Silvestre Armijo, desde España, La Coruña
Conversando con mi viejo amigo Benny Fulford, un periodista canadiense especializado en investigaciones de inteligencia global, nuestra amistosa conversación desvariaba constantemente desde tópicos tan irreverentes como la mejor forma de lavar unos vaqueros para evitar que pierdan su tinte azuloso, adonde se prepara el mejor sushi del mundo, y la posibilidad de encontrar vida en otros planetas, hasta asuntos verdaderamente serios, como los mas recientes fenómenos geopolíticos que presentemente azotan nuestras sociedades alrededor del mundo.
Fue así como llegamos de pronto a Ecuador, e iniciamos una larga exposición de los asuntos que allí ocurrían, incluyendo el evidente intento de asesinar a Rafael Correa, Presidente Constitucional de la República del Ecuador, por parte de policías amotinados, o incluso, quizás, mercenarios infiltrados entre ellos, los cuales pudieron ser observados y descritos por los ciudadanos que los enfrentaron en su valiente intento de liberar al presidente secuestrado en el Hospital Metropolitano.
Los ciudadanos que se movilizaron para liberar al presidente con toda seguridad impidieron el magnicidio con su inquebrantable avance. Al ser consultados ellos describieron a ciertos hombres armados y encapuchados que portaban armas y equipo de comunicacion mas avanzados que los de los policías insurrectos a quienes ellos daban órdenes.
Es por ello que nos atrevemos a iluminar ciertos aspectos importantes que evidentemente están siendo ignorados por los medios corporativos, lo cual es causa de que lo vivido ayer en Ecuador no esté siendo comprendido a cabalidad por las audiencias latinoamericanas gracias al eficaz blanqueo de acciones terroristas en contra de los pueblos que realizan la absoluta mayoría de los medios corporativos en todos los países.
Pero lo cierto es que se trata de un intento de magnicidio, y el rastro apunta una vez más hacia las ya predecibles acciones encubiertas en las que se especializa la Agencia Central de Inteligencia, CIA, por sus siglas en inglés, del gobierno de los Estados Unidos de América.
El guión ya es conocido, y el que estamos observando en Ecuador es una adaptación del guión que se ideó para Honduras, el cual a pesar de haber logrado el objetivo de remover de su cargo al titular del poder ejecutivo mediante el uso de la fuerza militar, evidentemente no resultó según lo planeado gracias a, básicamente, la negativa de cierto jerarca militar hondureño de asesinar al Presidente José Manuel Zelaya.
En Honduras el guión preparado por la inteligencia estadounidense dictaba la desestabilización de la sociedad hondureña, para ser seguida de la puesta en escena de falsos disturbios violentos, como los protagonizados por el señor Alcalde de Tegucigalpa, Ricardo Álvarez, sobrino del infame genocida Gustavo Álvarez Martinez.
El Alcalde Álvarez, como uno de los principales dirigentes del golpe de estado contra el Presidente Zelaya, se encargaba de generar disturbios violentos, y existe plena evidencia de ello en forma de testimonios y fotografías. El Alcalde Álvarez enviaba a sus propios empleados en vehículos municipales a realizar atentados, incendiar buses, saquear supermercados, y hasta a poner bombas e implantar armas y droga en los domicilios de los integrantes del Frente de Resistencia que se levantó contra el golpe de estado militar contra el Presidente Zelaya.
Dado que las marchas del Frente Nacional de Resistencia Popular han sido siempre, hasta la fecha, sumamente pacíficas y acompañadas por madres de familia, niños, y ancianos, era inevitable que surgieran mentes monstruosas que intentaran implantar violencia con el objetivo de dañar la imágen pública, nacional e internacional, de los protestantes pacíficos aglutinados en el frente.
Y de eso se encargó en Tegucigalpa el Alcalde Álvarez, siguiendo los pasos de su malogrado tío paterno, aunque fracasó estrepitosamente en sus criminales intentos de mancillar la reputación pacifista del FNRP, dado que esa reputación se ha magnificado hasta la fecha, y para colmo de males, los fiscales de la Corte Penal Internacional ahora cuentan con testimonios por parte de algunos implicados en los diabólicos planes de este alcalde fascistoide y traidor.
Según el plan, dentro del caos y la anarquía que habrían de resultar, la ocasión propicia sería encontrada para asesinar a Zelaya, aprovechando que él gustaba de presentarse ante su pueblo con naturalidad y liberalidad, haciendo caso omiso de los protocolos establecidos para los dignatarios, gestos de dignidad que sus enemigos políticos calificaban como populistas en sus prostituidos paquines de alquiler.
El problema surgió cuando un jerarca militar cercano a Zelaya se negó por completo a asesinar a su Comandante General, e incluso envió tropas de otros regimientos a cercar el asalto mercenario de que fue víctima el Presidente Constitucional de la República de Honduras en su propia casa de habitación, en la cual lo acompañaba en esos momentos su hija menor, Xiomara Hortensia Zelaya, quien grabó en su celular el audio del horror que le tocó vivir aquella vil madrugada del 28 de Junio del 2009.
