Antes que nada, quiero recordarle a la Resistencia que el Presidente Manuel Zelaya Rosales todavía se encuentra en el exilio y que el golpe todavía no ha sido derrotado. Últimamente han empezado a salir a la superficie aparentes y preocupantes divisiones dentro del movimiento de resistencia al golpe de estado. Hay quienes aseguran y enfatizan que no luchan por Mel sino por el regreso a la constitucionalidad y/o la constituyente. Estas personas olvidan que la constitucionalidad se perdió el momento que Mel fue derrocado, y que ni siquiera estaríamos hablando de una constituyente si no fuera por Mel. Bartolo Fuentes, miembro de la Resistencia , asegura que no se puede volver a la constitucionalidad si los delitos cometidos por los golpistas quedan impunes y que si Mel no castiga a los golpistas será mejor que no regrese y que “deje al pueblo que haga el esfuerzo de cumplirla por su cuenta”. ¿Realmente piensa el señor Fuentes que el pueblo logrará castigar a los golpistas sin el regreso de Mel? ¿Los tribunales y el congreso golpista se van a castigar a sí mismos mientras están en el poder?
Por otro lado, discusiones giran alrededor de las elecciones de noviembre. Muchos manifiestan su apoyo por el candidato independiente Carlos H. Reyes como la única opción anti-golpe. Algunos acusan al PUD de traidor por estar dispuesto a participar en las elecciones aun bajo el régimen golpista. Carlos Eduardo Reina, coordinador de Liberales en Contra el Golpe del Estado, declara que el setenta por ciento de los liberales no apoyan a Elvin Santos y por lo tanto el partido debe buscar su renuncia y reemplazarlo con otro candidato liberal porque “los liberales no van a votar por nadie que no sea un liberal”. Estas pláticas y desacuerdos dentro de la Resistencia son prematuros pues hablar de una campaña electoral abierta y de elecciones transparentes mientras continúe el régimen golpista en el poder es un sueño ya que ellos no sólo controlan los tres poderes del Estado sino que el Tribunal Supremo Electoral, los mayores medios de comunicación y las fuerzas de seguridad del país.
Por mucho que creamos o queramos creer que el regreso de Zelaya es “inminente” como él mismo viene asegurando desde hace varias semanas, la realidad es que todavía no regresa y el régimen golpista sigue tan intransigente como siempre pues ellos (los políticos vendidos, los grandes empresarios, las FFAA y los halcones de Washington) han apostado todo al golpe. Aunque la mayoría de los países de Latinoamérica han declarado que no reconocerían un gobierno producto de elecciones presididas por los golpistas, los EEUU, Japón, Canadá y hasta la Unión Europea han dado señales que estarían dispuestos a reconocer tal engendro, o sea estarían dispuestos a aceptar la perpetuación del golpe. No debemos olvidar que si Mel no regresa los golpistas saldrán victoriosos y es por eso que nada puede suceder sin antes derrotar el golpe: no se puede restaurar la constitucionalidad del país; no se puede convocar una constituyente; no se pueden castigar los delitos cometidos por los golpistas; y no se puede elegir a Carlos H. Reyes ni a ningún candidato anti-golpe de cualquier partido. Nada de esto puede suceder sin antes pasar por la re-institución del presidente libremente electo de Honduras, Manuel Zelaya Rosales, y la salida de los golpistas con el rabo entre las piernas.
Recientemente un miembro de la Resistencia declaró públicamente: “No soy melista, nunca lo he sido, ni nunca lo seré”. A él y a cualquiera que comparta aunque sea parcialmente su punto de vista quiero advertirles que la Resistencia no logrará sus objetivos a corto plazo ni sus metas al mediano y largo plazo sino es por medio del regreso, cuanto antes, de Mel. La alternativa, el continuismo del golpismo, es impensable y es por eso que en este momento histórico verdaderamente urge Mel. Es imprescindible—para todos los que nos oponemos al golpe de estado y a todo lo que representa—sentir que hoy Todos Somos Mel.
Fuente: hondurasparatodos.wordpress.com
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