofe humana que conlleva, se encuentra en un marco estructural mucho más complejo de lo que pensábamos, en donde la imposición del cultivo de Palma Africana representa un anzuelo para después, el pez, ser ingerido por la voracidad del capitalismo salvaje y se coloca muy lejos de representar cualquier solución válida.
El ejemplo cubano, también conocido como la última reforma agraria del siglo XXI, es el único que en la actualidad se puede citar como soberano a nivel mundial y aunque aun hoy no puede prescindir de las importaciones estratégicas de alimentos; éste ha proporcionado un camino claro y decisivo hacia sistemas alimentarios que brindan justicia a la sociedad. En Honduras, existe actualmente un retroceso en ese camino, en donde la Palma Africana nos lleva un callejón sin salida, lleno de violencia y otras injusticias.
Notas
(1) En US$; Banco Mundial 15 millones, BID 7 millones, DEG 20 millones, EDF 20 millones y el Gobierno Británico 30 millones.
(2) UNFCCC United Nations Framework Convention on Climate Change - Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático
(3) Telesur, Mesa Redonda, Jueves 21 de abril de 2011. UNAM / Food Rebellions, Erik Holt Gimenez y Raj Patel, Food First Institute, Oakland, California, 2009.
(4) http://en.wikipedia.org/wiki/Palm_oil
(5) Conversaciones en el Instituto Nacional Agrario.
(6) Agricultura Sostenible y Resistencia; Transformando la Producción de Alimentos en Cuba. Fernando Funes, Luis Garcia, Martin Bourque, Nilda Perez y Peter Rosset. Co-publicado por Food First Books, Asociación Cubana de Extensionistas Agrícolas y Forestales, Centro para el Estudio de la Agricultura Sostenible de la Universidad Nacional Agraria de La Habana (UNAH).
Nuestra fuente: Los Necios
Pero ¿Qué hay detrás de todo esto? Más allá de las violaciones a los derechos humanos ¿En primer lugar, por qué seria ecológicamente amigable invertir en un proyecto de Palma Africana en Honduras? ¿Cómo se relaciona la injusticia al cultivo de la Palma?
Los proyectos de biomasa no solo producen energía que sigue siendo contaminante, como los bio-carburantes, sino que para producir esa biomasa se usan tierras de gran fertilidad en lugar de ser empleadas para producir alimentos en el contexto de la crisis alimentaria que ha repuntado de nuevo este año, y de la cual occidente principalmente culpa a China por el aumento en su consumo de carnes.
En medio de la crisis de Dinant la prensa local hondureña citó a Miguel Facussé promoviendo la idea que “necesitamos sembrar más palma para combatir la crisis petrolera” y sugiriendo que Honduras tendría que aumentar a unas 300,000 a 500,000 hectáreas su área de producción de Palma Africana en los próximos años. Actualmente existen alrededor de 90,000 hectáreas. En realidad los prestamos en el marco del MDL están sirviendo para financiar esa expansión, al mismo tiempo que el aparato mediático internacional repite que los biocombustibles son una fuente de energía ecológica o “verde”, insistiendo en lo que muchas organizaciones ambientalistas llaman “falsas soluciones” al cambio climático ya que no reducen las emisiones totales de CO2 de los países industrializados.
Por otro lado, los grandes ganadores de la crisis financiera de 2008 fueron los especuladores de alimentos (Financieras de Wall Street) y las corporaciones agroalimentarias (Cargill, Monsanto etc.) que comenzaron a especular con “commodities” en cantidades nunca vistas (3), subiendo a más de 900 millones la cifra de personas que viven con hambre en el mundo. Mientras los funcionarios de la FAO a nivel mundial se dedican a pronunciar verdades incompletas y siempre pronuncian la palabra China en sus primeras oraciones. Poco se habla de cómo la soberanía alimentaria de los países del sur se ve más amenazada por la retención de las exportaciones de granos desde Norteamérica y Europa Occidental que usan ahora para producir bio-carburantes, cuando ya se había creado la dependencia debido a los cuestionados subsidios, y en gran parte también por la falta de acceso a los medios de producción por parte de los hambrientos del mundo que en su mayoría son habitantes rurales.
En Honduras, el Cultivo de Palma Africana, se remonta a los años 70’s cuando las cooperativas de la Reforma Agraria se formaron y después de pocos meses dejaron el cultivo de granos básicos para producir Palma y su subproducto aceite, entrando en una dinámica de agro-exportación, ingreso de divisas y economía de mercado. El auge de la Palma contribuyó a la formación de grandes empresas conformadas a su vez por cooperativas de primero y segundo grado como Coapalma y Hondupalma.