Lamentablemente, la escasa dignidad y la poca testosterona del militar arrepentido no le fue suficiente como para frustrar el golpe de estado contra su Comandante General, cosa que bien pudo haber hecho igual a como lo hicieron los militares ecuatorianos. Aún así, y a pesar de ese bochornoso acto de traición contra la patria que le vió nacer, este jerarca militar quizás, no lo sabemos a ciencia cierta, pero puede que quizás haya salvado la vida del Presidente Zelaya.
El guión vuelve a ser puesto en escena en Ecuador, con algunos refinamientos, o mejor dicho, con un refinamiento muy importante, el que aseguraría la cualidad furtiva de la operación, que pudo haber sido llamada 'Sin Correas' por los halcones de la CIA que planearon este nuevo ataque a la independencia de una nación soberana y de larga tradición de amistad con los Estados Unidos.
Esa cualidad principal de la operación era, simplemente, asegurar un golpe de estado táctico mientras estratégicamente se manifestaba estar luchando por otro objetivo diferente.
Esa es la diferencia principal del plan puesto en marcha contra Ecuador, a diferencia del que funcionó en Honduras, donde todo el ataque se dirigió directamente contra el titular del poder ejecutivo, con el propósito de etiquetarlo como 'golpeable'.
En Ecuador, no obstante, a pesar de todos los ataques mediáticos contra el Presidente Correa, la CIA y sus enemigos políticos fracasaron en su intento de etiquetarlo como 'golpeable', dada su enorme popularidad, que algunos especialistas calculan cercana al 75% de aprobación, una cifra sumamente alta para cualquier político alrededor del mundo.
Como Correa no es un presidente golpeable, entonces había que golpearle mientras el mundo miraba hacia otro lado.
Por eso los policías criminales se apresuraban a informar a la gente que su sublevación no era contra el Presidente Correa, si no que en contra de los recortes a sus ganancias y premios, lo cual resulta absurdo, sumamente absurdo si lo contemplamos con atención, si revivimos el momento, y nos aproximamos a una huelga o alzamiento, y los involucrados nos gritan de pronto '¡no, no lo estamos haciendo contra el presidente, solamente defendemos nuestros derechos!'
Nuestra respuesta primordial sería de estupor total, pues ¿por qué habríamos de pensar que una huelga o alzamiento se hace precisamente contra el presidente?
¿Quien acusaría a los alzados de semejante locura?
Está claro que esa manifestación textual específica de los policías era parte de un guión preestablecido, y que indicaba precisamente lo contrario, la revuelta sí era contra el presidente.
Y luego muchos otros cabezotas declaran inocentemente '¡pero que locura, si el que se fue a meter de improvisto al regimiento policial sublevado fue el presidente mismo, nadie podía saber que eso pasaría!'
Pero es que en esta edad malvada se nos hace menester aprender a pensar con claridad, y sobre todo, a sacarnos el chupete de la boca, si es que queremos en verdad comprender como se mueve el mundo.
¡Por supuesto que los policías amotinados sabían bien que el Presidente Correa llegaría hacia ellos!
¿Qué otra cosa más podían buscar?
¿En qué otro país del mundo se ha visto que agentes del órden público se encapuchen y salgan a quemar llantas a las calles para protestar?
¿Por qué no bastó sencillamente con declararse en huelga de brazos caídos y esperar a que la presión ciudadana ante la criminalidad desbordada fortaleciera sus demandas ante el gobierno?
¿Por qué los agentes del órden público decidieron golpear a los periodistas presentes, romper sus cámaras, e incluso secuestrar a los comunicadores, como hicieron con los periodistas de Telesur y la televisión estatal del Ecuador?
En pocas palabras ¿por qué tanta agresión demencial en una simple manifestación pública de reclamo en defensa de sus derechos?
La respuesta salta a la vista: su intención era precisamente atraer al Presidente Correa hacia el Regimiento Quito.
Durante su gestión presidencial el Presidente Correa se ha caracterizado por privilegiar el estilo que los estadounidenses llaman 'hands-on', es decir, hacer las cosas por sí mismo, en vez de enviar andanadas de burócratas a que resuelvan los problemas mientras él se dedica a jugar golf, al estilo W. Bush.
Era obvio que el Presidente Correa se apersonaría al lugar, era tan seguro como el destino que iba a solicitar el diálogo con los criminales insurrectos, y eso lo sabían muy bien los manipuladores de la CIA estadounidense, quienes planearon a la perfección el camino del titular del ejecutivo ecuatoriano hacia su propia trampa.
¿Y si el presidente no acudía?
Sencillo, las protestas de los policías amotinados continuarían en todo el país, y no es difícil imaginarse lo pronto que los saqueos y disturbios provocados por el vacío del órden público en las ciudades del país paralizarían la actividad económica y sumergirían a la nación entera en anarquía e ingobernabilidad. Para cuando los militares salieran a las calles la nación ecuatoriana ya estaría paralizada en medio de una ausencia de poder.
Por lo tanto, la apuesta de la CIA por la presencia del Presidente Correa no era en realidad de tan alto riesgo, pues un estudio del perfil psicológico de su persona daban una alta probabilidad de que el presidente, fiel a su estilo de liderazgo, pronto haría acto oficial de presencia ante los criminales policías.
Y allí entraba en juego el siguiente objetivo: neutralizar físicamente al Presidente de la República para provocar un vacío del poder ejecutivo en la nación.
Esto se evidencia en la inexplicable agresividad de los policías amotinados ante la presencia del Presidente Correa, la más alta autoridad de la nación.
Acá debemos observar algo muy importante: para estas alturas la enorme mayoría de los borregos en forma humana que constituimos las masas poblacionales de nuestros pueblos tomaremos con naturalidad el criminal asalto de que fue víctima el señor presidente ecuatoriano.
Es fácil imaginarnos abriendo la boca para colaborar con nuestras respectivas estupideces rematadas, tales como '¡Oh, pero si él se lo buscó! ¡Correa llegó a buscar pleito y lo encontró! ¡Ah, pero es que él se fue a meter allí, él tuvo la culpa! ¡Caramba, que es un hombre prepotente, mira que llegarse a los pobres policías para insultarlos!'
La lista de semejantes idioteces no tendría fín.
Para ello debemos vacunarnos con una buena dosis de realidad. El presidente de una nación en todo momento está investido de la autoridad ejecutiva legítima que el pueblo entero ha delegado en él, y en esa autoridad no hay lapsos, ni ante esta autoridad caben excusas de ninguna índole.
Por tanto, quien llegó al Regimiento Policial Quito no fue un simple hombre llamado Rafael Correa.
Quien llegó al lugar del motín policial bajo el manto de la autoridad que el pueblo ecuatoriano libremente delegó en él era nadie menos que el Excelentísimo Señor Presidente de la República del Ecuador.
Y desobedecer, ignorar, rechazar, y peor aún, atacar esa autoridad de forma personal y agresiva constituye un crímen de alta traición a la patria ecuatoriana, por no mencionar sedición e intento de cometer magnicidio.
Es por eso menester gritar a los cuatro vientos que no solo es inaceptable, si no tambien criminal, que policías amotinados se lancen a atacar violentamente al Señor Presidente de la República bajo justificaciones demenciales, como el que les disguste su estilo de gobernar, o la emotividad de su persona, o las decisiones ejecutivas que él toma a nombre del soberano pueblo ecuatoriano.
No se puede golpear a un presidente bajo ninguna excusa, punto.
Pero eso es precisamente lo que los policías amotinados hicieron en un acto de cobardía inaudita de una bajeza insultante para la patria ecuatoriana, cuanto más por provenir de agentes del órden público, los cuales no tuvieron ningún problema para atacar a su más alto comandante, un hombre que se tomó el peligroso costo de salirse de su cama de hospital, desobedeciendo los mandatos de sus doctores, para ir a resolver con ellos un problema.
Ese fue su pago ante la caballerosidad del Presidente Correa, recibir a un hombre convaleciente a golpes y con bombas lacrimógenas, y desobedecer la autoridad del pueblo ecuatoriano investida en él como presidente de la nación.
¿Por qué?
Bien, por que ese era el guión de la CIA, inhabilitar físicamente al Presidente Correa, para provocar un vacío temporal del poder ejecutivo, y junto con los ataques físicos y psicológicos de que fueron víctimas los miembros del gabinete de gobierno y los constituyentes de la Asamblea Nacional, paralizar al gobierno de la nación para forzar un golpe de estado técnico, utilizando a las poderosas organizaciones civiles fundadas por la Embajada de Estados Unidos para exigir la salida del poder del Presidente Correa, organizaciones que incluyen, tristemente, a los indígenas ecuatorianos.
Lo que sucedió despues, secuestrar al presidente en el Hospital Metropolitano, y tratar de asesinarlo durante su rescate es tan sólo el cierre funesto de una maquiavélica obra teatral puesta en escena por la CIA estadounidense en Ecuador.
¿Cómo sabemos eso?
Bien, sería pecar de inocente el tratar de ignorar que la señora Heather Hodges, Embajadora de Estados Unidos en Ecuador, es especialista en desestabilización social, lo cual no resulta nada raro considerando que la señora Hodges es una agente encubierta de la CIA, según esta lista secreta de agentes que ha sido revelada a través de Wikileaks.
Por cierto, y para ser puntillosamente honestos, yo no estaba al tanto de la existencia de dicha lista. Los documentos librados a Wikileaks constituyen millones de páginas de información secreta sobre las actividades furtivas de las agencias de inteligencia de Estados Unidos y su aparato militar en distintas partes del mundo, y sería imposible conocer todos esos contenidos en poco tiempo.
Para fortuna mía, mi viejo colega Benny sí sabe muy bien donde buscar cada cosa. Luego de que inadvertidamente mencioné el nombre de la Embajadora Hodges durante nuestra conversación sobre los asuntos ocurridos en Ecuador, Benny exclamó de pronto '¿Hodges? ¿Heather Hodges?'
A lo cual respondí 'bien, creo que ese es su nombre'.
'Espera un momento,' me dijo Benny, 'quiero revisar algo...'
Y luego me dijo que buscara en mi cuenta de email, la cual contenía la siguiente información:
Lo primero es la página oficial de la señora Hodges como Embajadora en Ecuador, la cual he traducido al español personalmente.
Heather Hodges tomó juramento en el Departamento de Estado como embajadora de EE.UU. en Ecuador el 15 de julio de 2008, llegó al Ecuador a principios de agosto, y presentó sus credenciales al presidente Rafael Correa, el 2 de octubre de 2008.