Lo que se tiende a obviar en el proceso de Reforma Agraria es que ese cambio fue impuesto, primeramente por los técnicos de la FAO dirigidos por Clodomir Santos de Morais, y muy probablemente por los técnicos economistas de USAID en las formulaciones de los proyectos principales y periféricos, en un momento que el gobierno gozaba de gran popularidad por su estructurado plan de desarrollo en el que la Reforma Agraria tenía no solo un rol central sino que era observada con admiración por la totalidad de la opinión pública hondureña. Nadie iba a cuestionar que los préstamos para introducir la Palma Africana provenían del Banco Interamericano de Desarrollo y otras agencias internacionales que en aquel momento gozarían de mayor prestigio, sobre todo entre los teóricos del paradigma estructuralista quienes probablemente miraban este proceso como apoyo al modelo de industrialización por sustitución de importaciones (ISI).
Los técnicos del INA justifican la introducción de la Palma con situaciones climáticas y de adaptación del cultivar a las condiciones de la costa norte de Honduras en general. Pero aun hoy en día encontramos proyectos de desarrollo implementados por subsidiarias de USAID como Technoserve para el apoyo al sector palmero de cooperativas conformadas en el Bajo Aguan. También aun hoy en día, se usan los mismos postulados para defender el cultivo de la Palma y se obliga a las nuevas Empresas Asociativas Campesinas ( ya no se promueve el cooperativismo) a plantar Palma Africana como garantía de pago por la recuperación de las tierras por parte del INA, como sugerido por la Ley de Modernización del Sector Agrícola de 1992.
Esto nos dice que si bien la Reforma Agraria era un derecho que se le concedió a Honduras para desmovilizar movimientos armados para la liberación nacional, este no iba a ser manejado de una manera completamente soberana y la Palma, fuente de riqueza campesina, también representaba una vía para balancear el acceso a aceites ricos en energía al norte industrial, que en ese momento promovía proyectos palmeros en varios países del sur, sobre todo en América Latina, África Occidental y Malasia e Indonesia en el Sudeste asiático. Las instituciones de desarrollo internacional tienen una larga trayectoria en imponer o privilegiar a los cultivos de agro-exportación o externo (cash crops), por sobre los cultivos para consumo familiar o interno (food crops) para así proveer de materias primas baratas y procesarlas en mercancías mucho más caras que a su vez exportan al sur global, como el Chocolate. Cuando estas materias primas suben de precio las alarmas de la cooperación internacional suenan e introducen en algunos países proyectos millonarios para convertir a Honduras, por poner un ejemplo, en el principal productor de Cacao de América Central, o a Vietnam, en el principal productor de Café del Sudeste asiático etc y así prevenir que los precios se disparen demasiado.
Siguiendo con la Palma, en los años 60s en Colombia, cerca de 18,000 hectáreas de Palma Africana fueron plantadas. Hoy Colombia se ha convertido en el primer productor de Palma del continente Americano, y ahora 35% de su producto se exporta como bio-combustible. En 2006, la Federación de Productores de Palma, FEDEPALMA, reportó que el cultivo de la palma africana se estaba expandiendo a un millón de hectáreas. Esta expansión ha sido financiada, en parte, por la Agencia Internacional de Desarrollo de los Estados Unidos (USAID) (4).
Por otra parte, el gobierno de Barak Obama acaba de nombrar a una especialista en bio-combustibles como embajadora de ese país para Honduras, Lisa Kubiske, una especialista en ciencia, agricultura y negocios; Kubiske fue condecorada con el Honor Superior del Departamento de Estado por sus esfuerzos en el sector de la cooperación en bio-combustibles entre los Estados Unidos y Brasil. Annie Bird, explica en un reciente artículo como extrañamente se nombra una embajadora sin experiencia previa en ese puesto para un país en conflicto central como es Honduras y su relación con el plan agro-energético.
Una alternativa al monocultivo
Para ilustrar lo anteriormente discutido analizamos el caso de el grupo de mujeres “10 de Junio” del Jardín Clonal, en San Juan Pueblo, formado por 5 EACPs (Empresa Asociativa Campesina de Producción) con un total de 53 familias. El grupo, muy citado incluso a nivel internacional, se encuentra en la actualidad en un dilema entre seguir diversificando su producción agrícola que se compone de hortalizas de patio, legumbres y tubérculos, granos básicos y ganadería vacuna sin tener posesión legal sobre las tierras, o aceptar un préstamo de alrededor de un millón de lempiras opción que el INA les da como requisito para otorgar la titulación de las tierras (69 has) ya que éste les sirve como garantía de pago; los fondos servirían para plantar la totalidad del área que les pertenece con Palma Africana. Los técnicos del INA de la región de Atlántida dicen que solo con Palma Africana podrá el grupo pagar las tierras recuperadas en el marco del decreto 18-2008 (que ahora se encuentra derogado). Sin embargo, ha surgido una discusión al interno del grupo; hay varias miembros que no ven con buenos ojos sembrar más palma, ya que en las casi 70 hectáreas viven al menos 300 personas y es más conveniente para su sobrevivencia sembrar productos de consumo familiar y vivir de lo que les provee la agricultura diversificada en lugar de comprar productos en el mercado con dinero efectivo. Doña Elia Román ilustra lo que el INA les está sugiriendo “Los técnicos del INA vinieron aquí a decir que tenemos que sembrar toda la tierra con Palma, pero yo le digo al grupo que si vamos a aceptar ese dinero será para comprar más tierra y no para sembrar Palma aquí, en este pedacito que tenemos, porque la Palma nos va a afectar y nos vamos a quedar sin nuestros alimentos. Ellos dicen que con la Palma vamos a poder pagar la tierra al gobierno y que si seguimos con granos y tubérculos no vamos a poder pagar y vamos a perder las tierras”.