Antes de este nombramiento fue Subsecretaria Adjunta Principal en la Oficina del Director General. Se desempeñó como embajador de EE.UU. en Moldavia desde septiembre de 2003 a mayo 2006.
La Embajadora Hodges se unió al Servicio Exterior en 1980 y fue asignada a Caracas, Venezuela.
Después de Caracas, se desempeñó en Guatemala y más tarde en Washington, así como tambien en el Perú.
En 1987, la señora Hodges recibió la beca Pearson para trabajar en el Congreso de los EE.UU., donde fue asesor de la Subcomisión del Senado sobre Inmigración y Asuntos de los Refugiados.
En enero de 1989, se convirtió en Cónsul General en el Consulado de EE.UU. en Bilbao, España.
En 1991, regresó a Washington para servir como Director Adjunto de la Oficina de Asuntos Cubanos.
En 1993, la señora Hodges fue asignada a Managua, Nicaragua, como Jefe Adjunto de Misión.
Desde agosto 1996 hasta junio 1997, la Sra. Hodges participó en el Departamento de Estado Senior de Seminario, un programa de liderazgo para miembros selectos del Servicio Exterior.
Se desempeñó como Jefe Adjunto de Misión en Lima, Perú, entre julio de 1997 mayo de 2000 y también fue Jefe Adjunto de Misión en la Embajada de EE.UU. en Madrid, España, junio 2000-julio de 2003.
Antes de salir de España, el gobierno español concedió la señora Hodges la decoración en español de "Isabel la Católica - Encomienda de Número" por sus contribuciones al español y los Estados Unidos las relaciones.
Del mismo modo, el Gobierno de Moldova le entregó el Premio de Honor en 2006, y ese mismo año fue galardonada con un Premio al Servicio Meritorio Presidencial.
La Embajadora Hodges es nativa de Cleveland, Ohio. Ella tiene un B.A. en español en el Colegio de Santa Catalina, en St. Paul, Minnesota, y una maestría de la Universidad de Nueva York y habla español con fluidez.
A continuación la lista de agentes de inteligencia estadounidenses filtrada a Wikileaks por un agente alemán disidente, en cuyo lenguaje se encuentra escrita la lista.
Es interesante notar como Heather Hodges está plenamente identificada como agente de la CIA activa en España, mientras oficialmente trabajaba como diplomática en la Embajada de EUA en Madrid.
He iluminado el nombre de la señora Hodges con una línea, para facilitar su ubicación en la lista:
Spanien
Bradley R. Wride, Herbst 2004, CIA (Chief of Station)
Michael Butler, Frühjahr 2000, CIA
Colin M. Cleary, Frühjahr 2000, CIA
Heather M. Hodges, Frühjahr 2000, CIA
Stanley J. Joseph, Frühjahr 2000, CIA
Marc J. Meznar, Frühjahr 2000, CIA
Yvette Torres, Frühjahr 2000, DEA
En dicha lista Heather Hodges está plenamente identificada como una agente que comenzó su trabajo de inteligencia durante el otoño ('Frühjahr' en alemán) en el año 2000, el cual se corresponde durante se tiempo como diplomática adjunta a la Embajada de Estados Unidos en Madrid.
Esta información, aunada al conocimiento difundido sobre la participación de la señora Hodges en actividades furtivas de desestabilización en los diferentes países en los que ha estado, como en Moldovia, donde luego fue condecorada por las mismas personas a las que ella ayudó a asumir el poder, dejan plenamente establecida la participación de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense por medio de su agente secreto posando como Embajadora de Estados Unidos en Ecuador.
La carrera de esta monumental sembradora de muerte y destrucción ha sido bien investigada por el excelente periodista investigativo Jean Guy Allard, quien cita entre sus méritos los siguientes sabotajes contra naciones soberanas:
En esta pequeña muestra de un amplio curriculum vitae lleno de crímenes contra la humanidad puede apreciarse la enorme influencia que esta tremenda sembradora de muerte y destrucción hace bajo el mando de aquellos enfermos mentales que piensan que el mundo les pertenece.
Y es, por tanto, indudable que el fallido golpe de estado en Ecuador representa el trabajo profesional de la Embajadora Heather Hodges, pero tambien algo mucho más importante:
El reflejo perfecto de que los pueblos latinoamericanos no van a permitirle a los genocidas de la oligarquía mundial continuar controlando sus destinos.
Conversando con mi viejo amigo Benny Fulford, un periodista canadiense especializado en investigaciones de inteligencia global, nuestra amistosa conversación desvariaba constantemente desde tópicos tan irreverentes como la mejor forma de lavar unos vaqueros para evitar que pierdan su tinte azuloso, adonde se prepara el mejor sushi del mundo, y la posibilidad de encontrar vida en otros planetas, hasta asuntos verdaderamente serios, como los mas recientes fenómenos geopolíticos que presentemente azotan nuestras sociedades alrededor del mundo.
Fue así como llegamos de pronto a Ecuador, e iniciamos una larga exposición de los asuntos que allí ocurrían, incluyendo el evidente intento de asesinar a Rafael Correa, Presidente Constitucional de la República del Ecuador, por parte de policías amotinados, o incluso, quizás, mercenarios infiltrados entre ellos, los cuales pudieron ser observados y descritos por los ciudadanos que los enfrentaron en su valiente intento de liberar al presidente secuestrado en el Hospital Metropolitano.
Los ciudadanos que se movilizaron para liberar al presidente con toda seguridad impidieron el magnicidio con su inquebrantable avance. Al ser consultados ellos describieron a ciertos hombres armados y encapuchados que portaban armas y equipo de comunicacion mas avanzados que los de los policías insurrectos a quienes ellos daban órdenes.
Es por ello que nos atrevemos a iluminar ciertos aspectos importantes que evidentemente están siendo ignorados por los medios corporativos, lo cual es causa de que lo vivido ayer en Ecuador no esté siendo comprendido a cabalidad por las audiencias latinoamericanas gracias al eficaz blanqueo de acciones terroristas en contra de los pueblos que realizan la absoluta mayoría de los medios corporativos en todos los países.
Pero lo cierto es que se trata de un intento de magnicidio, y el rastro apunta una vez más hacia las ya predecibles acciones encubiertas en las que se especializa la Agencia Central de Inteligencia, CIA, por sus siglas en inglés, del gobierno de los Estados Unidos de América.
El guión ya es conocido, y el que estamos observando en Ecuador es una adaptación del guión que se ideó para Honduras, el cual a pesar de haber logrado el objetivo de remover de su cargo al titular del poder ejecutivo mediante el uso de la fuerza militar, evidentemente no resultó según lo planeado gracias a, básicamente, la negativa de cierto jerarca militar hondureño de asesinar al Presidente José Manuel Zelaya.
En Honduras el guión preparado por la inteligencia estadounidense dictaba la desestabilización de la sociedad hondureña, para ser seguida de la puesta en escena de falsos disturbios violentos, como los protagonizados por el señor Alcalde de Tegucigalpa, Ricardo Álvarez, sobrino del infame genocida Gustavo Álvarez Martinez.
El Alcalde Álvarez, como uno de los principales dirigentes del golpe de estado contra el Presidente Zelaya, se encargaba de generar disturbios violentos, y existe plena evidencia de ello en forma de testimonios y fotografías. El Alcalde Álvarez enviaba a sus propios empleados en vehículos municipales a realizar atentados, incendiar buses, saquear supermercados, y hasta a poner bombas e implantar armas y droga en los domicilios de los integrantes del Frente de Resistencia que se levantó contra el golpe de estado militar contra el Presidente Zelaya.
Dado que las marchas del Frente Nacional de Resistencia Popular han sido siempre, hasta la fecha, sumamente pacíficas y acompañadas por madres de familia, niños, y ancianos, era inevitable que surgieran mentes monstruosas que intentaran implantar violencia con el objetivo de dañar la imágen pública, nacional e internacional, de los protestantes pacíficos aglutinados en el frente.
Y de eso se encargó en Tegucigalpa el Alcalde Álvarez, siguiendo los pasos de su malogrado tío paterno, aunque fracasó estrepitosamente en sus criminales intentos de mancillar la reputación pacifista del FNRP, dado que esa reputación se ha magnificado hasta la fecha, y para colmo de males, los fiscales de la Corte Penal Internacional ahora cuentan con testimonios por parte de algunos implicados en los diabólicos planes de este alcalde fascistoide y traidor.
Según el plan, dentro del caos y la anarquía que habrían de resultar, la ocasión propicia sería encontrada para asesinar a Zelaya, aprovechando que él gustaba de presentarse ante su pueblo con naturalidad y liberalidad, haciendo caso omiso de los protocolos establecidos para los dignatarios, gestos de dignidad que sus enemigos políticos calificaban como populistas en sus prostituidos paquines de alquiler.
El problema surgió cuando un jerarca militar cercano a Zelaya se negó por completo a asesinar a su Comandante General, e incluso envió tropas de otros regimientos a cercar el asalto mercenario de que fue víctima el Presidente Constitucional de la República de Honduras en su propia casa de habitación, en la cual lo acompañaba en esos momentos su hija menor, Xiomara Hortensia Zelaya, quien grabó en su celular el audio del horror que le tocó vivir aquella vil madrugada del 28 de Junio del 2009.
Lamentablemente, la escasa dignidad y la poca testosterona del militar arrepentido no le fue suficiente como para frustrar el golpe de estado contra su Comandante General, cosa que bien pudo haber hecho igual a como lo hicieron los militares ecuatorianos. Aún así, y a pesar de ese bochornoso acto de traición contra la patria que le vió nacer, este jerarca militar quizás, no lo sabemos a ciencia cierta, pero puede que quizás haya salvado la vida del Presidente Zelaya.
El guión vuelve a ser puesto en escena en Ecuador, con algunos refinamientos, o mejor dicho, con un refinamiento muy importante, el que aseguraría la cualidad furtiva de la operación, que pudo haber sido llamada 'Sin Correas' por los halcones de la CIA que planearon este nuevo ataque a la independencia de una nación soberana y de larga tradición de amistad con los Estados Unidos.
Esa cualidad principal de la operación era, simplemente, asegurar un golpe de estado táctico mientras estratégicamente se manifestaba estar luchando por otro objetivo diferente.