En realidad, para el grupo, los ingresos de la Palma serian muy bajos para lograr una canasta básica. Esto lo saben porque ya cultivan 10 hectáreas de Palma Africana, que también fue sugerida hace más de 5 años por el INA, y los ingresos que de las cosechas han obtenido no son suficientes. Para cubrir las necesidades de una familia rural se necesitan al menos 14 manzanas de Palma Africana (5) y se sabe que son suficientes 5 manzanas de agricultura diversificada para el mismo fin, sin contar con el factor de la fluctuación de precios del fruto y del aceite de la palma que lo dicta el mercado internacional o las amenazas de plagas que azotan más fuertemente al monocultivo que a los cultivos tradicionales por estar en ecosistema diversificado.
Este es uno de los raros casos en donde se puede observar de manera real una pequeña batalla entre el monocultivo propuesto por el mundo corporativo (que en este caso usa al INA como promotor), el nuevo actor representado por el mundo de los créditos de carbono, y la agricultura basada en sistemas campesinos diversificados, que los científicos de la resistencia mundial han podido conceptualizar durante el último quinquenio con el a veces abstracto nombre de Soberanía Alimentaria.
En este contexto, la institucionalidad cubana de la década de los 80s descubrió a tiempo que el monocultivo del azúcar había causado un gran problema para la economía de esa nación caribeña, un problema que se hizo más evidente durante el periodo especial de los años 90s. Desde entonces, la nación se vio inmersa en una era de cambios estructurales sin precedentes, reubicando y actualizando a todos los trabajadores agropecuarios, pero sobre todo en la destrucción de un paradigma de desarrollo a sustituir por uno nuevo, hacia la conversión, que continua hasta hoy, a un sistema de producción basado en los principios de la agro-ecología, de la diversificación, de la potenciación de los recursos locales, de la autosuficiencia y del uso de los conocimientos campesinos ancestrales. Para ello, todo el aparato estatal, y sobre todo, los centros de investigación científica, de la formación vocacional rural y la educación media y universitaria del sector, están viviendo una transformación radical (6).
Queda así al descubierto cómo la lucha por la tierra en Honduras, y la catástrofe humana que conlleva, se encuentra en un marco estructural mucho más complejo de lo que pensábamos, en donde la imposición del cultivo de Palma Africana representa un anzuelo para después, el pez, ser ingerido por la voracidad del capitalismo salvaje y se coloca muy lejos de representar cualquier solución válida.
El ejemplo cubano, también conocido como la última reforma agraria del siglo XXI, es el único que en la actualidad se puede citar como soberano a nivel mundial y aunque aun hoy no puede prescindir de las importaciones estratégicas de alimentos; éste ha proporcionado un camino claro y decisivo hacia sistemas alimentarios que brindan justicia a la sociedad. En Honduras, existe actualmente un retroceso en ese camino, en donde la Palma Africana nos lleva un callejón sin salida, lleno de violencia y otras injusticias.
Notas
(1) En US$; Banco Mundial 15 millones, BID 7 millones, DEG 20 millones, EDF 20 millones y el Gobierno Británico 30 millones.
(2) UNFCCC United Nations Framework Convention on Climate Change - Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático
(3) Telesur, Mesa Redonda, Jueves 21 de abril de 2011. UNAM / Food Rebellions, Erik Holt Gimenez y Raj Patel, Food First Institute, Oakland, California, 2009.
(4) http://en.wikipedia.org/wiki/Palm_oil
(5) Conversaciones en el Instituto Nacional Agrario.
(6) Agricultura Sostenible y Resistencia; Transformando la Producción de Alimentos en Cuba. Fernando Funes, Luis Garcia, Martin Bourque, Nilda Perez y Peter Rosset. Co-publicado por Food First Books, Asociación Cubana de Extensionistas Agrícolas y Forestales, Centro para el Estudio de la Agricultura Sostenible de la Universidad Nacional Agraria de La Habana (UNAH).
Nuestra fuente: Los Necios
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