Esa es la diferencia principal del plan puesto en marcha contra Ecuador, a diferencia del que funcionó en Honduras, donde todo el ataque se dirigió directamente contra el titular del poder ejecutivo, con el propósito de etiquetarlo como 'golpeable'.
En Ecuador, no obstante, a pesar de todos los ataques mediáticos contra el Presidente Correa, la CIA y sus enemigos políticos fracasaron en su intento de etiquetarlo como 'golpeable', dada su enorme popularidad, que algunos especialistas calculan cercana al 75% de aprobación, una cifra sumamente alta para cualquier político alrededor del mundo.
Como Correa no es un presidente golpeable, entonces había que golpearle mientras el mundo miraba hacia otro lado.
Por eso los policías criminales se apresuraban a informar a la gente que su sublevación no era contra el Presidente Correa, si no que en contra de los recortes a sus ganancias y premios, lo cual resulta absurdo, sumamente absurdo si lo contemplamos con atención, si revivimos el momento, y nos aproximamos a una huelga o alzamiento, y los involucrados nos gritan de pronto '¡no, no lo estamos haciendo contra el presidente, solamente defendemos nuestros derechos!'
Nuestra respuesta primordial sería de estupor total, pues ¿por qué habríamos de pensar que una huelga o alzamiento se hace precisamente contra el presidente?
¿Quien acusaría a los alzados de semejante locura?
Está claro que esa manifestación textual específica de los policías era parte de un guión preestablecido, y que indicaba precisamente lo contrario, la revuelta sí era contra el presidente.
Y luego muchos otros cabezotas declaran inocentemente '¡pero que locura, si el que se fue a meter de improvisto al regimiento policial sublevado fue el presidente mismo, nadie podía saber que eso pasaría!'
Pero es que en esta edad malvada se nos hace menester aprender a pensar con claridad, y sobre todo, a sacarnos el chupete de la boca, si es que queremos en verdad comprender como se mueve el mundo.
¡Por supuesto que los policías amotinados sabían bien que el Presidente Correa llegaría hacia ellos!
¿Qué otra cosa más podían buscar?
¿En qué otro país del mundo se ha visto que agentes del órden público se encapuchen y salgan a quemar llantas a las calles para protestar?
¿Por qué no bastó sencillamente con declararse en huelga de brazos caídos y esperar a que la presión ciudadana ante la criminalidad desbordada fortaleciera sus demandas ante el gobierno?
¿Por qué los agentes del órden público decidieron golpear a los periodistas presentes, romper sus cámaras, e incluso secuestrar a los comunicadores, como hicieron con los periodistas de Telesur y la televisión estatal del Ecuador?
En pocas palabras ¿por qué tanta agresión demencial en una simple manifestación pública de reclamo en defensa de sus derechos?
La respuesta salta a la vista: su intención era precisamente atraer al Presidente Correa hacia el Regimiento Quito.
Durante su gestión presidencial el Presidente Correa se ha caracterizado por privilegiar el estilo que los estadounidenses llaman 'hands-on', es decir, hacer las cosas por sí mismo, en vez de enviar andanadas de burócratas a que resuelvan los problemas mientras él se dedica a jugar golf, al estilo W. Bush.
Era obvio que el Presidente Correa se apersonaría al lugar, era tan seguro como el destino que iba a solicitar el diálogo con los criminales insurrectos, y eso lo sabían muy bien los manipuladores de la CIA estadounidense, quienes planearon a la perfección el camino del titular del ejecutivo ecuatoriano hacia su propia trampa.
¿Y si el presidente no acudía?
Sencillo, las protestas de los policías amotinados continuarían en todo el país, y no es difícil imaginarse lo pronto que los saqueos y disturbios provocados por el vacío del órden público en las ciudades del país paralizarían la actividad económica y sumergirían a la nación entera en anarquía e ingobernabilidad. Para cuando los militares salieran a las calles la nación ecuatoriana ya estaría paralizada en medio de una ausencia de poder.
Por lo tanto, la apuesta de la CIA por la presencia del Presidente Correa no era en realidad de tan alto riesgo, pues un estudio del perfil psicológico de su persona daban una alta probabilidad de que el presidente, fiel a su estilo de liderazgo, pronto haría acto oficial de presencia ante los criminales policías.
Y allí entraba en juego el siguiente objetivo: neutralizar físicamente al Presidente de la República para provocar un vacío del poder ejecutivo en la nación.
Esto se evidencia en la inexplicable agresividad de los policías amotinados ante la presencia del Presidente Correa, la más alta autoridad de la nación.
Acá debemos observar algo muy importante: para estas alturas la enorme mayoría de los borregos en forma humana que constituimos las masas poblacionales de nuestros pueblos tomaremos con naturalidad el criminal asalto de que fue víctima el señor presidente ecuatoriano.
Es fácil imaginarnos abriendo la boca para colaborar con nuestras respectivas estupideces rematadas, tales como '¡Oh, pero si él se lo buscó! ¡Correa llegó a buscar pleito y lo encontró! ¡Ah, pero es que él se fue a meter allí, él tuvo la culpa! ¡Caramba, que es un hombre prepotente, mira que llegarse a los pobres policías para insultarlos!'
La lista de semejantes idioteces no tendría fín.
Para ello debemos vacunarnos con una buena dosis de realidad. El presidente de una nación en todo momento está investido de la autoridad ejecutiva legítima que el pueblo entero ha delegado en él, y en esa autoridad no hay lapsos, ni ante esta autoridad caben excusas de ninguna índole.
Por tanto, quien llegó al Regimiento Policial Quito no fue un simple hombre llamado Rafael Correa.
Quien llegó al lugar del motín policial bajo el manto de la autoridad que el pueblo ecuatoriano libremente delegó en él era nadie menos que el Excelentísimo Señor Presidente de la República del Ecuador.
Y desobedecer, ignorar, rechazar, y peor aún, atacar esa autoridad de forma personal y agresiva constituye un crímen de alta traición a la patria ecuatoriana, por no mencionar sedición e intento de cometer magnicidio.
Es por eso menester gritar a los cuatro vientos que no solo es inaceptable, si no tambien criminal, que policías amotinados se lancen a atacar violentamente al Señor Presidente de la República bajo justificaciones demenciales, como el que les disguste su estilo de gobernar, o la emotividad de su persona, o las decisiones ejecutivas que él toma a nombre del soberano pueblo ecuatoriano.
No se puede golpear a un presidente bajo ninguna excusa, punto.
Pero eso es precisamente lo que los policías amotinados hicieron en un acto de cobardía inaudita de una bajeza insultante para la patria ecuatoriana, cuanto más por provenir de agentes del órden público, los cuales no tuvieron ningún problema para atacar a su más alto comandante, un hombre que se tomó el peligroso costo de salirse de su cama de hospital, desobedeciendo los mandatos de sus doctores, para ir a resolver con ellos un problema.
Ese fue su pago ante la caballerosidad del Presidente Correa, recibir a un hombre convaleciente a golpes y con bombas lacrimógenas, y desobedecer la autoridad del pueblo ecuatoriano investida en él como presidente de la nación.
¿Por qué?
Bien, por que ese era el guión de la CIA, inhabilitar físicamente al Presidente Correa, para provocar un vacío temporal del poder ejecutivo, y junto con los ataques físicos y psicológicos de que fueron víctimas los miembros del gabinete de gobierno y los constituyentes de la Asamblea Nacional, paralizar al gobierno de la nación para forzar un golpe de estado técnico, utilizando a las poderosas organizaciones civiles fundadas por la Embajada de Estados Unidos para exigir la salida del poder del Presidente Correa, organizaciones que incluyen, tristemente, a los indígenas ecuatorianos.
Lo que sucedió despues, secuestrar al presidente en el Hospital Metropolitano, y tratar de asesinarlo durante su rescate es tan sólo el cierre funesto de una maquiavélica obra teatral puesta en escena por la CIA estadounidense en Ecuador.
¿Cómo sabemos eso?
Bien, sería pecar de inocente el tratar de ignorar que la señora Heather Hodges, Embajadora de Estados Unidos en Ecuador, es especialista en desestabilización social, lo cual no resulta nada raro considerando que la señora Hodges es una agente encubierta de la CIA, según esta lista secreta de agentes que ha sido revelada a través de Wikileaks.
Por cierto, y para ser puntillosamente honestos, yo no estaba al tanto de la existencia de dicha lista. Los documentos librados a Wikileaks constituyen millones de páginas de información secreta sobre las actividades furtivas de las agencias de inteligencia de Estados Unidos y su aparato militar en distintas partes del mundo, y sería imposible conocer todos esos contenidos en poco tiempo.
Para fortuna mía, mi viejo colega Benny sí sabe muy bien donde buscar cada cosa. Luego de que inadvertidamente mencioné el nombre de la Embajadora Hodges durante nuestra conversación sobre los asuntos ocurridos en Ecuador, Benny exclamó de pronto '¿Hodges? ¿Heather Hodges?'
A lo cual respondí 'bien, creo que ese es su nombre'.
'Espera un momento,' me dijo Benny, 'quiero revisar algo...'
Y luego me dijo que buscara en mi cuenta de email, la cual contenía la siguiente información:
Lo primero es la página oficial de la señora Hodges como Embajadora en Ecuador, la cual he traducido al español personalmente.
Heather Hodges tomó juramento en el Departamento de Estado como embajadora de EE.UU. en Ecuador el 15 de julio de 2008, llegó al Ecuador a principios de agosto, y presentó sus credenciales al presidente Rafael Correa, el 2 de octubre de 2008.
Antes de este nombramiento fue Subsecretaria Adjunta Principal en la Oficina del Director General. Se desempeñó como embajador de EE.UU. en Moldavia desde septiembre de 2003 a mayo 2006.
La Embajadora Hodges se unió al Servicio Exterior en 1980 y fue asignada a Caracas, Venezuela.
Después de Caracas, se desempeñó en Guatemala y más tarde en Washington, así como tambien en el Perú.
En 1987, la señora Hodges recibió la beca Pearson para trabajar en el Congreso de los EE.UU., donde fue asesor de la Subcomisión del Senado sobre Inmigración y Asuntos de los Refugiados.
En enero de 1989, se convirtió en Cónsul General en el Consulado de EE.UU. en Bilbao, España.
En 1991, regresó a Washington para servir como Director Adjunto de la Oficina de Asuntos Cubanos.
En 1993, la señora Hodges fue asignada a Managua, Nicaragua, como Jefe Adjunto de Misión.
Desde agosto 1996 hasta junio 1997, la Sra. Hodges participó en el Departamento de Estado Senior de Seminario, un programa de liderazgo para miembros selectos del Servicio Exterior.
Se desempeñó como Jefe Adjunto de Misión en Lima, Perú, entre julio de 1997 mayo de 2000 y también fue Jefe Adjunto de Misión en la Embajada de EE.UU. en Madrid, España, junio 2000-julio de 2003.
Antes de salir de España, el gobierno español concedió la señora Hodges la decoración en español de "Isabel la Católica - Encomienda de Número" por sus contribuciones al español y los Estados Unidos las relaciones.
Del mismo modo, el Gobierno de Moldova le entregó el Premio de Honor en 2006, y ese mismo año fue galardonada con un Premio al Servicio Meritorio Presidencial.
La Embajadora Hodges es nativa de Cleveland, Ohio. Ella tiene un B.A. en español en el Colegio de Santa Catalina, en St. Paul, Minnesota, y una maestría de la Universidad de Nueva York y habla español con fluidez.
A continuación la lista de agentes de inteligencia estadounidenses filtrada a Wikileaks por un agente alemán disidente, en cuyo lenguaje se encuentra escrita la lista.
Es interesante notar como Heather Hodges está plenamente identificada como agente de la CIA activa en España, mientras oficialmente trabajaba como diplomática en la Embajada de EUA en Madrid.
He iluminado el nombre de la señora Hodges con una línea, para facilitar su ubicación en la lista:
Spanien
Bradley R. Wride, Herbst 2004, CIA (Chief of Station)
Michael Butler, Frühjahr 2000, CIA
Colin M. Cleary, Frühjahr 2000, CIA
Heather M. Hodges, Frühjahr 2000, CIA
Stanley J. Joseph, Frühjahr 2000, CIA
Marc J. Meznar, Frühjahr 2000, CIA
Yvette Torres, Frühjahr 2000, DEA
En dicha lista Heather Hodges está plenamente identificada como una agente que comenzó su trabajo de inteligencia durante el otoño ('Frühjahr' en alemán) en el año 2000, el cual se corresponde durante se tiempo como diplomática adjunta a la Embajada de Estados Unidos en Madrid.
Esta información, aunada al conocimiento difundido sobre la participación de la señora Hodges en actividades furtivas de desestabilización en los diferentes países en los que ha estado, como en Moldovia, donde luego fue condecorada por las mismas personas a las que ella ayudó a asumir el poder, dejan plenamente establecida la participación de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense por medio de su agente secreto posando como Embajadora de Estados Unidos en Ecuador.
La carrera de esta monumental sembradora de muerte y destrucción ha sido bien investigada por el excelente periodista investigativo Jean Guy Allard, quien cita entre sus méritos los siguientes sabotajes contra naciones soberanas:
- Heather Hodges es la ex-embajadora de EUA en Moldovia, un país que fue parte de la antigua URSS, donde se dedicó a exacerbar las diferencias de que este país tenía con Rusia por la región del Trans-Dniéster.
- Hodges se unió al Departamento de Estado "personal" en 1980 y fue asignada a Caracas, Venezuela, donde se dedicó a sostener a la corrupta oligarquía venezolana en el poder, construyendo las redes de corrupción entre oficiales de la Fuerza Armada Nacional que luego asesinarían a miles de civiles desarmados el 27 de Febrero de 1989, durante los disturbios conocidos como 'el Caracazo'.
- Más tarde se trasladó a Guatemala, donde pudo asistir el golpe de Estado que llevó al general Ríos Montt al poder, y a través de la complicidad de EUA acelerar la militarización del país, inmensas masacres de civiles se llevaron a cabo en este, el período más violento en la historia de Guatemala.
- Sus convicciones de extrema derecha le permitieron convertirse en el Director Adjunto de la Oficina del Departamento de Estado de Asuntos Cubanos en el año 1991, una responsabilidad directamente vinculados con las cruentas maquinaciones de la CIA.
- Llevó a cabo su trabajo en esta oficina de mala reputación en el Departamento de Estado durante el mismo período que la caída del campo socialista y la introducción de la ley Torricelli anticubana que promulgó la extraterritorialidad de la ley de EE.UU. en su bloqueo contra Cuba.
- En 1993, Hodges fue asignada a la Embajada de EE.UU. en Managua, Nicaragua, Ministro Consejero de la Misión durante el gobierno de Violeta Chamorro, en virtud del cual el banco central, las minas, el transporte, la sanidad y la educación fueron privatizadas y los índices de tráfico de drogas, el analfabetismo y la corrupción se dispararon.
En esta pequeña muestra de un amplio curriculum vitae lleno de crímenes contra la humanidad puede apreciarse la enorme influencia que esta tremenda sembradora de muerte y destrucción hace bajo el mando de aquellos enfermos mentales que piensan que el mundo les pertenece.
Y es, por tanto, indudable que el fallido golpe de estado en Ecuador representa el trabajo profesional de la Embajadora Heather Hodges, pero tambien algo mucho más importante:
El reflejo perfecto de que los pueblos latinoamericanos no van a permitirle a los genocidas de la oligarquía mundial continuar controlando sus destinos.
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